Londres (Euractiv.com/.es) – La Unión Europea (UE) y Reino Unido consolidarán un «reinicio» de su tumultuosa relación tras el Brexit en la cumbre de este lunes en Londres, en la cual se desvelarán un pacto de seguridad y defensa y otra serie de acuerdos clave.
El trio de líderes de la UE -la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y la jefa de la diplomacia, Kaja Kallas- asistirán a la reunión en Lancaster House, una mansión del siglo XIX utilizada a menudo en el cine como sustituto del palacio de Buckingham.
El marco es grandioso para una cumbre en la que prima el simbolismo.
Tras reunirse el viernes en Albania con el primer ministro británico, Keir Starmer, von der Leyen declaró que el paquete que se presentará este lunes «puede marcar el comienzo de un nuevo capítulo en nuestra relación», marcada por la desconfianza durante casi una década con los predecesores de Starmer.
Está previsto que de la cumbre salgan tres textos: una asociación de defensa y seguridad, una declaración «geopolítica» crítica con el aislacionismo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y una declaración que perfile el alcance de futuras negociaciones comerciales.
Los embajadores de la UE se reunieron el domingo por la tarde para revisar los cambios de última hora en los textos, y tenían previsto reunirse de nuevo el lunes por la mañana.
Un diplomático de la UE recordó un viejo adagio del Brexit: «nada está acordado hasta que todo está acordado.»
Durante el fin de semana fuentes del gabinete de Starmer comentaron a la prensa británica que la Comisión Europea podría acordar levantar su prohibición de que los titulares de pasaportes británicos utilicen las puertas electrónicas para entrar en la UE, lo que podría reducir las largas colas de espera y supondría una gran ayuda para los turistas.
Sin alarmas ni sorpresas
Por lo demás, el «perfil general de los resultados de la cumbre» está claro desde febrero, según David Henig, antiguo negociador comercial británico y actual director del Centro Europeo de Economía Política Internacional.
Los negociadores se han permitido «regateos de última hora para equilibrar el acuerdo con diversos grupos» que pueden mostrarse más escépticos, «sobre todo en la UE», añadió Henig.
Los gobiernos de la UE y el Parlamento británico tendrían que aprobar algunas partes del acuerdo antes de que entraran en vigor.
Kallas firmaría por la UE un pacto de seguridad, el primer paso para que las empresas británicas accedan al próximo plan de préstamos de defensa del bloque por valor de 150.000 millones de euros.
Los temores de los países costeros de la UE, que intentaron vincular esa asociación a una prórroga plurianual de las cuotas pesqueras existentes en aguas británicas, parecen haberse disipado.
Las dos partes también han debatido la vinculación de sus regímenes de comercio de derechos de emisión de carbono y un acuerdo sobre los programas de movilidad de los jóvenes, pero es probable que el lunes se alcance poco más que un «acuerdo para acordar» los futuros cambios en la relación comercial.
Los agricultores europeos y británicos analizarán de cerca cualquier anuncio de avances para la reducción de los controles fronterizos de los productos agroalimentarios, extremo facilitado por el hecho de que el Reino Unido acepte la llamada alineación dinámica con las normas sanitarias y fitosanitarias (SPS) de la UE, lo que significa que a medida que cambian las normas de la UE, el Reino Unido actualiza sus propias normas en consecuencia.
Los gobiernos de la UE han discrepado en las últimas semanas sobre si el acuerdo debe ser limitado en el tiempo, como el de los derechos de pesca, o indefinido.
En caso de firmarse, el acuerdo reduciría drásticamente los controles entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que se suavizaron con el Marco de Windsor de 2023, pero a los que se siguen oponiendo ferozmente los unionistas norirlandeses, que denuncian lo que describen como una frontera en el Mar de Irlanda.
En opinión del profesor David Phinnemore, de la Universidad Queen’s de Belfast, cuyo sondeo de la semana pasada reveló que el 74% de los «unionistas fuertes» se oponen a estrechar los lazos entre el Reino Unido y la UE, mientras que el 66% de los votantes «ligeramente unionistas» están a favor.
«El Marco de Windsor fue sobrevalorado, por lo que los unionistas querrán ver las pruebas del cambio antes de respaldar lo que acuerden el Reino Unido y la UE», añadió.
«Una isla de extraños»
La cumbre de Londres se celebra en un momento en el cual los niveles de popularidad personal de Starmer decaen y su gobierno laborista está sometido a una creciente presión en materia de política migratoria por parte del feroz euroescéptico Nigel Farage.
El partido Reform UK de Farage fue el que más escaños obtuvo en las elecciones locales celebradas a principios de mes.
Starmer respondió con un discurso muy polémico en el que anunció estrictos controles migratorios y advirtió de que Gran Bretaña corría el riesgo de convertirse en «una isla de extraños».
En una entrevista con The Telegraph, Farage calificó la cumbre de este lunes como una «rendición abyecta» de Starmer ante la UE.
Farage intentó presentar el «reset» (reinicio) de Starmer como una puerta trasera para reanudar la libre circulación de personas entre el Reino Unido y la UE.
Cerca de 6.3 millones de personas solicitaron acogerse al plan del Reino Unido para permitir a los ciudadanos europeos permanecer legalmente en el país tras el Brexit.
Un tribunal británico dictaminó en 2022 que una parte fundamental de ese sistema era ilegal. En enero de este año, Reino Unido comenzó a adaptar el sistema, después de que la Comisión Europea reiterara su amenaza de emprender nuevas acciones legales.
La UE ha instado reiteradamente a Reino Unido a cumplir los acuerdos vigentes tras el Brexit, incluidos los relativos a los derechos de los ciudadanos de la UE.
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(Editado por AW/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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