Varsovia (Euractiv.pl/.es) – El Vaticano ha elegido a su primer Papa estadounidense, León XIV, justo cuando Polonia -una de las naciones más devotamente católicas de Europa- entra en la recta final de una carrera presidencial dominada por la religión y las tensiones Iglesia-Estado.
En un país donde aproximadamente el 90% de la población se identifica como católica, según un Eurobarómetro de 2024, y en el cual una de sus figuras más populares dentro y fuera del país es Juan Pablo II, la muerte del Papa Francisco el Lunes de Pascua y la elección de su sucesor -a pesar de que no hay ningún aspirante polaco- se han desarrollado al mismo tiempo que una campaña presidencial profundamente marcada por temas religiosos.
Los principales contendientes en las elecciones presidenciales que se celebrarán el 18 de mayo -el alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, de la Plataforma Cívica (KO) de Donald Tusk, y el candidato independiente Karol Nawrocki, respaldado por el partido Ley y Justicia (PiS)- tienen opiniones contrapuestas sobre el papel de la religión en la vida pública.
La Iglesia en la escuela: un punto de división
La religión en las escuelas públicas ha sido uno de los temas más polarizantes de la campaña.
La Plataforma Cívica de Trzaskowski ha abogado por un Estado más laico, incluida la eliminación de las clases de religión de los programas escolares e incluso la rescisión del Concordato con el Vaticano.
El PiS, por el contrario, se presenta como el guardián de «Polonia», equiparando la identidad nacional con la tradición católica.
A principios de este año, el gobierno de Tusk anunció planes para limitar las clases de religión a una por semana, programadas fuera de las clases principales para evitar interrumpir a los estudiantes que no participen.
El anuncio provocó la reacción de los obispos polacos y del PiS.
Aunque la participación ha disminuido significativamente en las dos últimas décadas a pesar de que la mayoría de las escuelas siguen ofreciendo educación religiosa, Nawrocki se mantiene firme en la importancia de la fe.
«La educación religiosa es muy importante en las escuelas para quienes se sienten vinculados a la Iglesia católica. Lucharé para que siga formando parte del plan de estudios», declaró Nawrocki a la emisora católica Telewizja Trwam, que forma parte del imperio mediático dirigido por el sacerdote redentorista Tadeusz Rydzyk, firme aliado del PiS.
Los sacerdotes del PiS: Rydzyk y Jędraszewski
Los medios de Rydzyk sirven de plataforma a los políticos del PiS para llegar a su base conservadora, a menudo de edad avanzada.
Los críticos acusan al PiS de canalizar fondos estatales a la Fundación Lux Veritatis de Rydzyk para proyectos que van desde museos a universidades y canales de televisión religiosos. Aunque Rydzyk niega haber recibido dinero del gobierno, sigue haciendo campaña por el PiS y atacando a la oposición.
Otra influyente figura eclesiástica leal al PiS es el arzobispo Marek Jędraszewski, hasta hace poco metropolita de Cracovia.
En una ocasión calificó a las personas LGBTQ de «plaga del arco iris» y ha rezado públicamente por el líder del PiS, Jarosław Kaczyński, y por su difunto hermano Lech, llamando a las víctimas del accidente de Smolensk de 2010 «los asesinados», haciéndose eco de las teorías conspirativas sobre la supuesta complicidad de Tusk en lo que Polonia considera un asesinato orquestado por Rusia.
La religión como arma de campaña
El PiS también utilizó la fe para atacar a su principal rival en la carrera: Trzaskowski.
Como alcalde de Varsovia, promulgó un decreto de igualdad de trato que prohibía los símbolos religiosos en los cargos públicos, aunque no en la vestimenta personal ni en las joyas.
El PiS enmarcó la medida en un programa antirreligioso más amplio.
Las cruces siguen siendo un elemento común en las instituciones públicas polacas, incluso a la entrada del Sejm, la Cámara Baja del Parlamento polaco. Los anteriores intentos de retirarlas no prosperaron.
El líder del PiS, Jarosław Kaczyński, acusó al partido de Trzaskowski y a su grupo político en la UE, el Partido Popular Europeo (PPE), de intentar eliminar la religión de la vida de los ciudadanos.
«(Su) opción europea es precisamente eso – (quiere) destruir la religión, destruir lo que la gente cree que son algo más que homo sapiens, que son seres humanos que tienen un alma, que son seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios», comentó.
«No nos volvamos locos. Nadie pretende librar una batalla contra ninguna religión en Varsovia. La capital también respetará siempre sus tradiciones. (…) Pero Polonia es un Estado laico y Varsovia es la capital de este Estado», escribió Trzaskowski en X.
En anteriores ocasiones el PiS atacó a Trzaskowski por firmar la Carta LGBT de Varsovia.
Trzaskowski, católico practicante, calificó de infundadas las acusaciones en su contra.
«Tengo un gran respeto por la tradición y por la Iglesia», dijo en 2019, y agregó que ver a numerosos obispos «alinearse con la propaganda de PiS» es «profundamente doloroso» para él como católico.
«Todo el mundo sabe que PiS está haciendo esto (usar la religión) puramente por razones políticas: para infundir miedo y dividir a los polacos una vez más. (…) Pero de la Iglesia católica, yo esperaría que defendiera a todas las minorías, a todos los más débiles y olvidados», insistió.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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