Los grupos de reflexión de Bruselas abogan por crear una nueva agencia tecnológica de la UE

Bruselas (Euractiv.com) – Algunos de los principales grupos de reflexión de Bruselas abogan por la creación de un único regulador digital en la Unión Europea (UE), una medida que podría simplificar la compleja y fragmentada regulación de un sector de vital importancia.

A mediados del pasado mes de octubre se reunieron en Lisboa los ministros responsables de asuntos digitales de algunos de los países europeos más avanzados en este campo (el grupo D9) para debatir ideas sobre las políticas digitales de la UE. Según un borrador de documento preparado antes de la reunión, al cual tuvo acceso Euractiv, una de las ideas principales era la creación de una agencia única de la UE para el cumplimiento de la normativa tecnológica.

La propuesta del D9 es señal de que la idea está ganando popularidad. Sin embargo, la Comisión Europea y los gobiernos nacionales siguen disputándose el control del sector.

La Comisión Europea, en el centro del debate

Algunos expertos afirman que Europa necesita una entidad dedicada a hacer cumplir sus leyes tecnológicas para evitar conflictos de intereses.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha sido la cara de Europa en las conversaciones comerciales con Washington y fue la persona que selló el pasado mes de julio el acuerdo comercial transatlántico con el presidente estadounidense, Donald Trump.

Al mismo tiempo, también fue la primera valedora de las leyes tecnológicas de la UE que Trump ha menospreciado.

Pero algunos analistas consideraron incómoda la dualidad de funciones de von der Leyen, sobre todo porque la Comisión Europea ha tardado mucho en imponer multas a las plataformas tecnológicas estadounidenses por violar las normas del bloque europeo.

Algunos creen que Von der Leyen no ha querido multar a los gigantes tecnológicos estadounidenses porque teme enfadar a Trump.

Esa tensión ha dado un nuevo impulso a los grupos de reflexión para presionar a favor de un nuevo organismo que se encargue de la aplicación de las normas tecnológicas, lo que permitiría a la Comisión evitar escollos políticos.

«Lo ideal sería que un organismo regulador singular o independiente protegiera la toma de decisiones sobre la aplicación de la legislación digital de las prioridades legislativas y las presiones geopolíticas», comenta Maria Koomen, investigadora de política tecnológica en el Centro para las Generaciones Futuras (CFG).

¿Simplificarlo todo?

Mientras tanto, un segundo argumento impulsa el debate en torno a una agencia tecnológica única, que se vincula con el tema candente de la simplificación de la normativa de la UE. La sugerencia es que un nuevo organismo de supervisión podría centralizar gran parte de la extensa maquinaria de supervisión del bloque europeo.

La complejidad del panorama normativo de la UE es innegable.

En los últimos años, Bruselas ha asumido nuevas funciones de supervisión de las mayores plataformas -en virtud de la Ley de Servicios Digitales, la Ley de Mercados Digitales y los grandes modelos de IA-, mientras que decenas de organismos nacionales y a veces regionales deben vigilar el grueso de la actividad en ámbitos como la protección de datos, los derechos de los consumidores y la IA, entre otros.

Esas autoridades nacionales forman grupos,  como el Consejo Europeo de Protección de Datos o el Organismo de Reguladores Europeos de las Comunicaciones Electrónicas, para cooperar a escala de la UE.

Resulta difícil incluso para los expertos más experimentados comprender cómo deben funcionar todos los engranajes.

«Es necesario racionalizar», afirma Alexandre de Streel, del Centro de Regulación Europea.

Los expertos proponen varias ideas para racionalizar la supervisión. Una de ellas sería fusionar todos los grupos de la UE en una «ventanilla única», lo que permitiría reorganizar el personal de la UE sin alterar significativamente el equilibrio de poder con las capitales nacionales.

De Streel, por ejemplo, apuesta por un organismo de vigilancia de la UE que trabajara conjuntamente con los organismos nacionales, que seguirían desempeñando funciones importantes.

La realidad es tozuda

Para algunos analistas de Bruselas, el objetivo central sería la creación de un organismo único y centralizado que velara por el cumplimiento de las normas en materia de tecnología. Algunos empresarios creen que así se solucionaría la compleja red de interpretaciones divergentes de las normas de la UE que surgen de la aplicación nacional.

«Eso es lo más lejos que podría llegar la UE», explica Koomen a Euractiv.

Sin embargo, esta pérdida de poder podría ser un obstáculo para los gobiernos nacionales, a pesar de todo lo que se habla de simplificación digital.

Ni siquiera la idea de un sistema de dos niveles de organismos de supervisión se incluyó en el texto final de la declaración del D9, que los participantes suavizaron pidiendo el refuerzo de los «mecanismos de coordinación reguladora».

Los argumentos a favor de una agencia tecnológica totalmente independiente, separada de la Comisión, se enfrentan a una resistencia similar. Bruselas tendría que proponer esa reforma, aunque de momento no hay señales de ello.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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