Bruselas (Euractiv.com/.es) – Grandes cantidades de madera de origen sospechoso, procedente de Rusia y Bielorrusia, siguen entrando a la Unión Europea (UE) a pesar de las sanciones impuestas por Europa a Moscú, al tiempo que varios miembros del bloque comunitario presionan para retrasar la aplicación de la Ley Antideforestación.
En una carta enviada a la Comisión Europea la semana pasada, varios Estados miembros de la UE, entre ellos Portugal, Estonia, Italia, Croacia, Eslovenia, Chequia, Bulgaria y Polonia, solicitaron excepciones al Reglamento de la UE contra la deforestación, cuya entrada en vigor está prevista para diciembre.
Sin embargo, una investigación de la ONG Earthsight ha revelado que muchos de esos países siguen importando madera contrachapada de abedul -un producto maderero de alto valor- de China, Georgia, Kazajstán y Turquía.
Esos países han estado vinculados con casos de «blanqueo» de productos madereros rusos desde que entraron en vigor las sanciones de la UE a Rusia y Bielorrusia tras la invasión de Ucrania en 2022.
El último análisis de Earthsight de los nuevos datos comerciales hasta abril de 2025 se basa en una investigación anterior, publicada en enero, la cual reveló que los países de la UE importaron madera rusa contrachapada de abedul por valor de 1.500 millones de euros desde el comienzo de aplicación de las sanciones europeas en 2022.
La unidad de sanciones de la Comisión Europea (DG FISMA) advirtió en marzo de que los productores de madera rusos y bielorrusos están reetiquetando madera y desviándola a través de terceros países para eludir las restricciones comerciales de la UE.
Aunque Bruselas impuso en junio aranceles antidumping a la madera contrachapada de frondosas chinas, incluido el abedul, las ONG sostienen que el gravamen no distingue entre el abedul y las especies de frondosas de menor riesgo, por lo que podría no frenar las exportaciones.
Entre febrero y abril de este año, España -que no ha solicitado exenciones a la Ley de Deforestación- fue el principal importador de la UE de contrachapado de abedul sospechoso, por valor de más de 15 millones de euros, estimado en venta al por menor, según aEarthsight.
Portugal fue segundo, con más de 12 millones de euros, mientras que Estonia importó casi 10 millones de euros, principalmente de Kazajstán.
Sin embargo, Polonia -el mayor importador entre 2022 y 2024- ha intensificado considerablemente los controles desde entonces, lo cual ha provocado un fuerte descenso de las importaciones a partir de febrero de este año.
La Asociación Española de la Madera y el Mueble ha advertido de que las constantes importaciones rusas amenazan a la industria nacional, haciéndose eco de preocupaciones similares planteadas por productores de Letonia y Polonia.
Los datos de Eurostat revisados por Euractiv revelan que antes de la invasión rusa de Ucrania las importaciones de la UE de contrachapado de abedul procedente de Kazajstán y Georgia eran inexistentes, mientras que las importaciones de China y Turquía eran insignificantes en la mayoría de los Estados miembros.
Impulso político
Las informaciones se dan a conocer al tiempo que aumenta la presión política para debilitar la Ley de Deforestación (EUDR, por sus siglas en inglés), una norma emblemática de la UE destinada a impedir la entrada en el mercado único de productos relacionados con la deforestación.
El Parlamento Europeo aprobó la semana pasada una resolución abanderada por el Partido Popular Europeo (PPE) en la cual rechazaba la clasificación de riesgo propuesta por la Comisión Europea y solicitaba una nueva categoría «sin riesgo» para los países con sus leyes nacionales de deforestación.
Rusia y Bielorrusia están clasificados como países de alto riesgo en la EUDR, pero otros, entre ellos Kazajstán, China, Turquía y Georgia -todos ellos señalados por las ONG- están clasificados como de bajo riesgo, junto con todos los Estados miembros de la UE.
El eurodiputado -y silvicultor- austriaco Thomas Waitz, del grupo de Los Verdes, advirtió de que la categoría de «exento de riesgo» y un retraso en su aplicación socavarán las sanciones contra Rusia.
«El PPE tiene que dar la cara por Ucrania», comentó.
Pore su parte, Pascal Canfin, principal negociador del Reglamento por el grupo liberal Renovar Europa, ha asegurado que los llamamientos a debilitar la EUDR son «un regalo a países como Rusia» y socavaban la soberanía de la UE.
La EUDR incluye normas de trazabilidad más estrictas que la legislación vigente sobre la madera y fue diseñada para colmar lagunas jurídicas ya conocidas.
No obstante, la ONG Earthsight sostiene que la categoría «sin riesgo» -respaldada por los ministros de agricultura de 18 socios del bloque y por el Parlamento Europeo- podría hacer que la EUDR fuera menos ambiciosa que las normas actualmente en vigor.
El eurodiputado del PPE Alexander Bernhuber, que lidera la iniciativa para eximir a algunos países de la UE de las obligaciones de la EUDR con la nueva categoría de riesgo, cree que el Reglamento no debería utilizarse para imponer sanciones.
«[La elusión] es un delito penal que se debe perseguir con toda contundencia», explica a Euractiv, al tiempo que añade que se necesitan «controles más estrictos en las fronteras exteriores de la UE y la aplicación de las normativas sancionadoras existentes»
«No puede ser que con la EUDR castiguemos a quienes practican una silvicultura sostenible y responsable», añade.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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