Berlín (Euractiv.de/.es) – Hace más de un siglo, Theodor Herzl -el padre fundador del sionismo- figuraba entre los periodistas estrella del diario vienés Neue Freie Presse.
Sin embargo, la semana pasada, el periódico, tradicionalmente conservador y favorable a Israel, publicó un artículo de opinión en el que instaba a Viena a unirse a otros 11 países de la Unión Europea (UE) en el reconocimiento del Estado palestino, una medida que, según el autor, podría ayudar a poner fin a la guerra de casi dos años que Israel libra en Gaza.
«Si el objetivo de Austria es lograr la paz en Oriente Próximo, debería dar un paso importante reconociendo un Estado palestino», afirmaba la columna.
La sorprendente declaración de la casa periodística de Herzl fue tal vez el signo más conmovedor de un cambio de humor más general en las últimas semanas, ya que incluso los europeos proisraelíes se sienten incómodos con la gestión israelí de la guerra en Gaza.
La indignación pública en Europa por las violaciones, asesinatos y otras atrocidades cometidas contra israelíes a manos de terroristas de Hamás el 7 de octubre de 2023 se ha desvanecido.
En medio de un aluvión incesante de informes sobre el creciente número de muertos en Gaza y de fotografías estremecedoras de palestinos hambrientos -incluidos muchos niños-, los políticos de toda Europa, especialmente los de países con una gran población musulmana, se han visto sometidos a una intensa presión para que actúen.
Este cambio podría tener profundas implicaciones para la relación a largo plazo del Estado judío con Europa, ya que incluso políticos considerados miembros de «la corriente dominante» en el continente adoptan posturas antaño marginales, como la de frenar el suministro de armas a Israel.
En lo que podría ser la primera «sanción» europea concreta a Israel desde el comienzo de la guerra, la Comisión Europea propuso el lunes excluir a las entidades israelíes de recibir financiación a través de Horizonte Europa, el programa insignia de investigación e innovación de la UE. Esta medida se produce en un momento en que otro pilar de la cooperación euro-israelí -el Acuerdo de Asociación UE-Israel- se enfrenta a un intenso escrutinio.
Cambio de mentalidad
Siempre ha habido focos antiisraelíes en Europa, en lugares como España, Irlanda e incluso la pequeña Eslovenia. Pero este último cambio de actitud es más amplio y profundo, y refleja en parte los drásticos cambios demográficos que ha experimentado Europa en las últimas décadas, en medio de una aceleración de la inmigración procedente del mundo musulmán.
En el Reino Unido, por ejemplo, el Partido Laborista del primer ministro Keir Starmer se enfrentó a una fuerte reacción de las comunidades musulmanas tras su mensaje inicial a favor de Israel, una reacción que altos cargos del partido admitieron podría haberle costado votos decisivos en dos elecciones parciales el año pasado.
El presidente francés, Emmanuel Macron, pasó de argumentar que un Estado palestino debería llegar al final de un proceso de paz a prometer respaldar unilateralmente uno, y finalmente fijó una fecha concreta para ello la semana pasada: la próxima Asamblea General de la ONU en septiembre. Francia también copatrocina una conferencia de la ONU de tres días sobre la aplicación de una solución de dos Estados.
La medida de Macron fue posterior a la publicación la semana pasada de una declaración internacional respaldada por una veintena de países de la UE en la cual se condenaba el sufrimiento de los civiles de Gaza .
El mensaje central de los firmantes: «La guerra en Gaza debe terminar ya»
Entre los países impulsores de la iniciativa no sólo figuraban los sospechosos habituales -España, Irlanda, Bélgica-, conocidos por su afinidad a la causa palestina.
Aliados incondicionales de Israel, como Países Bajos, Polonia e incluso el gobierno conservador de Austria, se unieron a sus filas. (La deserción de Austria fue quizá la más sorprendente si se tiene en cuenta que el gobernante Partido Popular, de centro-derecha, empezó a ondear la bandera israelí desde el tejado de la cancillería como señal de solidaridad mucho antes del 7 de octubre)
Angustia alemana
Alemania sigue lejos de ese tipo de muestras públicas de discordia con el gobierno israelí.
Eso no significa que el canciller, Friedrich Merz, no sienta la presión. En Alemania, que cuenta con una de las mayores poblaciones musulmanas de Europa, la crisis de Gaza es un tema explosivo.
En una llamada telefónica con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Merz subrayó el domingo su «gran preocupación por la catastrófica situación humanitaria en Gaza», según una información oficial.
Alemania considera el reconocimiento del Estado palestino como un paso final a una solución de dos Estados, según el gobierno, al menos por ahora.
Tras una reunión ministerial extraordinaria celebrada el lunes, Merz ya no descarta que Berlín pueda apoyar sanciones contra Israel.
Según el índice de aprobación de YouGov, Alemania es el país más pro-israelí de Europa Occidental.
Sin embargo, las cosas están cambiando: la opinión favorable a Israel ha caído hasta el 44%, el nivel más bajo desde que existen registros.
Ahora hay más alemanes que simpatizan con los palestinos que con los israelíes. Incluso el cuerpo diplomático alemán muestra signos de disconformidad.
Los medios de comunicación alemanes informaron la semana pasada de que 130 diplomáticos del ministerio de Asuntos Exteriores han formado una red interna para instar al ministro del ramo, Johann Wadephul, a considerar la posibilidad de imponer sanciones y adoptar una línea más firme con Israel.
Ayuda al comercio
Gran parte de la indignación está relacionada con las restricciones impuestas por Israel a la ayuda humanitaria y a los informes sobre civiles muertos mientras esperaban en la cola para recibir alimentos.
En los últimos meses, Israel ha cerrado en gran medida las redes de distribución de ayuda de la ONU en Gaza por temor a que gran parte de los alimentos acabaran en manos de Hamás.
En los últimos días, cuando la reacción internacional ante su respuesta a la crisis de Gaza alcanzó su punto álgido, el gobierno de Netanyahu acordó una «pausa humanitaria» para permitir la entrada en la zona de más camiones de ayuda.
La principal baza de Europa para presionar a Israel es el comercio. La UE es el mayor socio comercial de Israel, con cerca de un tercio del volumen total mundial.
Alemania representa un tercio de sus principales importaciones de armas, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).
Hasta la fecha, sólo cinco países europeos han suspendido algunas licencias de exportación de armas. Entre las pocas excepciones está Reino Unido.
El gobierno del primer ministro, Keir Starmer, canceló algunas licencias e impuso sanciones a ministros israelíes. Pero los datos de intercambio comercial muestran que Gran Bretaña sigue exportando ingente material militar a Israel a pesar de la suspensión oficial.
Otros países europeos, encabezados por España, han presionado para que se impongan sanciones a Israel, alegando que ha violado los compromisos en materia de derechos humanos establecidos en el Acuerdo de Asociación UE-Israel, un acuerdo para profundizar los lazos comerciales y políticos, firmado en 2000.
Israel consiguió evitar las sanciones comerciales en las últimas semanas comprometiéndose a permitir la entrada de más ayuda en Gaza. Pero la falta de avances sustanciales ha renovado las peticiones de suspensión.
«Todas las opciones siguen sobre la mesa si Israel no cumple sus promesas», escribió en X.
///
(Editado por MK y Fernando Heller/Euractiv.es)
The post Ofensiva política de la UE en Gaza ¿ha cambiado la relación de Europa con Israel? appeared first on Euractiv.es.