Confesiones de un lobbista de Huawei en Bruselas

Bruselas (Euractiv.com/.es) – Valerio O., ex alto directivo de asuntos públicos de Huawei en Bruselas, se movía con soltura por las laberínticas instituciones de la Unión Europea (UE). Hoy está en el centro de una amplia investigación sobre presunta corrupción, en la cual las autoridades examinan si se cruzó la línea que separa el “lobby” del soborno.

En varias confesiones a las autoridades belgas a principios de este año, a cuyo contenido ha tenido acceso Euractiv y sus medios asociados belgas De Standaard y Le Vif, el lobbista esbozó cómo el gigante tecnológico chino trató de influir en la política de la UE aprovechando sus conexiones, supuestos pagos a través de intermediarios y sutiles gestos de gratitud, como champán, hoteles de lujo y entradas de fútbol.

Su testimonio ocupa ahora un lugar central en una investigación más amplia en curso sobre las prácticas de los grupos de presión en la capital administrativa de Europa, que sigue en fase preliminar. Ninguna de las personas y entidades mencionadas ha sido acusada aún y todas son presuntamente inocentes.

El caso se ha convertido rápidamente en una de las investigaciones sobre corrupción más reveladoras de la historia de la UE, con un alcance potencialmente mayor que el escándalo Catargate, en el cual se acusó a eurodiputados de aceptar dinero y regalos de agentes de Estados del Golfo.

Mientras que el escándalo Catargate puso de relieve la presencia de dinero extranjero en los pasillos del Parlamento, el caso Huawei llama la atención sobre los métodos de influencia más institucionalizados: consultorías de grupos de presión, redes políticas y la afinada maquinaria que sustenta la defensa de políticas en Bruselas.

En su núcleo hay un sistema que legaliza el acceso, enmascara los flujos de dinero y opera en la zona gris entre la diplomacia, los grupos de presión y la estrategia corporativa.

Los fiscales belgas están poniendo a prueba dónde acaba la representación legal y dónde empieza la influencia ilícita.

Hasta ahora, ocho personas (entre ellas Valerio O.) han sido acusadas preliminarmente de participar en una organización delictiva, blanqueo de capitales o corrupción. Las autoridades llevaron a cabo varias redadas en 21 lugares de tres países en relación con el caso.

Huawei no ha sido acusada de ningún delito y niega haber dado instrucciones a sus empleados para infringir la ley.

Un portavoz de la empresa en Bélgica explicó a Euractiv que «lamentablemente se ha descubierto que dos de sus empleados actuaron infringiendo las políticas de la empresa y la legislación local en vigor».

El portavoz añadió que la empresa ha cooperado con las autoridades judiciales y ha rescindido los contratos de las personas implicadas.

Un abogado que representa a Valerio O. declinó hacer comentarios, y la fiscalía belga tampoco se quiso pronunciar sobre la investigación en curso.

De asesor parlamentario a experto en lobbies

Con su pelo engominado y su sonrisa Colgate, Valerio O. era experto en abrir puertas en el Parlamento Europeo. Antes de incorporarse a Huawei como lobbista senior, pasó una década como asistente parlamentario de los eurodiputados, aprendiendo a desenvolverse en la escena política de Bruselas.

Esa red -cultivada a lo largo de años de votaciones nocturnas, cenas y cócteles– era exactamente lo que Huawei necesitaba ante la creciente hostilidad en Europa, dijo Valerio O. a los investigadores.

A finales de 2020, Huawei se volvió tóxica.

La creciente presión estadounidense y el aumento de la inquietud europea por los vínculos de Huawei con Pekín culminaron ese mismo año en Bruselas con una carta firmada por 41 eurodiputados en la cual se instaba a la Comisión Europea a prohibir que proveedores de alto riesgo como Huawei y su competidor chino ZTE recibieran financiación de la UE.

En aquel momento, la iniciativa se consideró una defensa de los intereses de Nokia, rival europea de Huawei.

Según la declaración de Valerio O. a la policía, su superior en Huawei reaccionó airadamente.

Asegura que la empresa respondió impulsando una contraofensiva que llevó a los eurodiputados a redactar y firmar una nueva carta -conocida internamente como la «Carta 5G»- que fue enviada en febrero de 2021 a los comisarios Margrethe Vestager, Thierry Breton y Valdis Dombrovskis. La misiva, que no nombraba directamente a Huawei, pedía un trato no discriminatorio en las decisiones sobre infraestructuras 5G y advertía contra el «racismo tecnológico».

Valerio O. dijo a los investigadores que la carta fue coordinada a petición de Huawei y redactada por el eurodiputado italiano Fulvio Martusciello (Forza Italia/PPE) y su antiguo asistente convertido en lobbista, Nuno W.M.

Valerio O. aseguró que los esfuerzos para promover la carta -incluida la obtención de firmas adicionales de otros legisladores antes de su publicación– estaban vinculados a pagos a Martusciello a través de consultorías de terceros y de su antiguo ayudante, Nuno W.M.. Esas afirmaciones no se han podido probar.

Pagos y apoderados

Las facturas revisadas por las autoridades belgas indican que contratistas de Huawei pagaron 45.590 euros al lobbista Nuno W.M. por servicios de «consultoría» y «mapeo de partes interesadas».

A continuación, Nuno W.M envió al menos 6.700 euros al eurodiputado Fulvio Martusciello, 1.000 euros a su asistente en Nápoles y casi 15.000 euros a un ayudante residente en Bruselas identificado como Adam M, según una orden de detención firmada por el juez instructor encargado del caso.

La policía sigue investigando la trascendencia jurídica de esas transferencias en el marco de una posible trama de corrupción. Tanto Nuno W.M. como Adam M. niegan haber cometido delito alguno y no están detenidos.

«Es sólo una fachada, estos ‘servicios de consultoría'», dijo Valerio O. a los investigadores, alegando que Huawei mantuvo deliberadamente su nombre fuera de las transacciones financieras. «Utilizan intermediarios. Huawei nunca asume riesgos», subrayó.

Martusciello ha negado haber cometido irregularidades.

«Coordiné y firmé la llamada ‘Carta 5G’ porque creía sinceramente que abordaba una cuestión legítima e importante», comentó, al tiempo que añadió que nunca solicitó ni recibió compensación por ninguna actividad política.

Por otra parte, admitió haber compartido públicamente la carta en una de sus cuentas en las redes sociales «con total transparencia», aunque el post ya ha sido borrado.

En su testimonio ante los investigadores anticorrupción belgas, Valerio O. alegó que Martusciello formaba parte de un grupo de eurodiputados que, en su opinión, llevaba a cabo prácticas corruptas de manera habitual.

«No hace nada gratis», comentó Valerio O. «Forma parte del grupo de eurodiputados para los que la corrupción está en su ADN. Cuando ven una oportunidad, la aprovechan», agregó.

Según el testimonio de Valerio O. a los investigadores belgas, Martusciello no sólo participó en la redacción de la llamada «Carta 5G», sino que también desempeñó un papel a la hora de conseguir más firmantes.

«Este tipo me dijo que dijera a mis jefes que su ayuda tenía un precio… El precio dependería del número de firmantes», explicó Valerio O, y agregó que cuando transmitió ese mensaje a su superior de Huawei, la respuesta fue escueta: «De acuerdo, adelante».

No obstante, esas acusaciones no han sido corroboradas. Los fiscales belgas han presentado un suplicatorio de suspensión de la inmunidad parlamentaria de Martusciello. No se han presentado peticiones de este tipo en relación con otros firmantes de la carta.

Champán, fútbol e influencia

Los regalos no acababan en las cartas, según el testimonio de Valerio O. En su ordenador, la policía encontró un archivo titulado «Regalos de Navidad», que clasificaba a los funcionarios de la UE por valor percibido.

El ex lobbista de Huawei alegó que los objetivos de alto nivel recibían botellas de champán; otros recibían cajas de productos de cuidado de la piel «Rituals», todos por debajo de 150 euros, el umbral establecido por las normas éticas del Parlamento. En la práctica, admitió Valerio O., la mayor parte del champán nunca pasó de su nevera.

Más eficaces, en su opinión, eran las atenciones sociales: asientos en el palco corporativo del estadio de fútbol RSC Anderlecht, adquiridos por 50.000 euros al año, donde los invitados disfrutaban de vino blanco y hamburguesas, según declaró a la policía.

Los investigadores descubrieron que entre los invitados se encontraban los eurodiputados Nicola Minchev, Daniel Attar y otro ex eurodiputado, a quien Euractiv prefiere no nombrar, por el momento. La imagen de Huawei estaba tan dañada, aseguró Valerio O., que esos eventos eran a menudo la única forma de conseguir una reunión.

Los fiscales belgas han solicitado el levantamiento de la inmunidad parlamentaria tanto de Minchev como de Attard en relación con la investigación.

Contactados por Euractiv y sus colaboradores, Attard, socialista maltés, y Minchev, liberal búlgaro, admitieron haber asistido a un partido en el estadio del Anderlecht, pero dijeron desconocer que la invitación procedía de Huawei.

El ex eurodiputado aseguró que asistieron «a título privado» y añadió: «No vi -y sigo sin ver- nada objetable al respecto».

Subrayaron que nunca han aceptado «favores ilícitos», y menos a cambio de influir en sus decisiones profesionales.

Ninguna de las actividades descritas -como los regalos o la hospitalidad- son necesariamente ilegales, y la investigación sigue en una fase inicial. Se presume la inocencia de todas las personas mencionadas.

Las autoridades belgas investigan ahora si otras gratificaciones más extravagantes, como aparatos tecnológicos o viajes de alto nivel, han cruzado la línea de los incentivos ilícitos.

Un caso destacado mencionado por Valerio O. es el de una cena con un eurodiputado -que Euractiv prefiere no nombrar, por el momento- en Barcelona.

 

La factura: 803 euros. Días después, esa cantidad fue reembolsada al eurodiputado por una entidad vinculada a Huawei, según Valerio O.

El eurodiputado no respondió a las múltiples peticiones de comentarios de Euractiv, y la entidad vinculada a Huawei declinó hacer comentarios.

Influencia subcontratada, estrategia en el sur de Europa

Según Valerio O., Huawei centró estratégicamente sus esfuerzos de presión en varios países del sur de Europa, donde buscaba reforzar los lazos políticos y mitigar los daños a su reputación.

En ese sentido, aseguró que a principios de 2024, al menos dos eurodiputados  fueron invitados por Huawei al Congreso Mundial de Telefonía Móvil en Barcelona, con viajes y alojamiento supuestamente cubiertos por la misma entidad vinculada a Huawei. Uno de ellos, según Valerio O., recibió vuelos en clase business y una suite de hotel para él y su pareja valorada en 1.000 euros por noche.

Ese eurodiputado, que ya ha dimitido y al que Euractiv no nombra en esta primera fase de la investigación, confirmó haber asistido al evento con un miembro de su familia, pero aseguró que se pagó su viaje.

Describieron el viaje como una misión oficial que fue declarada de acuerdo con las normas parlamentarias y de la que se informó públicamente.

En su testimonio, Valerio O. alegó que Huawei podía ejercer influencia en determinadas delegaciones nacionales de las instituciones de la UE con más facilidad que en Bruselas.

«Si Huawei quiere colocar enmiendas, puede hacerlo a través de las embajadas, donde entramos como estrellas», dijo.

Aseguró además que en el caso de un Estado miembro del bloque, Huawei obtuvo acceso a las primeras versiones de las propuestas legislativas tras comprometerse a invertir en una planta de fabricación, presentando lo que describió como una «lista de deseos» directamente a los representantes diplomáticos.

Las embajadas en cuestión no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.

A la pregunta de por qué no borró los documentos incriminatorios, Valerio O. respondió: «Lo guardé todo por si los chinos se volvían contra mí».

En marzo de 2025, tras una redada de la policía belga en 21 lugares de tres países. Valerio O. fue arrestado en su casa. Huawei rompió lazos con él tres semanas después.

Desde entonces, Valerio O. está cooperando con los investigadores, haciendo comentarios, dando nombres y entregando archivos. «Cuanto más hablo, más sé que estoy perjudicando a mi empleador», dijo al juez.

“Corrupción generalizada en el Parlamento Europeo”

Valerio O. también lanzó acusaciones contra tras personas que, en su opinión, están implicadas.

Nombró a otras entidades y personas, incluido un antiguo funcionario de la UE al que calificó de «un grupo de presión muy corrupto». No se han presentado cargos contra ellos y no han estado implicados en el caso.

Por otro lado, Valerio O. describió deficiencias en su trabajo, y aseguró que a veces falsificaba actas de reuniones o exageraba su papel e influencia a nivel interno.

«Siempre fui el showman (…) cuanto más actúas como un pez gordo, más te pagan», explicó ante los investigadores.

Mientras la investigación sigue su curso, los fiscales belgas preparan nuevos interrogatorios y esperan decisiones sobre las peticiones de levantamiento de la inmunidad parlamentaria de cuatro eurodiputados.

La posibilidad de un juicio no está excluida, aunque el caso está aún en fase preliminar.

En su testimonio, Valerio O. ofreció una sombría evaluación del entorno político general de Bruselas.

«Esos eurodiputados son doctores en corrupción (…) todo el Parlamento es corrupto. Es delicado, pero forma parte del sistema», aseguró.

Un portavoz del Parlamento Europeo declinó hacer comentarios sobre los detalles de la investigación en curso, pero dijo que la institución mantiene «una política de tolerancia cero frente a la corrupción y el fraude», está cooperando con las autoridades judiciales y ha reforzado recientemente sus «normas de integridad, declaraciones financieras y procedimientos de diligencia debida».

Añadió que esas medidas «ya están dando resultados».

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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