El dilema moldavo de la UE

Moldavia quiere adelantarse a Ucrania en su camino hacia la UE, lo que plantea a Bruselas el dilema de cómo recompensar el impulso reformista de Chișinău sin marginar a Kiev.

Moldavia celebrará este viernes la primera cumbre de su historia con la UE, un hito simbólico que subraya el acelerado giro del país hacia Bruselas.

«La cumbre eleva la relación a un nivel completamente nuevo, reconociendo la importancia estratégica de Moldavia para la UE», declaró a Euractiv en Bruselas la Viceprimera Ministra moldava, Cristina Gherasimov.

Se espera que uno de los principales resultados sea la inclusión de Moldavia en la política de itinerancia de la UE, el desbloqueo rápido de prefinanciación en el marco del Plan de Crecimiento de la UE y dinero en efectivo para proyectos de infraestructuras, según el último borrador de declaración de la cumbre, al cual ha tenido acceso Euractiv.

Sin embargo, tras la calidez ceremonial se esconde una dura cuestión política: ¿Podrá Moldavia avanzar por sí sola, rompiendo el tándem que mantiene con Ucrania desde que ambos países obtuvieron el estatus de candidatos en 2022?

¿Dejar «atrás» a Ucrania?

«En cuanto a la adhesión, (la cumbre) ayuda a crear el impulso necesario para avanzar en las negociaciones, demostrando tanto voluntad política como progreso en las reformas», declaró Gherasimov.

El Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán, ha sido inequívoco respecto a Ucrania: no se adherirán bajo su mandato. Las perspectivas finales de ambos países quedan a merced de Budapest, que mantiene un firme derecho de veto sobre el proceso de adhesión a la UE.

Bruselas parece dispuesta a permitir que Moldavia avance, según el último borrador de declaración de la cumbre, al cual ha tenido acceso Euractiv.

En la cumbre podría alcanzarse el compromiso de entablar negociaciones sobre el llamado «grupo fundamental», el paquete de reformas del Estado de Derecho, judiciales y anticorrupción que los países deben aplicar antes de alinearse con las normas de la UE en otros ámbitos.

Sin embargo, el lenguaje se ha suavizado notablemente, según los funcionarios de la UE.

En una versión anterior se prometía la apertura de los seis grupos de negociación, pero ese compromiso se ha eliminado, lo que refleja las dudas de los países de la UE, reticentes a avanzar demasiado deprisa.

Oficialmente, los dos países no están vinculados, como ocurrió con Macedonia del Norte y Albania, donde ninguno podía avanzar sin el otro hasta que los líderes de la UE eliminaron esa disposición.

Kiev y Chișinău hicieron un pacto político para apoyarse mutuamente y avanzar en sus reformas al unísono. Pero eso no es en absoluto vinculante.

Sin embargo, la preocupación por la imagen de una Ucrania todavía paralizada por la guerra ha provocado cierta confusión en los mensajes de Bruselas, incluida la Comisaria de Ampliación, Marta Kos.

«Muchos creen que no podemos dar la impresión de dejar a Ucrania de alguna manera atrás, sobre todo después de que se hayan comprometido a impulsar las reformas en las peores circunstancias de la guerra», declaró un diplomático de la UE.

También Dinamarca, que acaba de asumir la presidencia semestral del Consejo de la UE, sigue sin saber cuándo podrá dar los siguientes pasos da cara a la adhesión.

La presión de Rusia

Para la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, incluso un avance parcial sería una ganancia política.

La adhesión a la UE cuenta con un amplio apoyo en el país, y Sandu ha apostado su reputación por acercar su país a Bruselas.

Su plataforma a favor de la UE le valió la reelección y un referéndum de adhesión el pasado otoño, a pesar de que las urnas se vieron empañadas por la supuesta intromisión rusa.

La injerencia rusa podría volver a influir en las elecciones parlamentarias de septiembre.

En ese sentido, está previsto que la declaración de la cumbre condene las «persistentes amenazas híbridas» de Moscú, desde el chantaje en política energética a las campañas de desinformación destinadas a desestabilizar la democracia moldava.

También se pedirá a Rusia que retire sus tropas de la región separatista prorrusa de Transnistria, donde Moscú mantiene una presencia militar desde los años noventa.

«Vemos los esfuerzos [de Rusia] por restar importancia a la cumbre (…) se ha lanzado una guerra de información a gran escala contra Moldavia, y la estrategia está bastante clara», declaró un funcionario de la UE.

Con la cumbre, «el deseo de la UE es mostrar a los ciudadanos moldavos, [pero] también a quienes intentan socavar sus opciones, que la UE está ahí, que la UE apoya a Moldavia y que Moldavia no está sola», subrayó otra funcionario europeo.

 

 

 

(om)

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