Bruselas (Euractiv.com/.es) – Los países de la Unión Europea (UE) sufren una de las peores olas de calor de los últimos años, junto con numerosos incendios, pero ante este fenómeno extremo no parece que el bloque cuente con una política homogénea y coordinada para tratar los efectos en la salud, según numerosos expertos.
Cada año parece ser «el más caluroso jamás registrado», los fenómenos meteorológicos extremos son frecuentes y hay una sensación generalizada de que el tiempo tal y como lo conocemos ya no existe.
Al tiempo que ello afecta a la salud en general, la respuesta política de la UE es, en el mejor de los casos, lenta.
Las líneas de atención telefónica del servicio de salud mental de Bruselas, por ejemplo, se saturan cuándo llega una ola de calor: «Puedes sentir el problema cuando la gente habla con nosotros, hay algo ahí», asegura uno de los trabajadores de ese servicio en declaraciones a Euractiv.
Aunque el calor excesivo no es la única razón por la cual la gente llama, «es uno de los motivos», agrega.
Europa es el continente que más rápido se calienta. Entre 2015 y 2024, la temperatura media aumentará cerca de 2,2 grados respecto a la era preindustrial.
Los expertos en clima han detectado vínculos entre el calor y los problemas de salud mental. Durante los últimos años han advertido del fuerte «efecto negativo» de las olas de calor en la salud mental.
Numerosos informes y estudios demuestran que las olas de calor provocan un aumento de las hospitalizaciones de personas con trastornos mentales, un incremento de las visitas psiquiátricas de urgencia y de las llamadas a teléfonos de ayuda para la salud mental, así como un aumento de las tasas de suicidio.
Además, las personas con trastornos mentales tienen tres veces más probabilidades de morir durante una ola de calor.
«Las personas con trastornos mentales y del comportamiento -como depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia o trastornos del desarrollo- corren un mayor riesgo de sufrir un deterioro de su salud», explica a Euractiv Dorota Jarosinska, Directora de Programas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pero además del calor, el cambio climático impacta también en la salud mental, con un concepto de nuevo cuño: la «ansiedad climática», el miedo vinculado a la incertidumbre sobre el futuro provocado por el cambio climático.
La Agencia Francesa para la Transición Ecológica (ADEME) ha medido la ansiedad climática y ha descubierto que afecta a 10,5 millones de ciudadanos, cerca del 15% de la población francesa.
Aunque el cambio climático tiene un impacto en todos los estratos de la población, las personas con problemas de salud mental -84 de los 450 millones de ciudadanos de la UE- lo sufren de manera especial. Y esas cifras no incluyen la «ansiedad climática».
Una respuesta política lenta
En ese sentido, numerosas ONG han pedido a los principales partidos políticos un mayor esfuerzo, y que tengan en cuenta los retos psicológicos de la adaptación al clima.
«Europa necesita una estrategia de adaptación climática que sea también profundamente humana y social. Proteger la salud de los europeos forma parte de ella, y su salud mental es un componente vital», explica a Euractiv el eurodiputado socialista francés Christophe Clergeau.
«Es esencial adoptar un enfoque de ‘salud mental en todas las políticas'», afirma un portavoz de la ONG con sede en Bruselas Mental Health Europe, al tiempo que añade que los problemas sociales, la vivienda y las cuestiones climáticas suelen estar interconectados.
Numerosos estudios demuestran que el hacinamiento en las viviendas, la falta de aire acondicionado, así como la carencia de espacios verdes, en combinación con las olas de calor, aumentan la tensión, y pueden provocar incluso un aumento de la delincuencia.
En general, las olas de calor también están relacionadas con un aumento de los comportamientos agresivos y de los casos de violencia doméstica..
Sin embargo, a una pregunta de Euractiv, ningún miembro de la comisión de Vivienda del Parlamento Europeo informó de que la Eurocámara tenga previsto abordar el problema de la relación entre salud mental, olas de calor y vivienda.
A escala europea, hay pocos recursos para hacer frente a los efectos de las olas de calor en la salud mental.
La Comisión Europea -que considera que la salud mental es equiparable a la salud física- destina 1.230 millones de euros a la salud mental a través de una veintena de iniciativas, pero ninguna vincula salud mental y cambio climático.
La Comisión Europea puso en marcha en 2021 el Observatorio Europeo del Clima y la Salud, dependiente de la Agencia Europea de Medio Ambiente, para «ayudar a la UE a prepararse y adaptarse a los efectos del cambio climático».
Pero según han indicado varias fuentes a Euractiv, los recursos del Observatorio para trabajar en la interrelación entre clima y salud mental son escasos.
Competencias fragmentadas
Dado que la salud no es competencia de la UE, la principal responsabilidad de poner en marcha esas medidas recae en los países miembros del bloque. No obstante, pueden apoyarse en otros recursos.
En ese sentido, la OMS publicó en 2008 sus primeras directrices alertando sobre los efectos del calor en la salud. Con ellas apunta a reforzar la preparación, la respuesta y la vigilancia de los riesgos relacionados con ese fenómeno.
Además de la recomendación de contar con un organismo nacional designado para coordinar el plan de acción contra el calor, incluye el establecimiento de sistemas de alerta temprana, mecanismos de vigilancia y seguimiento, así como un programa específico de comunicación de riesgos relacionados con el calor y la preparación de los servicios sanitarios y sociales.
Sin embargo, el año pasado sólo 21 de los 38 países europeos que supervisa la OMS contaban con un plan de este tipo. La organización publicará en mayo de 2026 una nueva edición de esas directrices, que, según sus fuentes, será parcialmente financiada por la Comisión Europea.
Por otra parte, el pasado mes de octubre, la entonces presidencia húngara del Consejo de la UE y la división de la OMS para Europa organizaron un diálogo político de alto nivel sobre el impacto en la salud mental de la triple crisis planetaria: el cambio climático, la contaminación ambiental y la pérdida de biodiversidad.
«Por término medio, sólo el 2% del gasto sanitario público se destina a la salud mental (…) el cambio climático no mejorará ninguna de estas cifras», advirtió en ese acto Alessandro Massazza, asesor político de la ONG United for Global Health. «Supondrá una carga aún mayor para la salud mental», subrayó.
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(Editado por Victoria Becker/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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