¿Por qué la crisis política francesa no es (todavía) una crisis económica?

París (Euractiv.fr) – Muchos afirman que Francia está al borde del colapso económico. Que se lo pregunten a su gobierno.

El primer ministro , François Bayrou, que está a punto de dimitir tras perder el lunes la votación de confianza sobre su presupuesto para reducir el déficit, advirtió el mes pasado de que el «sobreendeudamiento» supone un «peligro inmediato» para la prosperidad del país.

El ministro de Finanzas , Eric Lombard, ha llegado a sugerir que la creciente deuda nacional podría obligar a París a solicitar un rescate al Fondo Monetario Internacional.

Para agravar la sensación de crisis, los costes de endeudamiento público de Francia son ahora más elevados que los de Grecia, lo que hace temer que Europa sufra un colapso económico mucho peor que el desencadenado por el colapso financiero de Grecia en 2009.

Los analistas, sin embargo, señalan que los riesgos inminentes que plantea el aumento de los rendimientos de los bonos y los niveles de deuda de Francia son en su mayoría exagerados.

«Sin duda, Francia se enfrenta a una crisis política, pero no a una crisis financiera», explicó en declaraciones a Euractiv Nicolas Véron, investigador principal del think tank Bruegel y del Peterson Institute for International Economics.

Los expertos señalan que la «inversión» de los rendimientos de los bonos griegos y franceses se debe sobre todo a una fuerte mejora de la confianza del mercado en Grecia, más que a un deterioro de la actitud de los inversores hacia Francia.

El rendimiento del 3,41% de la deuda pública francesa a 10 años también está muy por debajo del tipo de interés del 3,50% que paga Italia, que no se encuentra en riesgo financiero inmediato.

La afirmación de Lombard de que París podría necesitar pronto una intervención del FMI tampoco «tiene ningún sentido», dijo Véron. Añadió que, en el improbable caso de que la segunda economía de la UE necesitara un rescate, sería el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), y no el FMI, el que acudiría al rescate financiero de Francia.

Economía débil, política frágil

Más que un peligro económico inminente, los expertos advierten de que la intratable crisis política de Francia corre el riesgo de frenar la inversión y el crecimiento a largo plazo.

La Asamblea Nacional está dividida en tres bloques, de extrema izquierda, centro y extrema derecha, que probablemente seguirán siendo profundamente hostiles entre sí, independientemente de quién suceda a Bayrou. Las encuestas también sugieren que ninguna facción conseguirá una mayoría parlamentaria si, en lugar de nombrar a su quinto primer ministro en dos años, Macron convoca nuevas elecciones parlamentarias.

«Cualquiera de los dos caminos inyectaría nueva incertidumbre en un panorama político ya frágil», señaló recientemente Charlotte de Montpellier, economista senior de ING Research, al tiempo que añadió que el colapso del gobierno de Bayrou «pesará mucho» sobre la «ya débil» economía francesa.

Según el FMI, el PIB francés crecerá sólo un 0,6% este año, menos de la mitad del 1,4% previsto para las economías avanzadas del mundo.

Por otro lado, se prevé que el ritmo de crecimiento de Francia se mantenga por debajo de la anémica tasa de expansión de la eurozona hasta 2027, con las tensiones comerciales mundiales y la incertidumbre geopolítica infligiendo graves daños a los sectores manufacturero y de servicios del país.

Además de obstaculizar el crecimiento, la inestabilidad política de Francia está dificultando el control de los niveles de déficit y deuda del país, asegura Maria Demertzis, que dirige el Centro de Estrategia Económica y Finanzas de The Conference Board Europe.

Según las últimas previsiones de la Comisión Europea, Francia registrará este año un déficit presupuestario del 5,6% del PIB anual, casi el doble del límite oficial del 3% establecido por el bloque. El ratio deuda/PIB de Francia, del 114,1%, es también casi el doble del umbral del 60% fijado por el bloque.

«Hay que preguntarse si la trayectoria de la deuda puede seguir siendo sostenible», comentó Demertzis, al tiempo que recordó que el predecesor de Bayrou, Michel Barnier, fue destituido tras no lograr aprobar un presupuesto similar para reducir el déficit el año pasado.

«Hay que tener un camino creíble tanto en términos económicos como políticos. La economía es lo que lo llevará hasta allí, pero la política sostendrá el camino», subrayó Demertzis. «Pero si vas a tener esta crisis política cada año y medio, no es un problema fácil de resolver», agregó.

¿Un resquicio de esperanza?

Algunos analistas, sin embargo, sugieren que la crisis política francesa puede tener un lado positivo, en la medida en que los elevados niveles de deuda y déficit del país son ahora un tema de debate político serio.

«Esencialmente, llevamos más de 20 años -podría decirse que una generación, como mínimo- de laxitud fiscal francesa. Nunca ha habido un verdadero momento de consolidación fiscal o de corrección del rumbo», aseguró Véron. «Así que el hecho de que la situación fiscal esté en el centro del actual debate nacional francés es, creo, algo bueno, no algo malo», agregó.

Demertzis señaló que el momento actual subraya lo esencial que es para Francia poner orden en su «casa fiscal», dado que las propias instituciones financieras de la UE, en particular el MEDE y el Banco Central Europeo, carecen posiblemente de la influencia necesaria para rescatar la economía francesa. Con 3 billones de euros, es aproximadamente doce veces mayor que la de Grecia.

«El problema francés, si se me permite llamarlo así, tampoco es un problema menor: pone de manifiesto la incapacidad de la UE para hacerse cargo de la situación en caso de crisis real», afirmó Demertzis.

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(Editado por Vince Chadwick/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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