¿Es suficiente el esfuerzo de la UE para garantizar la seguridad en el Mar Rojo?

Bruselas (Euractiv.com/.es) – La Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha cargado contra la Unión Europea (UE) a quien acusa de no estar haciendo suficientes esfuerzos para garantizar la seguridad de la navegación en el Mar Rojo. Pero ¿están en lo cierto?  

Cuando hace una semana Estados Unidos llevó a cabo ataques contra los rebeldes hutíes  respaldados por Irán en Yemen en represalia por los ataques a barcos en el Mar Rojo, la administración Trump lo presentó como un objetivo estratégico clave.

Sin embargo, según las transcripciones de un chat grupal en Signal en el que participaron funcionarios de la administración Trump, publicadas por The Atlantic, uno de los temas más relevantes para los funcionarios estadounidenses era saber si los aliados europeos de Estados Unidos «merecían» ayuda para mantener libre la vital ruta comercial mundial.

Acusaron a Europa de «cargar las tintas» y se preguntaron si debería ser Estados Unidos quien «rescatara a Europa de nuevo».

Por qué el Mar Rojo es clave

Desde noviembre de 2023, los ataques de los rebeldes hutíes a la navegación comercial en el Mar Rojo han dificultado enormemente el comercio mundial a lo largo de la ruta comercial marítima más corta entre Europa y Asia.

Según afirman los rebeldes huties, los ataques se llevaron a cabo por solidaridad con los palestinos por la guerra de Israel contra los terroristas de Hamás en Gaza.

Dado que controlan la costa yemení del Mar Rojo, un punto marítimo clave, el estrecho de Bab el-Mandeb -que conecta el Mar Rojo con el Golfo de Adén y el Mar Arábigo- ha sido el más vulnerable a los ataques.

Los buques comerciales y petroleros han evitado en gran medida el Mar Rojo, y se han visto obligados a tomar costosas rutas alternativas en torno a África.

Desde entonces, las tensiones han provocado un descenso significativo de las mercancías que atraviesan el Canal de Suez (en torno a un 53%) y el estrecho de Bab el-Mandeb (en torno a un 60%), según datos del comercio mundial, y los buques se han visto obligados a tomar el camino más largo alrededor del extremo sur de África (un 65% más).

Según un reciente informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa estadounidense, los ataques han afectado al menos a 85 países y a 29 grandes compañías energéticas y navieras.

Europa, otra vez pide ayuda

Unas recientes declaraciones atribuidas al Vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, apuntan a que «el 3% del comercio estadounidense pasa por Suez» mientras que «el 40% del comercio europeo» pasa por ese punto, con lo cual, implícitamente, daba a entender que mantener abierta esa ruta beneficiaría más a los europeos que a los estadounidenses.

«Odio tener que volver a sacarle las castañas del fuego a Europa», habría declarado Vance en el chat en referencia a los planes de la Administración Trump de bombardear a los rebeldes huties.

Vance añadió que esos ataques beneficiarían principalmente a Europa, quien, en su opinión, es quien tendría que haberlos llevarlos a cabo, y no aviones estadounidenses.

«Desgraciadamente, esos comentarios, en el fondo, no son erróneos: es un interés vital de Europa, mucho más que de Estados Unidos», explica a Euractiv Sven Biscop, director del Instituto Egmont.

En lo que sí tiene razón Washington es en el historial de no participación europea en los ataques estadounidenses contra los huties de Yemen.

A principios del año pasado, cuando Estados Unidos, junto con Gran Bretaña, llevó a cabo ataques contra los hutíes de Yemen después de que la administración (del ex presidente Demócrata) Biden prometiera proteger la navegación en el Mar Rojo, no todos los aliados europeos decidieron respaldar los ataques.

Italia, España y Francia se abstuvieron de participar, alegando el temor a una escalada regional..

Países Bajos proporcionó apoyo logístico y de inteligencia, mientras que varios países europeos, entre ellos Alemania y Dinamarca, firmaron una declaración conjunta en la que defendían los ataques, pero advertían de nuevas acciones.

En el mar, el panorama es más matizado.

Después de que los hutíes iniciaran sus ataques, Washington, en la presidencia de Biden, estableció una «coalición de voluntarios» con barcos, personal e inteligencia de más de una veintena de países -entre ellos Gran Bretaña, Francia, Italia, Países Bajos, Noruega y España- para ayudar a reforzar la seguridad en el Mar Rojo.

En contraste con la coalición liderada por Estados Unidos, la UE lanzó en febrero del año pasado una misión naval separada y «puramente defensiva» en el Mar Rojo (Aspides) para proporcionar escolta a los buques comerciales y defenderlos de ataques y capturas.

Numerosos socios de la UE -entre ellos Francia- habían subrayado que no estaban dispuestos a ponerse bajo el mando de Estados Unidos, pero que considerarían la protección de las rutas marítimas como un complemento a los ataques selectivos de Estados Unidos y el Reino Unido contra posiciones de los hutíes.

Muchos gobiernos de la UE temían entonces que su participación en una acción militar en el Mar Rojo contribuyera a una escalada regional con Irán.

Buques de la UE sobre el terreno

Preguntados por las recientes informaciones de The Atlantic sobre cómo piensan los asesores de Trump en este asunto, varios funcionarios de la UE admiten que el trabajo mas pesado corresponde ahora a Estados Unidos, pero también destacan los renovados esfuerzos del bloque comunitario.

Según datos facilitados a Euractiv por el cuartel general de la misión naval Aspides, la UE habría contribuido a garantizar el tránsito seguro de más de 700 buques mercantes, de los cuales 410 navíos han recibido protección cercana, incluidos servicios de escolta activa y vigilancia.

«La tarea principal de proteger a los buques mercantes es de tipo estrictamente defensivo, basada en el derecho internacional, cualquier respuesta vendrá siempre como consecuencia de un ataque y será necesaria, proporcionada y limitada al espacio marítimo o aéreo internacional», explicó a Euractiv un portavoz de la misión europea Aspides.

Preguntado sobre si existe alguna petición de cooperación por parte de Estados Unidos en acciones ofensivas directas, el portavoz fue tajante: «Aspides no está llevando a cabo ni planea llevar a cabo ningún ataque en tierra – nuestras acciones son para desescalar».

Dado que el mandato de Aspides se ha renovado el mes pasado por un año más, no ha habido de momento contactos para un eventual cambio, según explican dos funcionarios de la UE.

«Hemos dejado claro en varias ocasiones a Bruselas que para proteger la gran cantidad de buques que utilizan este punto necesitamos más barcos (…), pero corresponde a los Estados miembros decidir», comentó el portavoz.

«Que la misión sea puramente defensiva no es necesariamente malo en sí mismo«, comenta  Biscop, al tiempo que subraya que es una opción legítima defender los barcos o atacar a los hutíes.

«Pero para su papel defensivo, (el número de buques) es demasiado pequeño, porque con esos pocos barcos no basta para ofrecer seguridad al transporte marítimo», añade.

¿Quid pro quo?

En unas declaraciones atribuidas al asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, en los chats filtradas a la prensa, el funcionario señalaba que, aunque «tendría que ser Estados Unidos quien reabriera esas rutas marítimas», Trump habría pedido calcular el coste de esa operación para que lo pagaran los europeos».

En ese sentido, no está claro qué tipo de «compensación» habría podido solicitar Washington a sus aliados europeos.

A la pregunta de si funcionarios estadounidenses se han puesto en contacto en relación con el asunto, un portavoz de la UE comentó a Euractiv que no ha habido «ninguna solicitud de cooperación directa que sepamos», de momento.

Sin embargo, el portavoz de la UE comentó que la misión Aspides «intercambia con regularidad información con la Operación Guardián de la Prosperidad liderada or Estados Unidos y con otros actores (…) en la región».

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[Edtado por AW/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]

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