Porqué a Rusia no le preocupan (demasiado) las sanciones de la UE

Bruselas (Euractiv.com/.es) – En el Consejo Europeo de este jueves se prevé que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, excepto el húngaro Viktor Orbán, reiteren su amenaza de «intensificar» la presión financiera a Rusia si rechaza un plan de paz para Ucrania. Pero después de tres años de sanciones, no está claro cuánto más daño puede infligir Europa a la economía de guerra del Kremlin.

Desde que el Presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó a sus tropas invadir Ucrania en febrero de 2022, la Unión Europea (UE) ha impuesto varias rondas de sanciones contra los sectores energético, financiero y militar-industrial de Moscú.

Las dieciséis rondas de medidas restrictivas -que incluyen múltiples prohibiciones de exportación e importación, restricciones de servicios y medidas dirigidas a personas concretas- han perjudicado significativamente a la economía rusa, según los expertos, entre otras cosas obligando al Kremlin a encontrar rutas de suministro más largas y costosas para acceder a tecnologías occidentales críticas.

Las sanciones también han agravado muchas de las deficiencias estructurales que aquejan a la economía rusa.

En especial, la escasez de mano de obra provocada por la guerra ha disparado los salarios y los precios, lo cual ha llevado al banco central ruso a subir los tipos de interés hasta máximos históricos y ha frenado la inversión privada.

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Sin embargo, esas medidas no han conseguido disuadir a Putin de continuar con el esfuerzo bélico de Moscú.

Los elevados precios del petróleo y el fuerte aumento del gasto militar también han amortiguado en gran medida el impacto de las sanciones occidentales.

De hecho, según algunos parámetros, la economía rusa ha superado rápidamente a la de la UE en los dos últimos años.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB de Rusia creció un 3,6% tanto en 2023 como en 2024, muy por encima de la tasa de crecimiento de la UE, del 0,6% y el 1,1%, respectivamente.

Aunque una expansión tan rápida no es necesariamente un signo de fortaleza económica subyacente -después de todo, muchos países experimentan un crecimiento impulsado por el Estado en tiempos de guerra-, varios expertos advierten de que la economía rusa es casi con toda seguridad lo suficientemente fuerte como para mantener el esfuerzo de la guerra en un futuro previsible.

También señalan que es probable que Rusia pueda resistir la presión financiera de Estados Unidos y la UE para que acepte una tregua de 30 días con Kiev.

«La economía rusa puede seguir sosteniendo esta guerra, y no será un problema importante para Putin a la hora de pensar en negociaciones o un alto el fuego», asegura Janis Kluge, investigadora principal del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP).

Por otra parte, Alexandra Prokopenko, miembro del Carnegie Russia Eurasia Center, señala en un artículo reciente en la revista Foreign Affairs que Moscú «debería ser capaz de evitar que el recalentamiento de su economía derive en una crisis en toda regla al menos durante el próximo año».

«Los desafíos económicos de Rusia no son todavía tan graves como para que puedan marcar una diferencia significativa en la guerra a corto plazo», comenta Prokopenko.

En opinión de Kluge es difícil establecer una «fecha límite» precisa para determinar en qué momento la guerra pueda ser insostenible para Rusia, ya que ello depende -en gran medida- de la voluntad de Putin de mantener a la opinión pública rusa al margen de los efectos más negativos a largo plazo de la guerra.

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Rusia gasta actualmente el 8% de su PIB anual en defensa: algo más de la mitad del 12-14% del total del PIB que gastó la Unión Soviética durante la Guerra Fría, y muy por debajo del 60% del PIB destinado por Moscú al ejército durante la Segunda Guerra Mundial.

«Depende de hasta dónde esté dispuesto a llegar Putin para militarizar la economía», comenta Kluge. «Y si está dispuesto a ir más lejos, digamos a convertir a Rusia en una verdadera economía de guerra, puede durar más tiempo», agrega.

¿Hasta qué punto hacen daño las sanciones?

Sin embargo, numerosos analistas sugieren que la UE podría infligir un daño adicional a la economía rusa si toma medidas drásticas contra la elusión de las sanciones (una manera de esquivar las medidas) a través de terceros países, entre ellos Armenia, Kirguistán y Kazajstán, que han servido de vías esenciales para las exportaciones occidentales a Rusia desde 2022.

Alexander Kolyandr, investigador del Centro de Análisis de Políticas Europeas (CEPA), asegura  que, aunque tomar medidas enérgicas contra la elusión de las sanciones equivaldría al juego del «topo», esos esfuerzos pueden complicar el acceso de Rusia a productos esenciales de alta tecnología, obligándola a buscar rutas de suministro más costosas.

«No cabe duda de que se trata de un juego de topos», afirma. «Pero el siguiente topo es cada vez más caro que el anterior», agrega.

Otros analistas, sin embargo, argumentan que el margen para tomar medidas drásticas contra la elusión es relativamente limitado.

«Creo que ya se están tomando todas las medidas posibles», explica Kluge, al tiempo que añade que la raíz del problema es la reticencia de terceros países a aplicar las sanciones occidentales.

Es muy poco probable que China, que ha ampliado significativamente sus vínculos comerciales con Rusia desde el comienzo de la guerra, ceda a la presión occidental para limitar sus lazos con Moscú, comenta.

«Será imposible convencer a China de que sea dura con Rusia, de que la perjudique (con sanciones) económicas», explica Kluge. «Y China es realmente la pieza más importante del rompecabezas de la elusión», subraya.

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¿Es el GNL la clave?

Por otro lado, los analistas expresaron sus reservas sobre la propuesta planteada recientemente por algunos líderes de la UE de prohibir las importaciones rusas de gas natural licuado (GNL) en la UE.

Kolyandr señala que restringir las importaciones de GNL podría provocar un aumento de los precios del gas y también aumentaría la dependencia de Europa de las exportaciones de Estados Unidos.

«Puedes cerrar los mercados europeos para el GNL ruso. Eso sería bastante perjudicial para la economía rusa, pero dudo mucho que los europeos lo hicieran», comenta.

«En primer lugar no quieren que los precios aumenten y en segundo lugar al hacer eso crean dependencia del GNL estadounidense, y Estados Unidos no es el ejemplo de socio muy fiable en este momento», subraya el experto.

Por otra parte, Kluge explica que las sanciones al GNL, aunque podrían tener eficacia, esta sería mucho menor que las sanciones adicionales al  petróleo ruso, que representa la inmensa mayoría de los ingresos de Rusia por exportaciones.

Sin embargo, en opinión del investigador ese tipo de medidas probablemente exigirían que los países petroleros, entre ellos Arabia Saudí, aumentaran la producción para estabilizar los precios mundiales, lo que parece políticamente inviable.

«No creo que [los saudíes] estén dispuestos a apuñalar por la espalda a Rusia», comenta Kluge, al tiempo que agrega que Riad «valora su relación» con Moscú y es también allí donde se han celebrado negociaciones de paz entre los estadounidenses, ucranianos y rusos en las últimas semanas.

En última instancia, la mejor opción política de Europa puede no ser necesariamente imponer a Rusia controles adicionales a la exportación o restricciones a la importación, sino seguir prestando apoyo económico y militar a Ucrania, según apuntan algunos analistas.

Según Prokopenko, la UE y Estados Unidos deberían «apoyar a Ucrania en este periodo crítico» y «reforzar» la aplicación de las actuales medidas restrictivas.

Kolyandr asegura que Europa puede imponer nuevas sanciones, pero ello dependerá en última instancia de su capacidad para soportar el contragolpe económico.

«En términos generales, no creo que existan sanciones que puedan perjudicar al adversario sin perjudicarte a ti mismo», afirma.

«¿Cuánto dolor estás dispuesto a sufrir mientras causas dolor a tu enemigo?», se pregunta.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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