Bruselas (Euractiv.com) – El avispón asiático lleva más de dos décadas aterrorizando a las abejas de toda Europa y a sus cuidadores. Pero los científicos afirman haber encontrado un modo de impedir su propagación.
La Vespa velutina, de color negro y naranja, unos tres centímetros de largo y patas amarillas, llegó por primera vez a Francia en 2004, probablemente escondida en un cargamento de cerámica procedente de China. Desde entonces, se ha extendido a una docena de países europeos.
Los apicultores de las regiones afectadas han informado de pérdidas de colmenas de hasta el 50%, y cada avispón puede matar 50 abejas al día. Y con varios miles de avispones por nido, las cuentas no salen.
En opinión de Cyndy Adolphe, asesora política de la ONG BeeLife, Francia ha hecho un «regalo nefasto» al sector apícola de la Unión Europea (UE).
La semana pasada Irlanda anunció nuevos avistamientos del avispón y advirtió de la amenaza que supone para la biodiversidad.
Mientras tanto, los medios de comunicación belgas informaron de que la comunidad de Flandes está invirtiendo millones en la lucha contra esta especie, cuyos casos se han duplicado este año.
Como un reguero de pólvora
La gran amenaza que supone este insecto para la población de abejas europeas tampoco es un secreto para los científicos.
«Se propagan como la pólvora», afirma Sophie Gray, investigadora de la Universidad de Southampton (Reino Unido).
Un solo avispero puede acabar con una colmena entera en cuestión de días, y no son fáciles de detectar, ya que pueden estar bajo tierra, en cajas para pájaros, arbustos o encaramados a 15 metros de altura en un árbol.
El calentamiento global agrava la amenaza, ya que permite que más avispones sobrevivan al invierno y permanezcan activos de junio a noviembre.
«Ya no hay tregua para los apicultores», asegura Adolphe.
Y las consecuencias son claras. En el peor de los casos, se calcula que los avispones asiáticos costarán a la economía francesa 30,8 millones de euros al año.
Por ello, para frenar la población de avispones, los apicultores de todo el bloque han adoptado estrategias de destrucción de nidos y trampeo, complementadas con raquetas eléctricas y protección de las colmenas. Entre los principales retos figuran la necesidad de garantizar que las trampas se dirijan específicamente a los avispones y de minimizar los efectos negativos sobre la biodiversidad.
Seguimiento de los casos
No obstante, Gray y su equipo creen haber descubierto un avance que podría ayudar a resolver estos retos: rastrear el zumbido característico del avispón.
Su investigación demuestra que los avispones asiáticos zumban a unos 51 decibelios, con una frecuencia fundamental de 125 Hz. Un micrófono direccional permite detectar los nidos a una distancia de hasta 20 metros y distinguirlos de los de las abejas o los avispones europeos.
La capacidad de detectar rápidamente los avisperos puede suponer un gran avance para los apicultores, ya que una vez detectado un avispón es una carrera contrarreloj.
«Normalmente se tarda de dos a tres días en encontrar un nido», explica Gray. «Para entonces, los avispones pueden haber acabado con una colmena de 20.000 abejas», agrega.
Con los polinizadores europeos ya bajo presión, esta nueva herramienta podría permitir detectar a tiempo a estos insectos tan dañinos.
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(Editado por Victoria Becker/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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