La UE está retrasando en exceso el despliegue de la energía eólica y solar, según un informe

Bruselas (Euractiv.com) – Los gobiernos de los países miembros de la Unión Europea (UE) están dando largas a la designación de zonas de acceso preferente para los promotores de energía eólica y solar, y las evaluaciones de impacto ambiental -que las zonas pretenden eludir- no son el principal obstáculo para su implantación, según un nuevo estudio.

La Directiva sobre Energías Renovables (RED III), revisada en 2023, establece un objetivo vinculante de al menos un 42,5% de energías renovables en el mix energético europeo para finales de la década, con las «Zonas de Aceleración de Renovables» (ZAR) obligatorias como elemento clave.

Los Estados miembros debían determinar antes de mayo de este año las zonas más adecuadas, con el mínimo impacto ambiental y la menor resistencia pública. Todos menos Dinamarca incumplieron el plazo, lo que obligó a la Comisión Europea a retrasarlo hasta el 21 de febrero de 2026.

Sin embargo, un nuevo informe del think tank alemán Oeko-Institut y cuatro ONG europeas sostiene que las normas medioambientales no son el principal obstáculo y que siguen sin abordarse las barreras que impiden el despliegue de las renovables.

«Las evaluaciones de impacto ambiental (EIA) se presentan a menudo como el principal cuello de botella en la concesión de permisos, pero eso no es lo que informan los planificadores energéticos», afirma Maya Perera, especialista en política climática y energética de la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB).

«Las EIA no son el problema, lo son los fallos de gobernanza y aplicación», afirmó Perera en la presentación del informe este miércoles.

Debilidades estructurales

Basado en entrevistas con más de 50 expertos de 10 países de la UE, el informe señala en cambio obstáculos como el acceso a la red, la escasez de datos cartográficos y problemas estructurales más amplios, entre ellos la escasez de capacidad administrativa y mano de obra cualificada, los bajos índices de digitalización y la inestabilidad política.

Incluso en Alemania, que ha actuado unilateralmente para aliviar los cuellos de botella, «se designan ZAR generalizadas que recortan todo tipo de evaluaciones ambientales sin un efecto de aceleración», afirma Dominik Auch, del grupo ecologista alemán NABU.

«Se aceleran los permisos, pero no se adelanta la conexión a la red, que es el factor limitante en este caso», explicó Auch.

Según el informe, la información sobre posibles conexiones a la red está fragmentada entre distintas instituciones. A falta de una cartografía nacional, este factor crucial no se tiene en cuenta a la hora de seleccionar las zonas prioritarias.

El problema es generalizado en toda Europa, ya que los operadores de red rara vez participan en la planificación y cartografía de las ZAR.

«Para que el seguimiento rápido sea eficaz es necesario tener en cuenta este panorama más amplio y abordar de forma sistémica todos los obstáculos, manteniendo al mismo tiempo las sólidas salvaguardias necesarias para la naturaleza», afirma Susanne Krieger, investigadora del Oeko-Institut.

Según el informe, en España, Italia y Grecia, países con un enorme potencial solar, la cartografía de las ZAR no se considera una prioridad.

Lo que se ha hecho no se comparte con los expertos nacionales, la sociedad civil o los investigadores, lo que da lugar a una enorme falta de transparencia, afirman los autores.

La cuestión «No en mi patio trasero»

«En lo que respecta al despliegue de proyectos de energías renovables, nuestro análisis revela que la principal prioridad debe ser conseguir el apoyo local», declaró Flore Belin, de la ONG CAN Europe, en el mismo acto.

La oposición local -ejemplificada por la resistencia «no en mi patio trasero» (NIMBY, por sus siglas en inglés) a los aerogeneradores- y los consiguientes procesos judiciales son otro factor de retraso. Los gobiernos podrían  agravar el problema al no facilitar datos actualizados que permitan identificar mejor los emplazamientos de bajo impacto.

En Alemania, por ejemplo, los datos sobre lugares de cría de aves son incompletos, obsoletos o confidenciales. En Portugal, Rumanía, Bulgaria y Hungría, la información sobre tierras agrícolas y corredores migratorios no existe o no está disponible en formato digital.

«Esto crea un vacío para los impactos ambientales y aumenta los riesgos legales si, por ejemplo, las especies protegidas se ven afectadas negativamente», advierte el informe.

En Portugal, donde no existen mapas de sensibilidad natural -un requisito clave de la RED III-, las autoridades nacionales no promueven el diálogo con las ONG, las instituciones de investigación o las universidades, a pesar de que estos agentes suelen disponer de datos relevantes.

Elección estratégica

«La ordenación estratégica del territorio puede cambiar las reglas del juego de la transición europea hacia las energías renovables», afirma Elif Gündüzyeli, responsable de energías renovables en Europa de la ONG The Nature Conservancy.

«Al identificar zonas de baja conflictividad para las renovables, puede acelerar el despliegue minimizando al mismo tiempo los impactos sobre la naturaleza y las comunidades», agrega.

Esas zonas podrían incluir polígonos industriales en desuso, aparcamientos y tierras degradadas con baja productividad agrícola; en resumen, áreas donde ya se han producido daños ambientales y donde el rechazo social es menos probable.

«Si se hace bien, [la planificación estratégica] agiliza la concesión de permisos, fomenta el apoyo público, permite la planificación de redes inteligentes y genera los datos necesarios para cumplir nuestros objetivos climáticos y de biodiversidad para 2030», afirma Gündüzyeli.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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