Berlín (Euractiv.de/.es) – Una fuerte disputa en el seno de la coalición alemana en torno a una controvertida candidata al Tribunal Supremo se ha convertido en una prueba de fuego que refleja la nueva realidad política del país.
El gobierno de coalición de los democristianos (CDU/PPE) y los socialdemócratas (SPD/S&D) iba a elegir el viernes en el Bundestag, el Parlamento, a tres nuevos jueces para el Tribunal Constitucional, compuesto por dieciséis miembros.
Sin embargo, las discrepancias en torno a la candidatura de Frauke Brosius-Gersdorf -elegida por el SPD, cuyas opiniones liberales sobre el aborto provocaron el rechazo de los conservadores– obligaron a los socios a renunciar a la votación, después de que varios diputados de la CDU amenazaran con vetarla.
El fracaso de la votación no sólo es un golpe a la cohesión de la incipiente coalición alemana, sino también a la autoridad del canciller Friedrich Merz y de Jens Spahn, líder del grupo parlamentario conservador, quienes habían dado a entender que apoyarían la candidatura de Brosius-Gersdorf.
En términos más amplios, la disensión en las filas conservadoras, al poco de empezar la legislatura, indica que el clima díscolo que caracterizó a la anterior coalición alemana (SPD, Verdes y liberales del FDP)- y que en última instancia precipitó su colapso- no ha cesado, como muchos votantes pensaban.
La alianza de la CDU y el SPD está sustentada por una de las mayorías más ajustadas de la historia de la posguerra, al tiempo que los partidos de extrema derecha (entre ellos AfD) e izquierda (Die Linke, entre otros) han ganado terreno.
La nueva realidad ha llevado a facciones tanto de la CDU como del SPD, los dos partidos que han dominado la política alemana desde el final de la guerra, a abandonar terrenos más moderados en un esfuerzo por recuperar el terreno perdido.
La batalla de esta semana sobre la candidata a integrar el alto tribunal sólo es el último ejemplo de ese fenómeno, y probablemente no será el último. Está previsto que la coalición aborde varios asuntos candentes en los próximos años, entre ellos el servicio militar obligatorio y el reto de la inmigración.
Valores conservadores
Brosius-Gersdorf, profesora de Derecho de 54 años, ha abogado por liberalizar la restrictiva ley alemana del aborto en vigor, que penaliza la interrupción del embarazo en algunas circunstancias, aunque sin una aplicación rigurosa.
En el marco de un comité de expertos sobre la reforma de la ley del aborto celebrado en 2024, defendió una despenalización general.
También abogó por permitir la vacunación obligatoria durante la pandemia de COVID-19, y ha apoyado públicamente la ilegalización de la formación ultra Alternativa para Alemania (AfD), segunda fuerza más votada en las últimas elecciones.
En los últimos días, varios políticos de derechas la han acusado de tomar partido.
Diputados conservadores -muchos de los cuales se opusieron a la liberalización de las normas sobre el aborto- han criticado su nombramiento, sobre todo entre bastidores.
Un diputado la calificó de enemiga de la vida, otro de «no elegible» y de «no cualificada al máximo» debido a su posición sobre las vacunas.
Error de cálculo de la mayoría
A pesar de la oposición, tanto Merz como Spahn, líder parlamentario de la CDU, aseguraron al comienzo de la semana que su formación respaldaría a Brosius-Gersdorf.
Pero el jueves quedó claro que subestimaron las posturas contrarias entre sus correligionarios, y que, probablemente, no conseguirían la mayoría de dos tercios necesaria.
Tras una reunión improvisada el viernes por la mañana, la CDU pidió un aplazamiento de la votación sobre Brosius-Gersdorf, alegando acusaciones infundadas de plagio en relación con su tesis doctoral.
La coalición decidió entonces suspender la votación, lo cual provocó la ira de los diputados del SPD.
El jefe de la bancada del SPD, Dirk Wiese, aseguró que jamás pensó que en Alemania se podrían producir debates tan polarizados sobre nombramientos de jueces como en Estados Unidos o Polonia.
«La actitud del grupo parlamentario de la CDU/CSU me parece incomprensible», declaró Macit Karaahmetoglu, diputado del SPD y presidente de la comisión de agenda del Bundestag.
La oposición tachó la fallida votación el viernes de «desastre» para la coalición, en palabras de la líder parlamentaria de Los Verdes, Britta Haßelmann.
Culpó «sobre todo» a Spahn y Merz del estancamiento, y añadió que el incidente no tiene precedentes en unas elecciones de jueces.
Todos los ojos puestos en Merz
La división en torno al derecho al aborto vuelve a poner en el punto de mira la estabilidad de la mayoría de Merz en el Parlamento.
El canciller no obtuvo el pasado mes de abril el apoyo suficiente para ser elegido en una primera vuelta en el Parlamento, después de que, al menos, 18 diputados de la CDU le negaran su apoyo.
Aún así fue elegido, pero sólo en una segunda vuelta, algo sin precedentes.
El apoyo de los socialdemócratas tampoco es seguro. Merz no es muy del agrado del ala más a la izquierda del SPD.
Los acontecimientos de esta semana son otra muestra de que la política social es cada vez más la principal manzana de la discordia entre la CDU y el SPD.
La presidenta del Parlamento, Julia Klöckner, desató recientemente la polémica al suprimir la participación oficial del Parlamento en el desfile anual del Orgullo de Berlín, para consternación de los legisladores del SPD.
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(Editado por Victoria Becker y Matthew Karnitschnig/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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