Varsovia (Euractiv.pl) – El ganador de los recientes comicios presidenciales polacos, Karol Nawrocki, apoyado por el partido conservador Ley y Justicia (PiS/ECR), jurará el cargo este miércoles, tras una ajustada victoria que suscitó dudas sobre el recuento de votos.
Está previsto que la toma de posesión comience con una misa, antes de una ceremonia laica a la que asistirán miembros de ambas cámaras parlamentarias.
La ajustada victoria de Nawrocki frente al candidato de la coalición de gobierno, Rafał Trzaskowski, supone que el Ejecutivo del primer ministro, Donald Tusk, ha perdido la oportunidad de hacerse con el control total del poder, y que el veto presidencial seguirá sirviendo de «freno» al poder legislativo.
Antes de entrar en la carrera presidencial, Nawrocki, ex director del estatal Instituto del Recuerdo Nacional, era poco conocido para la población en general.
Sin embargo, su campaña se vio empañada por las acusaciones que surgieron durante la carrera electoral. En un primer momento, varias informaciones le relacionaron con los bajos fondos de su ciudad natal, Gdańsk, ciudad portuaria de la costa báltica polaca.
Según la agencia nacional de noticias Onet, Nawrocki y su esposa adquirieron en 2017 una segunda propiedad a un anciano de 80 años a cambio de ocuparse de él hasta su fallecimiento, pero el vendedor fue encontrado poco después en un centro estatal para personas mayores.
A raíz de que la información saliera a la luz, Nawrocki admitió que habían perdido contacto con él.
Por su parte, el candidato de extrema derecha Sławomir Mentzen acusó a Nawrocki de haber participado en una pelea organizada entre bandas de hinchas de fútbol de Gdańsk y Poznań, en el oeste del país.
Nawrocki no negó la acusación, y uno de sus colaboradores en la campaña electoral declaró que «no se avergonzaba» del «combate varonil».
Por otra parte, Onet informó de que dos ex colaboradores de Nawrocki aseguran que organizó fiestas con prostitutas para los huéspedes de un hotel mientras trabajaba como guardia de seguridad en la ciudad de Sopot, a principios de la década de 2000.
Los recientes comicios presidenciales polacos se han visto empañados por la polémica, tras las numerosas denuncias de supuestas irregularidades en el recuento de votos.
A pesar de haber recibido más de 50.000 quejas en ese sentido, el Tribunal Supremo de Polonia, que tiene la última palabra sobre la validez de las elecciones, confirmó el resultado.
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(Editado por Sofía Mandilara/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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