Bruselas (Euractiv.com/.es) – Desde pandemias a «grandes apagones», pasando por conflictos armados y crisis alimentarias, la Comisión Europea se prepara para afrontar la próxima gran crisis y evitar que Europa se vea superada por los acontecimientos.
Un documento sobre estrategia de almacenamiento publicado este miércoles apunta a esbozar planes de contingencia para todos los escenarios, desde vacunas y antibióticos hasta misiles y litio, con vistas a crear una «Unión Preparada», según Bruselas.
El objetivo es anticiparse a la próxima gran crisis y reunir los elementos necesarios para mantener a los europeos bien alimentados, saludables y seguros.
Además, el documento -uno de los cerca de 30 que, según el Ejecutivo comunitario, se publicarán en diversos sectores- se centra en los esfuerzos por acumular reservas de materias primas esenciales para que la industria siga fabricando productos estratégicos de alta tecnología.
Estos son algunos de los puntos esenciales de la nueva estrategia de Bruselas:
Arsenales bien abastecidos
Uno de los capítulos de la estrategia, denominado «cooperación civil-militar», aboga por mejorar el intercambio de información entre los países de la UE y la Comisión Europea para mejorar la planificación.
Para ello, el ejecutivo comunitario «facilitará las conversaciones» entre las capitales con el objetivo de garantizar que los arsenales civiles sean suficientes para cubrir las necesidades militares.
Pero el Programa Industrial Europeo de Defensa (PIDD), dotado con 1.500 millones de euros, seguirá siendo el modelo para el almacenamiento de artículos relacionados con la defensa, y contará con mecanismos para actuar cuando surjan crisis de suministro.
Se trata, sobre todo, de municiones, misiles o sistemas de defensa antiaérea.
El problema es que la información relativa a las reservas militares y de seguridad es «muy sensible», según declaró el martes a la prensa un alto funcionario de la UE.
Por ello, los socios del bloque se pueden mostrar reticentes a compartir detalles de material clasificado, que ayudarían a Bruselas a averiguar qué material se necesita.
«En este momento tenemos información limitada sobre las reservas nacionales», añadió el funcionario en cuestión, razón por la cual la Comisión Europea no fija un plazo para elaborar las listas.
El calendario para hacerlo dependería de la voluntad de las capitales de intercambiar información.
«Sanos y (muy) salvos»
Además del programa principal de reservas, la Comisión también ha presentado este miércoles un documento sobre medidas de respuesta ante futuras emergencias sanitarias, entre ellas otra pandemia.
El Ejecutivo comunitario quiere que la UE cuente con una lista de reservas nacionales recomendadas, que incluya vacunas, productos terapéuticos, diagnósticos y material de protección individual (EPI), entre otros, mascarillas.
Habrá un nuevo «sólido sistema de inteligencia» para detectar amenazas sanitarias – y una mayor cooperación entre la OTAN y la unidad de emergencias sanitarias de la UE, HERA.
A finales de este año se pondrá en marcha un nuevo esquema de medidas de respuesta sanitaria, con apoyo financiero de Bruselas.
Bruselas apuesta también por duplicar HERA Invest hasta los 200 millones de euros, junto con una colaboración con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para desarrollar vacunas y otras terapias que forma parte de una campaña de financiación.
La estrategia se centra en cuatro grandes amenazas sanitarias: enfermedades transmitidas por vectores -como la malaria-, enfermedades relacionadas con los conflictos armados y enfermedades respiratorias y de contacto, como el COVID-19 o el mpox (viruela del mono).
El programa de Bruselas pone especial acento en la resistencia a los antimicrobianos, también conocida en el sector sanitario como la «pandemia silenciosa».
No obstante, hasta la fecha no ha quedado clara la relación entre la creación de reservas de antibióticos de última generación y los planes de la Comisión para impulsar la producción de medicamentos en el marco de la Ley de Medicamentos Esenciales.
Alimentar a las masas
A la hora de reforzar la seguridad alimentaria, el programa de Bruselas no incluye una lista de productos agroalimentarios ni de pesticidas y fertilizantes fundamentales para mantener la producción agrícola.
Sin embargo, en el capítulo de coordinación, el texto alude a la necesidad de «profundizar y formalizar» una estrategia ya existente -el Mecanismo Europeo de Preparación y Respuesta ante Crisis de Seguridad Alimentaria (EFSCM)- para «mejorar el intercambio de información, la transparencia y la solidaridad en el almacenamiento» entre los países miembro y la red de agencias del bloque.
Presentado por primera vez en 2021, el EFSCM es un plan de emergencia para el suministro de alimentos centrado en corregir las deficiencias surgidas durante la pandemia de COVID-19.
No es la primera vez que Bruselas señala a la agricultura como clave en relación con la seguridad de la UE.
En el plan de preparación para las crisis presentado el pasado mes de marzo, la Comisión aseguraba que los hogares europeos tendrían que contar con «un kit de emergencia», que incluyera provisiones de alimentos suficientes para sobrevivir «durante un mínimo de 72 horas» sin ayuda externa en caso de crisis.
Garantizar el suministro de energía
Aunque el documento de Bruselas hace referencia a la importancia de la seguridad energética, las medidas concretas para lograrla están contempladas en otras iniciativas, entre ellas el Reglamento sobre la seguridad del suministro de gas, junto a una hoja de ruta para poner fin a las importaciones rusas de energía.
La estrategia de almacenamiento de Bruselas propone la creación de un Centro de Materias Primas Esenciales para canalizar la compra conjunta y el almacenamiento de los materiales enumerados en la Ley de Materias Primas Esenciales, entre ellas los elementos de tierras raras y el litio.
Más allá de los cuellos de botella que se podrían producir en caso de crisis, esos materiales son necesarios para mantener la producción de células de baterías para vehículos eléctricos o imanes permanentes en generadores de turbinas eólicas.
De momento, el plan de Bruselas pasa por asociaciones estratégicas y cooperación a través de plataformas internacionales como la Agencia Internacional de la Energía (AIE), además de acaparar «ciertos bienes, como las tierras raras» hasta que las cadenas de suministro interrumpidas se hayan adaptado.
En un informe presentado en abril, la AIE alertaba de que los minerales esenciales se concentran cada vez más en unos pocos proveedores, encabezados por China.
Desde entonces, las limitaciones de Pekín a la exportación de materias primas ya han provocado escasez en algunos puntos.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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