Bruselas (Euractiv.com/.es) – El acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), algunos de cuyos detalles se dieron a conocer el jueves en una declaración conjunta, no aporta muchos datos sobre cómo quedarán los gravámenes transatlánticos para el sector digital del bloque comunitario, según un primer análisis.
La declaración del jueves se produjo tras el acuerdo político – muy criticado por muchos sectores en Europa- que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, alcanzaron el pasado mes de julio en Escocia, en un intento por evitar una guerra comercial transatlántica.
No obstante, parece improbable que los detalles contenidos en la declaración conocida el jueves en Bruselas cambien la percepción negativa del acuerdo en el sector, puesto que, entre otros puntos, compromete a la UE a una serie de concesiones en el ámbito digital.
Según el texto, la UE y Estados Unidos «se comprometen a abordar las barreras comerciales digitales injustificadas», lo cual, probablemente, será recibido con entusiasmo por los grupos del Parlamento Europeo.
No obstante, plantea múltiples interrogantes sobre las políticas tecnológicas que se podrían ver afectadas, sobre todo teniendo en cuenta la hostilidad manifestada por Estados Unidos con varias de las normas digitales del boque comunitario, incluidas las normas de gobernanza digital y la Ley de Inteligencia Artificial.
La DMA, la DSA y las DST no se verán afectadas
No obstante, la Ley de Mercados Digitales (DMA), la Ley de Servicios Digitales (DSA) y los Impuestos a los Servicios Digitales (DST) no están incluidos, según explicó el jueves el Comisario europeo de Comercio, Maroš Šefčovič.
«Hemos mantenido esas cuestiones fuera de las negociaciones comerciales», subrayó Šefčovič. Aunque no existe un régimen común europeo de comercio de servicios, varios países miembros del bloque comunitario han aprobado sistemas nacionales, y otros, como Polonia, parecen dispuestos a seguir ese modelo.
Mientras Bruselas sostiene que su normativa digital quedó fuera de las negociaciones comerciales, la administración estadounidense ha sugerido que la legislación digital de la UE sí está incluida.
No obstante, en la declaración conocida el jueves no se hace referencia directa a la DSA ni a la DMA de la UE, ni se afirma de manera explícita que esas normas digitales emblemáticas no se verán afectadas por el acuerdo con Estados Unidos.
No habrá aranceles por el uso de la red
Por otro lado, en una concesión notable, la declaración afirma que la UE no adoptará ni mantendrá las tasas por el uso de las redes, extremo confirmado el jueves por Šefčovič.
Las empresas de telecomunicaciones de la UE han ejercido una fuerte presión en favor de las tarifas de uso de red: quieren cobrar a las grandes plataformas tecnológicas, en su mayoría estadounidenses, por ese tráfico.
Aunque la Comisión Europea rechazó en su momento apoyar la propuesta original de «reparto equitativo» de las telecos, dejó la puerta abierta a la nueva Ley de Redes Digitales, que incluye mecanismos de resolución de conflictos para las autoridades reguladoras de las telecomunicaciones.
En ese sentido, los grupos de presión de las grandes empresas tecnológicas han advertido de que ello podría ser una forma indirecta de imponer tarifas de red. No queda claro si el compromiso de la UE cierra también esa posibilidad.
Pero Šefčovič destacó un aspecto positivo a la decisión de la UE de no imponer tasas por el uso de la red.
«Lo que en realidad estamos haciendo aquí es crear el espacio propicio para mejorar (…) las posibilidades de comercio digital entre la Unión Europea y Estados Unidos», subrayó el eslovaco.
Voz y voto para los comerciantes estadounidenses en la reforma aduanera
Los detalles son imprecisos, al tiempo que las negociaciones con Washington prosiguen, según Bruselas. En ese sentido, Šefčovič admitió que la relación bilateral es «amplia».
«Habrá muchos temas para debatir», comentó. «Pero, por supuesto, hemos sido muy claros en que, para nosotros, la autonomía regulatoria es esencial», recalcó el alto funcionario de Bruselas.
A pesar de su afirmación, la declaración incluye una «concesión»: la UE «tiene la intención de consultar» con Estados Unidos y con los comerciantes estadounidenses acerca de la digitalización de los procedimientos comerciales y la aplicación de la reforma aduanera de la UE, actualmente en fase de negociación.
Por otra parte, Bruselas y Washington también quieren negociar un acuerdo de reconocimiento mutuo sobre ciberseguridad, entre otros puntos.
La UE comprará chips de IA fabricados en Estados Unidos
Por otro lado, la UE expresa su «intención de comprar» chips de Inteligencia Artificial fabricados en Estados Unidos por valor de al menos 40.000 millones de euros, según el texto de la declaración de este jueves.
Los chips se destinarán a los «centros informáticos» de la UE, pero hasta la fecha Bruselas no ha aclarado quién pagará la factura. Como requisito previo para esas importaciones, el bloque comunitario europeo asegura que trabajará junto con Estados Unidos en el control de la «fuga de tecnología» a determinados destinos.
La administración estadounidense se ha comprometido a limitar los aranceles al 15%, lo cual parece reforzar la idea de que la UE se ha librado del gravamen del 100% a los chips con el que Trump amenazó hace apenas unas semanas.
Por otro lado, ambas partes afirman que no impondrán derechos de aduana a las transmisiones electrónicas y apoyarán una prohibición permanente de las mismas.
Ese asunto es objeto de negociación desde hace años ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y llevó a la UE y a China -aunque no a Estados Unidos- a acordar una prohibición. La declaración del jueves compromete a la UE y a Estados Unidos a «tratar de que se adopte un compromiso multilateral permanente» para evitar esos gravámenes a escala global.
No es todavía jurídicamente vinculante
La declaración del jueves no es jurídicamente vinculante, ya que ambas partes tienen todavía que concretar las propuestas en textos legales. Por parte de la UE, eso significa que la Comisión Europea tiene que negociar con el resto de instituciones, básicamente con el Parlamento Europeo y el Consejo.
«Es imposible hablar de un acuerdo justo», comentó el jueves el presidente de la Comisión de Comercio del Parlamento Europeo, Bernd Lange.
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(Editado por Victoria Becker/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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