Oslo/Bruselas (Eurativ.com) – Europa ocupa un lugar preponderante en las elecciones nacionales noruegas de este lunes, aunque de manera superficial. La mayoría de los noruegos no son conscientes de la dimensión europea de su política y sus partidos políticos están encantados de que siga siendo así.
Noruega, país de 5,6 millones de habitantes, no es miembro de la UE, pero participa en el mercado único a través del Espacio Económico Europeo (EEE). Este acuerdo, vigente desde hace décadas, da a Oslo acceso a los mercados y marcos normativos de la UE, pero la deja sin asiento en la mesa de toma de decisiones y al margen de la política comercial de la UE.
Al igual que los suizos, la mayoría de los noruegos viven con la ilusión de que son independientes de la UE a pesar de su dependencia económica de ella. En el caso de Noruega, la UE representa más del 60% de todo su comercio y dos tercios de sus exportaciones.
Noruega, gracias a sus enormes reservas de petróleo y gas, es uno de los países más ricos de Europa, lo que hace más fácil ignorar la creciente dependencia económica de la UE.
Su ministro de Asuntos Exteriores, Espen Barth Eide, reconoció la semana pasada que «la brecha entre la pertenencia a la UE y la pertenencia al EEE está aumentando», y advirtió de que la posición de «outsider» de Noruega es cada vez más precaria a medida que la UE se adapta a un mundo más hostil.
Su homóloga conservadora, Ine Eriksen Søreide, añadió que el coste de la no pertenencia aumenta «día a día».
A nivel nacional, la historia es totalmente distinta. Más de la mitad(55%) de los noruegos se opone a la adhesión a la UE, lo que descarta un referéndum de adhesión como el que se está debatiendo en Islandia.
Otro 12% no lo tiene claro, y sólo un 3-4% considera que la UE/EEE es una cuestión electoral importante. Los noruegos han votado dos veces en contra de la adhesión a la UE, en los referendos de 1972 y 1994.
Como consecuencia de ello, los asuntos de la UE están en gran medida fuera de la vista de los debates públicos noruegos. Los corresponsales noruegos en Bruselas están desapareciendo, y sólo dos reporteros están en contacto con el día a día de la política de la UE, lo que deja a los votantes menos informados que nunca.
La actual campaña noruega se ha centrado en el coste de la vida, su impuesto sobre el patrimonio, la inmigración y si el fondo soberano del país, de 2 billones de dólares, debe desinvertir en acciones relacionadas con la guerra de Israel en Gaza.
Escena política
El Partido del Progreso, populista de derechas, segundo partido noruego con un 18,9% de apoyo en las encuestas, ha pedido renegociar partes del acuerdo del EEE. Pero tanto ellos como el resto de partidos saben que no hay ninguna posibilidad real de renegociación.
Para renegociar, Noruega probablemente tendría que anular primero el acuerdo actual y podría acabar logrando algo menos favorable. Es improbable que una alternativa de este tipo llegue a tener mayoría en el Parlamento noruego.
El gobernante Partido Laborista, líder en las encuestas con un 29,5% y al frente de una coalición de centro-izquierda que, según las proyecciones, obtendría una mayoría de 91-78 escaños, se presenta como garante del acuerdo del EEE.
El regreso del ex Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, al partido como ministro de Economía, y su promesa de quedarse en lugar de volver a su cargo como jefe de la Conferencia de Seguridad de Múnich, ha reforzado su prestigio.
Al mismo tiempo, aunque el líder laborista Jonas Gahr Støre afirma que «Europa necesita a Noruega, y Noruega necesita a Europa», no es tan pro-UE como postula.
La política de Støre frente a la UE
La política energética es el ámbito en el que los hogares noruegos sienten más los efectos de la política de la UE. Cuando los precios de la electricidad en la UE subieron en 2022, también lo hicieron las exportaciones de la red noruega, rica en energía hidroeléctrica, a Dinamarca y Alemania. Mientras la empresa estatal Statkraft duplicaba sus ingresos, los noruegos de a pie veían cómo se disparaban las facturas.
En enero, el gobierno noruego tenía previsto adoptar normas de la UE que lo alinearían aún más con el mercado energético europeo, lo cual provocó su colapso.
El gobierno de un único partido, en minoría, de Støre renunció a aplicar la integración con Europa exigida por el EEE. En su lugar, creó un generoso plan de subsidios a un precio fijo para reducir las facturas de los hogares, y aseguró que esperará a contar con «un sistema energético en Europa que está experimentando grandes cambios» antes de aplicar más legislación.
Ese planteamiento ha permitido a los laboristas mantener la energía fuera del foco electoral, según Elin Boasson, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Oslo.
La Comisión Europea no ha reaccionado ante el estancamiento, pero ha hecho perder prestigio a Noruega al no eximirla de las recientes medidas de protección del acero propuestas por la UE.
Incluso después de la polémica, el 41% de los votantes no tiene una opinión clara sobre las normas energéticas de la UE que quebraron el gobierno, lo que ha llevado a los expertos a quejarse del «déficit democrático».
Sea cual sea el resultado de la elección de este lunes, pocos esperan cambios drásticos en la política europea de Noruega. Lo más probable es que Oslo siga haciendo equilibrios: decir a la UE que está reduciendo su retraso en la aplicación de leyes, mientras dice a los noruegos que no aplicará ninguna norma que no les guste.
///
(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
The post La UE ¿lejos del debate ciudadano en las elecciones noruegas de este lunes? appeared first on Euractiv.es.