París (Euractiv.com/.es) – Numerosos médicos en Francia han hecho sonar las alarmas esos días después de que en varios análisis se detectara la presencia de niveles elevados de cadmio en alimentos básicos como el pan y la pasta.
El cadmio es un metal pesado que se puede acumular en el suelo y los cultivos cuando se utiliza en los fertilizantes fosfatados.
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo ha clasificado como cancerígeno para el ser humano.
Posteriormente acaba contaminando los cultivos, por lo que los alimentos son la principal fuente de exposición humana.
En una carta enviada al gobierno francés a principios de este mes, la asociación nacional francesa de médicos generalistas destacaba la relación entre la presencia de cadmio en los cereales, el pan y la pasta y el aumento del cáncer de páncreas.
Los galenos alertaban de que más de un tercio de los niños menores de 3 años ya están expuestos a niveles considerados inseguros, y culparon a los fertilizantes con alto contenido en cadmio como una de las causas principales.
La Unión Europea (UE) fijó un límite máximo seguro de 60 mg/kg de cadmio para los abonos fosfatados a partir de julio de 2022, con una revisión obligatoria para 2026.
Aunque los Estados miembros pueden imponer límites más estrictos, sólo algunos lo han hecho: Hungría, Eslovaquia, Finlandia, Suecia y Dinamarca.
No obstante, la agencia nacional de seguridad alimentaria de Francia (ANSES) recomendó en 2019 reducir el límite a 20 mg/kg.
Pero el Gobierno no ha seguido su ejemplo.
En tanto que principal usuario europeo de fertilizantes, Francia sigue dependiendo en gran medida de las importaciones de fosfato de Marruecos, donde la roca fosfórica puede contener altos niveles de cadmio de hasta 507 mg/kg.
En ese sentido, el pasado 10 de junio el ministro francés de Sanidad, Yannick Neuder, subrayó ante el Parlamento que el Ministerio de Agricultura debería presentar una legislación para limitar el cadmio en los abonos a 20 mg/kg.
Pero el Ministerio de Agricultura, que lleva la voz cantante en este asunto, ha guardado silencio. Tampoco ha respondido a las múltiples peticiones de comentarios de Euractiv.
Pero Francia está lejos de ser un caso aislado. En 2023, Marruecos era el primer proveedor de abonos fosfatados de la UE, y otros países como España, Italia, Rumanía, Bélgica, Irlanda y Polonia también importan grandes cantidades del país norteafricano.
Sin embargo, la reducción de los niveles de cadmio en los abonos no resolvería inmediatamente el problema, ya que el metal pesado se ha acumulado en los suelos europeos durante décadas.
La descontaminación de las tierras de cultivo podría llevar décadas, advierte la ANSES.
Francia no es ni mucho menos el país más afectado. Un estudio realizado en 2024 sobre los niveles de cadmio en los campos de la UE detectó concentraciones más elevadas de cadmio en la capa superficial del suelo en Polonia, Irlanda, Finlandia y Suecia.
La investigación lo atribuye al «uso intensivo de fertilizantes fosfatados en tierras agrícolas y lodos de depuradora» en esas regiones.
Francia tampoco encabeza la lista de contaminación alimentaria. En los últimos 20 años, Italia registró el mayor número de notificaciones comunitarias por cadmio en los alimentos de la UE. La mayoría de los productos contaminados eran importados del extranjero.
Cuando estalló la polémica del cadmio en Francia, Neuder anunció que a partir de otoño se ofrecerán a los ciudadanos revisiones reembolsables para comprobar los niveles de cadmio en su organismo. También instó a la población a consumir «alimentos ecológicos».
Aunque los cultivos ecológicos contienen de media un 48% menos de cadmio que los abonos convencionales, no están exentos de riesgos.
La UE notificó en 2025 a Francia que sus niveles de cadmio en la harina integral ecológica representaban un riesgo «grave».
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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