Bruselas (Euractiv.com) – La inteligencia artificial generativa (IAG) está transformando rápidamente nuestra forma de escribir, comunicar y consumir información. Pero, aunque los periodistas se encuentran entre los profesionales más afectados por este cambio, los estudiantes de periodismo parecen no estar preparados para la redacción impulsada por la IA.
Un reciente estudio de investigadores españoles arroja luz sobre esta paradoja. Los autores examinaron cómo los estudiantes de comunicación y periodismo interactúan con las herramientas de IA en sus estudios y primeras experiencias profesionales, con una mezcla de entusiasmo e inquietud.
Los estudiantes reconocen el potencial de la IA para mejorar la eficiencia, apoyar la creatividad y ayudar en la generación de contenidos, pero expresan su preocupación por la fiabilidad, la ética, la autoría y el riesgo de depender excesivamente de los resultados de las máquinas.
Muchos afirman tener dificultades para utilizar eficazmente estos sistemas, para diseñar las instrucciones o para interpretar los matices del texto generado por la IA.
El estudio subraya que la «usabilidad» va más allá del acceso técnico: también implica comprender cómo se integra la IA en los flujos de trabajo, hasta qué punto es predecible y controlable, y hasta qué punto confían los usuarios en sus resultados.
Algunos estudiantes temen incluso que la dependencia rutinaria de las herramientas generativas pueda erosionar la originalidad o la identidad profesional, especialmente a medida que la creación de contenidos se automatiza cada vez más.
Los autores sostienen que la enseñanza del periodismo debe ir más allá de la enseñanza de herramientas digitales y cultivar la «alfabetización en IA», es decir, la capacidad de utilizar las tecnologías generativas de forma crítica y responsable.
La alfabetización en IA significa entender cuándo y cómo utilizarla, cómo evaluar sus resultados y cómo mantener la supervisión humana y el juicio ético en el proceso creativo. Sin esto, los futuros periodistas corren el riesgo de ser usuarios expertos pero malos editores de la información generada por la IA.
La IA cotidiana
Si a los estudiantes les cuesta adaptarse, el público en general ya ha avanzado mucho. Un estudio reciente de OpenAI y Harvard ofrece la imagen más completa hasta la fecha de cómo los consumidores utilizan la IA generativa.
Basándose en 1,5 millones de conversaciones anónimas de ChatGPT, los investigadores han descubierto que la IA se ha integrado silenciosamente tanto en la vida profesional como en la personal.
Alrededor del 30% del uso de ChatGPT está relacionado con el trabajo, mientras que el 70% tiene fines no laborales, desde escribir y planificar hasta buscar consejo o información.
El alcance de la tecnología también se ha ampliado drásticamente: los índices de adopción en países de renta baja y media son ahora más de cuatro veces superiores a los de las naciones más ricas.
Las brechas demográficas también se están reduciendo, y las diferencias de género en la adopción de la IA casi han desaparecido desde 2024.
Alfabetización para la era de la IA
Sin embargo, lo que hace tan poderosa a la IA generativa -su interfaz similar a la humana y su fluidez persuasiva- también la hace potencialmente engañosa. Cuando los usuarios tratan a los chatbots como fuentes autorizadas o «humanas», la frontera entre información y simulación se difumina.
Ahí es donde la alfabetización mediática e informacional (MIL) resulta crucial.
Según un reciente informe de la UNESCO, las sociedades aún están lejos de estar preparadas para afrontar los retos de un ecosistema de información impulsado por la IA.
Aunque el 88% de los Estados miembros de la UNESCO reconocen la importancia de la alfabetización mediática e informacional incluyéndola en sus marcos políticos nacionales, sólo el 17% ha adoptado una política independiente.
Incluso cuando la alfabetización mediática aparece en los programas escolares, un tercio de los países la limitan a las habilidades digitales básicas, descuidando las competencias más amplias que fomentan el pensamiento crítico.
La UNESCO define la alfabetización mediática e informacional como la capacidad de acceder, analizar y evaluar de forma crítica tanto la información tradicional como la digital, un conjunto de competencias que se hecho indispensable en la era de los contenidos algorítmicos.
El informe subraya que la alfabetización mediática e informacional debe abordar ahora las realidades de la inteligencia artificial: comprender cómo funcionan los sistemas generativos, cómo se recopilan y procesan los datos y cómo se entrecruzan la parcialidad, la privacidad y la responsabilidad en la producción de contenidos digitales.
Esto significa ir más allá de enseñar a los estudiantes a reconocer la desinformación. Se trata de enseñarles a comprender los mecanismos que subyacen a los medios automatizados, a preguntarse por qué aparecen determinados productos, cómo pueden reforzar la parcialidad y qué normas éticas deben guiar su uso.
En resumen, la MIL ya no es una cuestión de detectar «noticias falsas»; se trata de cultivar ciudadanos y profesionales que puedan navegar en un entorno en el que la verdad, la creatividad y la computación se superponen constantemente.
Crear competencia crítica
La convergencia de estas tendencias -estudiantes de periodismo que se enfrentan a herramientas de IA, usuarios corrientes que las integran en su vida cotidiana y responsables políticos rezagados en educación digital- pone de relieve una verdad central de la era de la IA: la tecnología por sí sola no garantiza la comprensión.
Los modelos generativos pueden redactar artículos, resumir datos o incluso imitar el razonamiento humano, pero no pueden sustituir al juicio crítico que define el periodismo responsable.
Para la próxima generación de profesionales de los medios de comunicación, dominar la IA no consiste en seguir una tendencia, sino en preservar la credibilidad y la integridad ética de la propia información.
Como nos recuerda la UNESCO, la alfabetización mediática e informacional se ha vuelto tan esencial como la propia alfabetización. En una era en la que cada clic, cada consulta y cada intercambio de chatbot pueden moldear la opinión pública, esta puede ser la lección más importante para el periodismo.
///
(Editado por BM/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
The post La alfabetización mediática, y no las máquinas de inteligencia artificial, definirá el futuro del periodismo appeared first on Euractiv.es.