Bruselas (Euractiv.com/-es) – El 93% de los agricultores europeos encuestados para el último informe sobre el sector agrario publicado por el Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea afirma utilizar al menos una herramienta informática o de software.
Según el estudio, de ese porcentaje el 79% utiliza al menos una tecnología específica para los cultivos y el 83% al menos una herramienta específica para el ganado.
El estudio, titulado «El estado de la digitalización en la agricultura de la UE: el punto de vista de los agricultores», ofrece un panorama alentador en el cual los agricultores se muestran optimistas sobre el impacto de la digitalización: el 76 % espera que genere beneficios económicos, el 72 % prevé mejoras medioambientales y el 67 % anticipa resultados sociales positivos.
Impulsar la innovación
El informe se publica poco después de la reunión informal de ministros de Agricultura del bloque celebrada a principios de septiembre, organizada por el ministro danés de Alimentación, Agricultura y Pesca, Jacob Jensen, en el marco de la Presidencia semestral danesa del Consejo de la UE.
El tema central del programa se centró en explorar formas de impulsar la competitividad y acelerar la transición ecológica del sector agroalimentario de la UE.
La reunión se focalizó en el modo en que la UE puede impulsar la innovación y la inversión para garantizar la disponibilidad de alimentos asequibles, seguros y nutritivos en un contexto de crecimiento de la población mundial y de aumento de las necesidades medioambientales.
En la cita también se abordaron los cambios necesarios en la legislación de la UE para ayudar a los agricultores a acceder a las herramientas necesarias para cultivar alimentos de forma sostenible.
Este asunto es uno de los temas centrales que marcan el debate en el sector, dado que el cambio se está produciendo muy rápidamente en Europa, el continente que con mayor velocidad se calienta desde la década de 1980.
En los últimos años, los agricultores europeos han tenido que lidiar con cosechas marchitas, disminución de las reservas de agua e incendios forestales cada vez más frecuentes.
Se calcula que sólo la sequía podría suponer para la Unión Europea y el Reino Unido un golpe económico de más de 65.000 millones de euros (76.000 millones de dólares) anuales de aquí a 2100, en parte debido a los daños sufridos por las cosechas y la pérdida de suministro de agua.
Y eso es sólo una parte del problema, la otra son las cambiantes tensiones geopolíticas y comerciales.
Pero donde unos ven amenazas, muchos ven oportunidades.
«En una época de novedades en el comercio mundial, la UE debe proporcionar al sector agroalimentario las mejores condiciones posibles para competir a nivel mundial y exportar sus productos», subrayó Jensen durante la reunión informal de ministros.
Apostar por la biotecnología
La biotecnología es un campo con gran potencial para crear esas condiciones favorables. Apoya la agricultura sostenible de varias maneras. Entre esas técnicas figuran las aplicaciones de biocarbón, la mejora del compostaje y los inoculantes microbianos, que mejoran la fertilidad del suelo.
Las técnicas avanzadas, como la edición del genoma, pueden producir variedades de cultivos resistentes a las plagas y al clima, que requieren menos fertilizantes y agua y rinden más por hectárea.
Los nuevos aditivos biotecnológicos para piensos y las fuentes de proteínas de origen biológico reducen el metano de la digestión de los rumiantes y disminuyen la huella de gases de efecto invernadero en la producción de leche y carne.
Un ejemplo de éxito es la planta de biogás de Tongeren (Bélgica), que procesa el almacenaje de maíz y residuos industriales, produce electricidad renovable y ofrece abono ecológico a las granjas locales, reduciendo así las emisiones y mejorando la eficiencia económica.
Además, los resultados de las pruebas de campo realizadas en cuatro países europeos han demostrado que los abonos de origen biológico elaborados a partir de diversos residuos y flujos secundarios de la sociedad son casi tan eficaces como los abonos minerales nitrogenados.
Por residuo secundario se entiende cualquier material, sustancia o flujo energético generado en un proceso de producción que no es el producto principal pero que puede recuperarse, reutilizarse o reciclarse en un producto de alto valor.
Se trata de una noticia alentadora que complementa otras técnicas ya utilizadas por los agricultores, como los paneles solares, los aerogeneradores y la calefacción geotérmica, en sus esfuerzos por reducir su huella de carbono y generar al mismo tiempo nuevas fuentes de ingresos.
Dos granjas de los Países Bajos y España utilizan tecnología de captura directa de aire para generar CO2 in situ. La necesidad de bombear CO2 en las granjas verticales para ayudar a las plantas a crecer es la única práctica insostenible de una alternativa, por lo demás digna, a los métodos agrícolas tradicionales.
Empresas como Skytree, por ejemplo, han desarrollado un método para instalar unidades localizadas de captura directa de aire junto a las granjas verticales, de modo que puedan capturar su propio CO2, reciclándolo de la atmósfera.
Variedad de ideas
Y hay más innovaciones en el horizonte. El pasado mayo, investigadores y pequeñas empresas con ideas para producir alimentos de forma más sostenible se reunieron en F&A Next, una conferencia sobre el futuro de la alimentación y la agricultura celebrada en la Universidad e Investigación de Wageningen (Países Bajos). Desde cultivos resistentes al clima hasta alternativas pioneras a las proteínas, en el evento se presentaron varias innovaciones.
Entre ellas, las de la empresa emergente Grassa, con sede en Wageningen, que desarrolla extractos proteínicos a base de hierba para incluirlos inicialmente en alimentos para mascotas y ganado. La empresa argumenta que la proteína de la hierba tiene un mejor perfil de aminoácidos, una digestibilidad comparable y una huella de carbono menor que la de la soja.
Otra forma de reducir la huella de carbono en la agricultura es combatir la polinización inadecuada.
Los insectos polinizadores son vitales para producir con éxito tres cuartas partes de las variedades de cultivos. Por eso, AgriSound, una empresa emergente de York (Reino Unido), ha creado un dispositivo del tamaño de un teléfono móvil que detecta el escaso número de abejas en campos e invernaderos escuchando el sonido del batir de sus alas. Eso ayuda a los agricultores a traer más abejas cuando es necesario.
Las principales fuentes de financiación para la adopción de tecnología en las explotaciones agrícolas europeas en 2025 son la Política Agrícola Común (PAC) de la UE, las subvenciones de los gobiernos nacionales y regionales y la financiación de la investigación de Horizonte Europa. Horizonte Europa financia proyectos piloto e innovación digital en las explotaciones, con convocatorias abiertas para investigación y desarrollo en colaboración, y granjas de demostración.
Además, el Programa Europa Digital (DIGITAL) financia proyectos tecnológicos que modernizan la agricultura y hacen que las prácticas sean más eficientes, sostenibles y ecológicas.
Superar la fase de prueba y retos futuros
Sin embargo, no todo el mundo está convencido de que la tecnología sea la clave de unos sistemas alimentarios más sostenibles.
De los agricultores encuestados por el Consejo Común de Investigación (CCI), una notable minoría (20%) ve pocos beneficios de las tecnologías digitales para sus explotaciones, mientras que el 14% cuestiona la rentabilidad de la digitalización.
Algunos investigadores sostienen también que la simple incorporación de la tecnología a una explotación puede pasar por alto la complejidad y diversidad de otras prácticas sostenibles o abordar inadecuadamente las necesidades medioambientales y sociales locales.
Otros advierten de que el uso de la tecnología en la agricultura promete una mayor eficiencia de los recursos, pero sus efectos más amplios sobre la biodiversidad, la salud del suelo y los servicios ecosistémicos siguen en gran medida inexplorados.
Y aunque muchas políticas hacen hincapié en el aumento de la productividad, la sostenibilidad ecológica a largo plazo no se tiene suficientemente en cuenta.
También existe la posibilidad de que muchas soluciones alimentarias innovadoras no superen nunca la fase de prueba, por varias razones. Entre ellas, atraer inversiones suficientes, aumentar los costes, las condiciones del mercado y las barreras normativas.
No obstante, se trata de riesgos que forman parte del proceso de descubrimiento. El mundo sigue necesitando alimentos, y aunque muchas ideas no cambien significativamente la forma de comer de la gente, la exploración de nuevas formas de hacerlo está aquí para quedarse.
///
(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
The post Los agricultores de la UE se vuelcan con la tecnología para cumplir los estrictos objetivos de sostenibilidad de Bruselas appeared first on Euractiv.es.