París (Euractiv.fr) – Francia se prepara para un nuevo período de fuertes turbulencias políticas, después de que el primer ministro, François Bayrou, anunciara el lunes que se someterá a una votación de confianza el próximo 8 de septiembre destinada, muy probablemente, al fracaso, lo cual ha despertado nuevamente el fantasma de una disolución anticipada de la Asamblea Nacional y la convocatoria de nuevas elecciones.
La derrota es (casi) segura, después de que este martes los socialistas confirmaran que votarán contra el Gobierno de Bayrou, uniéndose a otros partidos de izquierda y a la ultraderechista Agrupación Nacional (RN/Patriotas por Europa) de Marine Le Pen.
Su caída es previsible, en medio del rechazo general a su proyecto de presupuesto para 2026, diseñado para enfrentar la elevada deuda de Francia con una combinación de recortes de gastos y subida de impuestos.
Si no hubiese tomado la iniciativa de someterse a una moción de confianza, probablemente Bayrou habría recurrido al controvertido artículo 49.3, que permite aprobar leyes sin votación, para luego ser derrocado por la oposición en una moción de censura.
Sin embargo, al solicitar una votación de confianza anticipada, el primer ministro ha forzado la situación y, al hacerlo, ha precipitado una crisis política semanas antes de lo previsto.
Para el presidente de Francia, Emmanuel Macron, las consecuencias son duras. Después de haber apostado por la disolución del Parlamento en junio de 2024 -una medida que profundizó las divisiones en lugar de resolverlas-, pronto podría encontrarse con pocas opciones.
«El Partido Socialista está preparando un plan de disolución (del Parlamento)», confirmó su líder en la Asamblea, Boris Vallaud, este martes por la mañana.
La extrema derecha aprovecha su oportunidad
Bayrou confiaba en que los recientes intentos de RN de mostrarse como un partido «constructivo» le permitieran ganar tiempo. En lugar de eso, el partido ultra ha dado un giro decisivo.
Su vicepresidente, Sébastien Chenu, declaró que ahora es «necesario dar una mayoría al país», haciéndose eco de la insistencia de la figura más emblemática del partido, Marine Le Pen, de que «sólo una disolución (del Parlamento) permitirá a los franceses decidir su futuro».
Agrupación Nacional se resistió durante mucho tiempo a apoyar mociones de censura contra Bayrou, argumentando que no quería agregar más inestabilidad al país. Pero sus cálculos han cambiado.
Una protesta ciudadana programada para el 10 de septiembre -que está cobrando fuerza en Internet y atrayendo a algunos simpatizantes de extrema derecha- ha puesto de relieve los riesgos de la inacción.
Aprovechando el voto de confianza para derrocar al Gobierno, la RN evita el riesgo de tener que alinearse tras una posible moción de censura liderada por la izquierda (sobre todo de La Francia Insumisa, LFI), que podría haber dañado su imagen entre sus partidarios.
Las nuevas elecciones parlamentarias también darían a Le Pen la oportunidad de presentar una cuestión constitucional prioritaria (QPC), impugnando una reciente condena judicial que le impide presentarse a las elecciones durante cinco años.
Según BFMTV, RN tiene previsto convocar su comité de campaña para las legislativas el próximo lunes.
Macron, bajo presión
Los llamamientos a la disolución del Parlamento no sólo vienen de la oposición.
El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, ha declarado este martes que «no descarta esa hipótesis». Según la cadena de televisión francesa TF1, Bayrou ha dicho a los socios de la coalición que es casi inevitable la convocatoria de nuevas elecciones.
Macron admitió que la disolución parlamentaria del año pasado trajo «más divisiones en la Asamblea que soluciones para los franceses», y durante el verano insistió en que no tenía intención de volver a utilizar ese mecanismo.
Pero la presión va en aumento, sobre todo por parte de Jean-Luc Mélenchon, el incendiario líder de La Francia Insumisa (LFI), que reiteró este martes las peticiones de dimisión del presidente.
«Macron debe asumir la responsabilidad del fracaso de sus políticas ante los votantes», declaró Mélenchon, al tiempo que prometió presentar una nueva moción de destitución el 23 de septiembre.
Tras haber pasado el año pasado centrado en la política exterior -de Ucrania a Gaza-, Macron se ve ahora arrastrado de nuevo al campo de batalla interno.
Si Bayrou cae en dos semanas, el presidente se enfrentará a tres opciones poco envidiables: nombrar a otro primer ministro y apostar por asegurar una frágil mayoría, convocar otras elecciones anticipadas o dimitir.
///
(Editado por Vince Chadwick/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
The post La arriesgada apuesta de Bayrou pone a Macron contra las cuerdas appeared first on Euractiv.es.