Berlín (Euractiv.de) – Pocas figuras públicas son tan felizmente anónimas en la vida pública alemana como el/la presidente/a del Bundestag, el Parlamento del país.
Pero hay una excepción: Julia Klöckner. Con sólo tres meses en el cargo, Klöckner va camino de convertirse en la líder parlamentaria más polarizadora de las últimas décadas, si no de la historia.
El presidente -o presidenta- del Bundestag alemán es oficialmente el segundo cargo con más poder en el orden constitucional alemán -por delante del Canciller y por detrás del Presidente Federal-, pero tiene un perfil bajo, más centrado en el procedimiento parlamentario que en la personalidad.
Las normas parlamentarias exigen que la persona que dirija las sesiones parlamentarias sea «imparcial» y «justa», salvaguardando la «dignidad» y el «orden» en lugar de buscar los focos de la prensa.
Pero Klöckner se sale de ese esquema.
Los críticos consideran que la ex ministra de Agricultura y estrecha aliada del Canciller, Friedrich Merz (CDU/PPE), forma parte de un ala democristiana que busca inclinar las instituciones alemanas a la derecha.
El último roce en ese sentido, se produjo el lunes pasado, cuando Klöckner asistió a una fiesta veraniega de la CDU en su «land» natal de Renania-Palatinado, organizada en las instalaciones de una empresa de tecnología médica cuyo multimillonario propietario financia Nius, una plataforma de noticias -de derechas- en pleno auge, a menudo comparada con Fox News.
El medio es conocido por arremeter contra los Verdes y la izquierda (Die Linke), y ha sido acusada de parcialidad, y de incumplir las normas periodísticas.
La reciente y controvertida cobertura de Nius sobre la elección de un juez socialdemócrata para el Tribunal Constitucional alemán contribuyó a impulsar una campaña de la derecha que acabó desbaratando el nombramiento.
La presencia de Klöckner en la celebración provocó la reprimenda del socio de coalición de la CDU, los socialdemócratas (SPD). El líder parlamentario del SPD, Matthias Miersch, dijo que Klöckner debía dar explicaciones a la opinión pública, dada la «especial responsabilidad de su cargo».
Pero, imperturbable, la presidenta del Bundestag ha redoblado la apuesta.
En un discurso pronunciado durante el acto, calificó su asistencia al evento de legítima dentro de los límites de la necesaria diversidad de opiniones.
Describió Nius como el equivalente derechista de TAZ, un diario alemán de izquierdas arraigado en los movimientos antiestablishment de los años 70 que hoy leen muchas élites urbanas.
Del vino al titular
Hasta la fecha, Klöckner ha destacado en el sobrio mundo de la política alemana por su estilo combativo y una notable afición a la ostentación y los trajes exóticos.
Hija de un viticultor, Klöckner es aún menospreciada en algunos sectores por haber sido Reina Alemana del Vino en la década de 1990, embajadora de marketing de la industria vinícola.
No ha dejado de acaparar la atención de los tabloides, desde su cambio de imagen, tras una espectacular pérdida de 17 kilos, hasta su nueva relación sentimental con un destacado presentador de televisión.
El debate sobre el colorido vestido Marc Cain de 400 euros que lució en la fiesta de verano de la CDU puso de manifiesto hasta qué punto su estilo de vida compite con su política por llamar la atención.
Pero Klöckner sigue el juego.Sus redes sociales alternan vídeos de influencers de su caniche cruzado con historias de Instagram en las que elogia a Merz por «destrozar» a un presentador de noticias en una entrevista.
A pesar de su ascenso en el escalafón gracias al impulso de la ex canciller Angela Merkel (CDU), de quien fue ministra de Agricultura, Klöckner ha cultivado un perfil político de derechas. Impulsó políticas migratorias más duras y exigió la prohibición del burka después de que Merkel abriera Alemania a millones de refugiados de países musulmanes.
No obstante, el progresivo alejamiento de la atención pública después de que la CDU pasara a la oposición en 2021 fue un golpe para Klöckner. En la conferencia del partido el año pasado, repartió palomitas de maíz a los periodistas que cubrían el evento, en un evidente intento por llamar la atención.
Pero su apoyo a los reiterados intentos de Merz por liderar la CDU acabó dando sus frutos: el ahora Canciller la recompensó con la presidencia del Bundestag tras llevar a la CDU a la victoria en las pasadas elecciones nacionales de este año.
Otra vez en la polémica
Desde entonces, Klöckner ha vuelto a involucrarse en polémicas.
Una de sus primeras medidas fue prohibir que la bandera del arco iris ondeara en los locales del Parlamento durante el desfile anual del Orgullo Gay de Berlín, al tiempo que impedía que el personal homosexual que trabaja en el Bundestag se uniera a la marcha a título oficial.
Klöckner justificó la medida aludiendo a la neutralidad del Parlamento, pero sus rivales políticos la acusaron de abusar del concepto para encubrir batallas culturales de derechas.
Aunque ha sido estricta con los diputados de la formación ultra Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza del país, se ha enfrentado sobre todo al partido de extrema izquierda Die Linke, y expulsó en una ocasión a un diputado por llevar una camiseta en la que se leía «Palestina».
Después de apoyar a Nius en el acto de la CDU del pasado lunes, La Izquierda pidió su dimisión, mientras otros cuestionaban sus motivos.
«Me pregunto si la presidenta del Bundestag está tan poco familiarizada con el panorama mediático alemán como sugiere su declaración, o si persigue una agenda política empujando al aclamado TAZ al rincón de la extrema izquierda», declaró el presidente de la Asociación Alemana de Periodistas, Mika Beuster, a una emisora pública.
Sin embargo, la CDU mantiene su apoyo a Klöckner, y los altos cargos que trabajan en su equipo consideran que la supuesta polémica no fue más que un intento de la prensa para hacer un poco de ruido mediático en pleno período estival.
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(Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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