París (Euractiv.fr) – El quinto primer ministro de Francia en dos años, Sébastien Lecornu, es un viejo confidente del presidente del país, Emmanuel Macron, ahora con la tarea de controlar a una Asamblea Nacional rebelde, aprobar un presupuesto y, tal vez, mantener a su jefe en el poder.
A sus 39 años, Lecornu es un político de toda la vida. Asistente parlamentario a los 19, alcalde de la pequeña ciudad de Vernon, joven ministro en el primer gobierno de Macron en 2017, ministro de Administración Local desde 2018, ministro de los territorios franceses de ultramar desde 2020 y, finalmente, de las Fuerzas Armadas desde 2022 hasta esta semana.
Cuando el gobierno del primer ministro centrista François Bayrou cayó a principios de esta semana tras una votación de confianza, Macron recurrió a Lecornu para tratar de poner fin a la agitación desencadenada por la medida de choque activada por Macron en junio de 2024: convocar elecciones anticipadas.
El Elíseo indicó el martes en un comunicado que se le ha encargado «consultar a las fuerzas políticas representadas en el Parlamento» para intentar aprobar el presupuesto 2026.
En ese sentido, Lecornu tendrá que demostrar rápidamente sus dotes negociadoras.
Un aliado fiel
Sus dotes negociadoras parecen haber sido apreciadas en el Ministerio de las Fuerzas Armadas, el único ministerio que hasta ahora se ha librado de los recortes presupuestarios. Y gracias a su buena sintonía con su homólogo alemán, Boris Pistorius, ambos ofrecieron soluciones conjuntas a las tensiones bilaterales en torno al proyecto de avión de combate conjunto FCAS.
«Es un hábil comunicador», explica a Euractiv el senador conservador de Les Républicains (LR) Cédric Perrin, que trabajó estrechamente con Lecornu como presidente de la comisión de Asuntos Exteriores, Defensa y Fuerzas Armadas del Senado. «Es un hombre inteligente, que sabe hacer política», agrega.
De Lecornu, que ha salido indemne de siete cambios de gabinete en ocho años, mientras se acumulaban las derrotas electorales y los ministros iban y venían, se dice que tiene el oído del presidente, hasta el punto de actuar como su portavoz en asuntos tan delicados como Oriente Próximo o la política nuclear, señala Le Monde.
En el clima político actual, esa proximidad podría ser un lastre.
«Será difícil entablar conversaciones con un macronista desde el primer día, que ha aceptado y apoyado todo lo que se ha hecho (Macron) desde 2017″, declaró a Euractiv el diputado comunista Emmanuel Maurel.
Un presupuesto ausente
Lecornu nunca ha rehuido hablar con todos los partidos, y el año pasado se reunió discretamente con la ultraderechista Marine Le Pen (Agrupación Nacional) para hablar de la guerra de Ucrania. Pero esta apertura podría no ser suficiente para apaciguar a la Asamblea Nacional.
Le Pen escribió el martes en X que las nuevas elecciones legislativas son «inevitables».
Mientras tanto el presidente de RN, Jordan Bardella, se limitó a subrayar que el nuevo primer ministro será juzgado «por sus actos».
En el terreno de la izquierda radical, se prevé que La Francia Insumisa (LFI) presente una moción de censura contra Lecornu en cuanto comience la próxima sesión parlamentaria, oficialmente el 1 de octubre, pero quizás incluso antes.
Por otro lado, los Verdes calificaron el nombramiento de Lecornu de «provocación». Por su parte, el Partido Socialista (PS) emitió un comunicado en el cual afirmó que Macron está «corriendo el riesgo de (enfrentarse a) la cólera social y un bloqueo institucional».
«Que Francia necesite un presupuesto no significa que deba ser un presupuesto cualquiera», explica a Euractiv la diputada socialista Anna Pic. «Si el primer ministro quiere hablar, hablaremos, pero partiendo de nuestras propuestas», agrega.
Decididos a subir la apuesta tras derribar a Bayrou, los socialistas exigen a Lecornu que se comprometa a no recurrir al artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar una ley sin votación parlamentaria.
En cuanto al presupuesto 2026, será difícil conciliar las exigencias de la izquierda -que incluyen gravar la riqueza de los hogares más ricos- con los partidos del «bloque central», que se oponen a cualquier subida de impuestos.
Pero el tiempo apremia. Los proyectos de ley presupuestaria tienen que se analizados por los diputados a mediados de octubre, y en el mejor de los casos se aprobarían antes de finales de año.
En ese sentido, se prevé que Lecornu se reúna con los sindicatos y las fuerzas políticas en los próximos días.
«Lo conseguiremos», insistió Lecornu durante el traspaso de poderes con Bayrou el miércoles por la tarde. «Tendrá que haber rupturas, no sólo de forma y método, sino también de fondo», agregó.
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(Editado por Vince Chadwick y Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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