París (Euractiv.fr/.es) – Tras el terremoto político provocado este lunes por la condena de Marine Le Pen, su protegido Jordan Bardella está ahora al frente de la dirección del partido de ultraderecha Agrupación Nacional (RN), en una complicada carrera hacia las elecciones presidenciales de 2027.
Jordan Bardella se lo debe todo a Marine Le Pen, y no lo oculta. En 2022, al tomar el timón de RN, el recién nombrado presidente expresó su orgullo de trabajar «con ella», pero «sobre todo, para ella».
Durante su discurso de Año Nuevo a la prensa este enero -cuando las encuestas ya le situaban como el alto cargo más popular entre los miembros del partido RN-, Bardella volvió a atribuir su «popularidad» a su mentora.
Hace sólo unos días, todo parecía ir según lo previsto: Bardella sería primer ministro y Marine Le Pen la sucesora de Emmanuel Macron tras la proyectada victoria de RN en las presidenciales de 2027.

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«No conseguirán callar la voz del pueblo francés», escribió este lunes el líder de Vox, Santiago Abascal, en un mensaje de solidaridad con Le Pen, cuyo partido pertenece al mismo grupo que Vox en el Parlamento Europeo: Patriotas por Europa. El primer ministro ultranacionalista húngaro, Viktor Orbán, publicó un mensaje simbólico en X: “Soy Marine!” También Elon Musk se sumo a la «ola de solidaridad» ultra.
Sin embargo, tras la condena de este lunes a Le Pen por inhabilitación durante cinco años con efecto inmediato, la justicia francesa ha puesto -sin quererlo- a Bardella en el centro de la escena y ha desencadenado una remodelación sin precedentes en el seno de la extrema derecha.
Aunque Le Pen confía todavía en recorrer el «estrecho camino» de un recurso contra la sentencia del 31 de marzo, no tiene ningún control sobre los plazos judiciales.
Por primera vez desde 1981, el RN podría presentarse a unas elecciones presidenciales sin un miembro de la familia Le Pen como candidato.
Y por ahora, nadie parece mejor posicionado que Bardella, de 29 años, del departamento obrero de Seine-Saint-Denis, aunque su imagen cuidadosamente elaborada de «chico del barrio» se haya desmontado en gran medida.
Una «cáscara vacía»
Bardella partió de la nada: «un cascarón vacío», «rígido», alguien que «no lee la prensa ni se mantiene informado», como lo describe Pascal Humeau, su antiguo entrenador de comunicación, en un libro del periodista Tristan Berteloot.
Pero el joven aprende rápido, y posee un atributo crucial para la estrategia de «normalización» de la ultraderecha seguida por Marine Le Pen desde su ruptura con su padre, Jean-Marie.
«No domina los detalles políticos, pero tampoco ha cometido nunca ninguna metedura de pata pública descalificadora», señala Berteloot.
Cabeza electoral en las listas de RN en las elecciones europeas de 2019 y 2024, Bardella tuvo problemas en los debates contra oradores más expertos, y fue derrotado en un duelo televisado con el primer ministro Gabriel Attal el pasado mayo.
Sin embargo, goza de una gran popularidad en redes sociales como TikTok, a la que se adhirió con gran habilidad, y tiene más eco entre los votantes jóvenes que Marine Le Pen.

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A Bardella se le ve poco en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo.
«Un total desconocido», bromeó Nathalie Loiseau, eurodiputada de Renovar Europa (liberales), en declaraciones a Euractiv.
Pero se convirtió en presidente del grupo Patriotas por Europa -el mismo grupo que Vox- el pasado julio y ha construido una sólida red en todo el continente.
«Jordan Bardella ha demostrado que, además de juventud, tiene la capacidad y el liderazgo para enfrentarse a cualquier reto político», comenta el eurodiputado español de Vox Jorge Buxadé.
«Bardella tiene la determinación necesaria para liderar la respuesta del pueblo francés», agrega.
¿El futuro de la extrema derecha?
Bardella se afilió a RN a los 17 años, y dejó sus estudios de geografía para dedicarse a la política a tiempo completo.
Era un asiduo de La Cave Saint-Germain, un bar de la parisina Rue des Canettes, conocido punto de encuentro de jóvenes activistas de diversas corrientes de la extrema derecha francesa.
Durante años, Sarah Knafo, hoy eurodiputada y miembro del grupo de extrema derecha Europa de las Naciones Soberanas (ENS), el comentarista prorruso Pierre Gentillet, hoy en la cadena de extrema derecha CNews, y Alexandre Loubet, actualmente diputado de la misma ideología, fueron algunos de los asiduos.
Fue durante esos años cuando Bardella construyó el círculo íntimo que ahora le rodea dentro de la RN, incluido el eurodiputado Pierre-Romain Thionnet.
Al menos en teoría, Bardella exhibe importantes diferencias políticas con su mentora, le Pen.
Apoya en público la lucha de Ucrania contra Rusia, quizá para ganarse a la opinión pública francesa, que sigue simpatizando en gran medida con Kiev.
Mientras Marine Le Pen encarna el lado «social» de la extrema derecha francesa, Bardella ha impulsado la creación de un «Ministerio de Eficiencia Gubernamental», siguiendo el modelo del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk, un equipo asesor temporal dirigido por el multimillonario de la tecnología al que la administración Trump ha dado un enorme poder para recortar la plantilla y el gasto del Gobierno.

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Las críticas también han llegado de sectores inesperados, como el incendiario izquierdista Jean-Luc Mélenchon, quien argumentó que la decisión de destituir a un cargo electo «debería dejarse en manos del pueblo.»
Tras las decepcionantes elecciones legislativas del verano pasado, en las que RN sufrió una dura derrota tras unos comentarios racistas de algunos de sus candidatos, muchos confiaban en que Bardella iniciara una importante reforma del partido.
Sin embargo, ha mantenido en gran medida la estructura centralizada y vertical de RN. «El liderazgo de Bardella tiene menos que ver con la potenciación colectiva y más con el protagonismo personal», se asegura en Le Monde.
Esa estrategia podría ser arriesgada, ya que varios miembros de la derecha buscarán explotar los problemas legales de RN en los próximos meses.
Sin el «paraguas» protector de Marine Le Pen, ¿tiene Bardella el peso político suficiente para evitar las luchas intestinas dentro del partido? ¿Podrá hacer frente a la competencia de pesos pesados de la derecha como el ministro del Interior, Bruno Retailleau, la sobrina de Le Pen, Marion Maréchal, o incluso Sarah Knafo?
Independientemente del futuro político que le aguarde a Marine Le Pen, la RN llevará el estigma indeleble de su condena del 31 de marzo, socavando su narrativa de supuesta integridad política.
En los años 90, el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen blandía el lema: «Manos limpias, cabeza alta» Afortunadamente para Bardella, ese lema hace tiempo que se dejó de lado.
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[Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]
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