Bruselas (Euractiv.com/.es) – El ex Primer Ministro francés Michel Barnier asegura, en una entrevista exclusiva con Euractiv, que Bruselas debería ser menos ambigua en sus declaraciones y decir claramente que si Washington mantiene su posición comercial hostil con Europa, el bloque comunitario responderá “golpe por golpe”.
Barnier, ex negociador de la UE para el Brexit, ha estado esta semana en Bruselas para presentar su libro “Lo que me habéis enseñado” (Ce que vous m’avez appris), en el que compendia sus largos años de trayectoria europea.
También reflexiona sobre las tensas relaciones comerciales entre la UE y la Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, las negociaciones de cara a un tratado comercial con India, y la complejidad de poner en marcha el acuerdo comercial con Mercosur.
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Se acerca la fecha límite para evitar el arancel del 50% anunciado por Estados Unidos a las importaciones de la UE (el 9 de julio). ¿Qué opina de los esfuerzos de la Comisión Europea para evitarlo?
Creo que la actitud de la Comisión hasta ahora ha sido hábil y adecuada.
¿Debería la UE adoptar una postura más agresiva frente a Estados Unidos?
No se trata de ser agresivos, aunque los estadounidenses lo sean. Y al mismo tiempo, a menudo cambian de opinión. Con ellos se necesita mucha calma, hay que mantener la serenidad. Simplemente tienen que saber que el mercado único europeo responderá a cualquier agresión. Así de simple.
¿Tiene algún consejo que dar a la Comisión para tratar con la Administración Trump?
No tengo ningún consejo que dar a la Comisión. Pero creo que debería prestar mucha atención a los Estados miembros, a las posiciones de los Estados miembros, en especial a los países exportadores, grandes y pequeños.
Tenemos que ser capaces de decir a los estadounidenses, con calma y sin agresividad, que si atacan tal o cual mercado con aranceles, responderemos golpe por golpe.
Además, si no me equivoco, sólo tenemos un 15-20% del (intercambio) comercial con Estados Unidos, por lo cual tenemos que reaccionar con inteligencia ante la agresividad comercial estadounidense.
¿Diversificando nuestros mercados comerciales a otras regiones del mundo, con acuerdos de libre comercio, por ejemplo? No es ningún secreto que no está muy satisfecho con el que se está negociando con Mercosur.
El acuerdo fue firmado por la presidenta de la Comisión Europea en condiciones que la clase política en Francia no apreció, porque lo firmó al día siguiente de la caída de mi gobierno, el año pasado.
No podemos explicar en Francia que la Comisión firma un acuerdo que perjudicaría a una parte de nuestra economía, así de sencillo.
En su formato actual, este acuerdo no es aceptable para nosotros y seguirá siendo inaceptable hasta que lo reescribamos en (su capítulo) agrícola. Para que este acuerdo tenga éxito necesitamos reciprocidad.
El acuerdo de libre comercio con Mercosur no es el único que la UE ha suscrito (y está pendiente de ratificación parlamentaria) También se negocia uno con India. ¿No augura esto más problemas?
Se trata de llegar a compromisos en los que todos salgan ganando. Las negociaciones con India están abiertas, y eso es bueno, pero tiene que ser un acuerdo equilibrado. India y otros países también tienen que entender que no aceptaremos más importaciones de productos que no cumplan alguna -o muy pocas- de las normas que imponemos a nuestros productores: las famosas cláusulas espejo.
Me parece interesante y útil que negociemos con India, que diversifiquemos y abramos negociaciones con el resto del mundo.
¿Cómo con China, por ejemplo?
No es lo mismo con China.
¿Por qué?
China es un país muy poderoso, que defiende sus intereses sin pudor. La Unión Europea tendrá -y no debería tener- que definir por sí misma y para sí misma dónde están sus intereses estratégicos, porque eso es lo que está haciendo China.
¿Por ejemplo?
Garantizar que la sobreproducción china no invada el mercado europeo a bajo coste. Evitar los productos fabricados precipitadamente y en condiciones a menudo peligrosas; pienso sobre todo en los textiles y los juguetes. Tenemos medios para defendernos.
En su libro, también reflexiona sobre su etapa como negociador de la UE para el Brexit. Casi una década después, el Reino Unido y el bloque europeo están cada vez más cerca, sobre todo en política de defensa. ¿Supone esto que Londres admite su debilidad?
No, es realismo, es lucidez. Es mejor estar juntos en el mundo actual, como podemos ver con la agresión rusa por un lado, la estadounidense por otro y el ascenso de China.
Personalmente, nunca he entendido el Brexit. Nadie, ni siquiera el señor (Nigel) Farage, ha sido capaz de explicarme el valor añadido del Brexit. Es una situación en la que todos pierden.
¿Así que el Reino Unido no va a volver (a la UE) por la puerta de atrás, como dicen algunos?
No creo que vuelvan antes de una generación. Creo que se están dando cuenta de las dificultades asociadas al Brexit. No todas las dificultades del Reino Unido se deben al Brexit, pero sin duda son más graves a causa del Brexit. Y lo mismo ocurriría en cada uno de nuestros países si abandonáramos la Unión Europea.
Además de sus actividades internacionales, usted estuvo en el cargo de primer ministro francés hasta la disolución de la Asamblea Nacional el año pasado. ¿Qué opina de la inestabilidad política en su país?
Hoy en día el sector público francés es frágil y hay una incapacidad general para actuar debido a la ausencia de mayoría en la Asamblea Nacional.
Eso sólo se resolverá el día que tengamos un nuevo Presidente de la República que esté acompañado y apoyado por una mayoría absoluta.
¿Entonces no cree en otra moción de censura?
He oído decir al Presidente de la República que no quiere disolver la Asamblea Nacional. Para ser sincero, nadie entendió realmente por qué la disolvió la última vez, y no puedo prejuzgar lo que hará. Pero, si hubiera otra moción de censura en la Asamblea Nacional, creo que de un modo u otro el pueblo tendría que pronunciarse.
¿Qué quiere decir?
Hay tres maneras de consultar al pueblo: mediante un referéndum, una disolución o unas elecciones presidenciales.
En las diversas entrevistas que ha concedido a los medios franceses usted no oculta su ambición presidencial y menciona su «voluntad de servir al país». Si fuera elegido, tendría 76 años, lo que le convertiría en el Presidente de más edad de la V República. ¿Se siente con fuerzas?
Todo candidato presidencial debe plantearse tres preguntas: ¿estoy a la altura del cargo? ¿Tengo un buen plan para el país? ¿Soy capaz de movilizar a la gente más allá de mi propio partido? En lo que respecta a mi terreno (ideológico), ¿es el candidato republicano capaz de congregar a la gente más allá del partido, en especial a toda la familia centrista?
Son preguntas para las que aún no tenemos respuesta. Y si tuviera que hacerlas, las haría a su debido tiempo y las respondería a su debido tiempo.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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