Bruselas (Euractiv.com) – El comisario europeo de Sanidad, Olivér Várhelyi, se mostró este jueves abierto a la posibilidad de aplicar impuestos a los productos con alto contenido en azúcar, grasa y sal para ayudar a financiar la sanidad pública en los países de la Unión Europea (UE).
En el marco de una reunión en la comisión de Sanidad del Parlamento Europeo, preguntado por el eurodiputado Vlad Voiculescu (Renovar Europa/liberal) sobre su opinión acerca de gravar los ultraprocesados, el comisario concluyó que es «algo sobre lo que podemos reflexionar» en el marco del plan de salud cardiovascular de la Comisión Europea.
«Necesitamos una buena herramienta de medición, porque hemos tenido estos debates y, en general, siempre acaban en una discusión ideológica sobre privar a la gente de sus opciones, sobre imponer condiciones a las industrias, más que sobre proteger la salud pública», dijo Várhelyi.
De forma similar al planteamiento de salud pública de la Comisión Europea en relación con el tabaco, se exigiría a los consumidores de estos productos de riesgo que contribuyan económicamente, ya que es más probable que tengan que depender de los sistemas sanitarios en caso de verse afectados por alguna patología relacionada con su consumo.
Según una fuente de la Comisión, la tasa podría basarse en aplicaciones que midan el grado de transformación de los productos alimentarios , como Truefood , entre otras.
«No se trata de limitar la disponibilidad de los productos que la gente quiere comprar. Podemos influir en las elecciones y eso es lo que creo que deberíamos hacer», añadió el alto funcionario europeo.
El comisario argumentó que, si se avanzara en este debate, sería necesario garantizar que los ingresos sólo se pudieran gastar en salud pública y no se utilizaran para colmar otras lagunas presupuestarias.
De aplicarse, esta estrategia podría complementar la financiación sanitaria existente en el marco comunitario, especialmente el programa EU4Health, que se diluyó sobre todo en el fondo de competitividad presentado por la Comisión Europea el pasado mes de julio.
Preguntado por el eurodiputado centrista danés Stine Bosse sobre la posibilidad -o incluso la necesidad- de convertirlo en un recurso propio de la UE, el comisario no quiso entrar en detalles.
«Estoy muy comprometido con la búsqueda de soluciones -hay varias formas, entre ellas gravar determinados productos como los alimentos grasos o azucarados- para encontrar fondos para la salud», explicó Bosse a Euractiv.
La Comisión Europea lleva tiempo estudiando el plan.
En ese sentido, varias fuentes de Bruselas confirmaron a Euractiv que Várhelyi ha contactado antes del verano con los principales grupos parlamentarios en Estrasburgo para plantear la cuestión de gravar esos productos.
«Quería demostrar que no se trata sólo de la industria o de la inteligencia artificial. No entró en detalles, pero quiso mostrar que busca soluciones en el marco del presupuesto», comentó una fuente cercana al asunto.
Bruselas analiza el tema desde hace tiempo
La Comisión Europea encargó un estudio para analizar la posibilidad de aplicar impuestos especiales en toda la UE a los productos con alto contenido en grasas, sal y azúcar (HFSS, por sus siglas en inglés), medidas que están en vigor en varios Estados miembros
El estudio de la DG TAXUD de Bruselas, publicado el pasado mes de mayo, concluía que gravar alimentos poco saludables como las bebidas azucaradas puede contribuir a reducir las enfermedades no transmisibles (ENT).
Según el estudio, los fabricantes redujeron el contenido de azúcar de los refrescos tras la aplicación de impuestos a esos productos, mientras que los aumentos de precio también redujeron el consumo y fomentaron el cambio a alternativas más saludables.
Hasta la fecha, 11 países de la UE, y en España la comunidad autónoma de Cataluña, han introducido algún tipo de impuesto a las bebidas alcohólicas sin alcohol.
Nueve de ellos (Bélgica, Croacia, Finlandia, Francia, Irlanda, Letonia, Países Bajos, Polonia, Portugal y la comunidad autónoma española de Cataluña) se centran exclusivamente en las bebidas azucaradas.
Dinamarca grava los helados, el chocolate y los productos de confitería, mientras que Hungría grava tanto las bebidas azucaradas como otros productos con alto contenido en grasas y azúcares.
Rumanía introdujo un impuesto especial sobre las bebidas azucaradas el 1 de enero de 2024. Italia también tenía previsto aplicar este año un «impuesto al azúcar» a las bebidas con más de 25 gramos de edulcorantes añadidos por litro, pero la medida fue aplazada por el gobierno de la primera ministra, Giorgia Meloni.
Reacción de la industria
A pesar de las conclusiones de la Comisión, parece poco probable que se establezca un impuesto europeo.
«Habrá una fuerte oposición, sobre todo en el sur de Europa», afirma Luigi Pio Scordamaglia, director general de la asociación agroalimentaria Filiera Italia y responsable de Asuntos Internacionales de la organización de agricultores italianos Coldiretti.
«Por supuesto que la obesidad es un problema, pero gravar los alimentos poco saludables sólo motivará que la gente consuma productos aún más baratos y de menor calidad», añadió. En su lugar, Scordamaglia abogó por medidas como la educación alimentaria en las escuelas y límites más estrictos a la comercialización de productos ultraprocesados dirigidos a consumidores vulnerables.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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