Varsovia (Euractiv.pl/.es) – El Gobierno del primer ministro polaco, Donald Tusk, se enfrenta este miércoles a un voto de confianza en el Parlamento, una decisión que podría desencadenar elecciones anticipadas y poner fin al poder de la coalición.
En las elecciones presidenciales del pasado 1 de junio, Karol Nawrocki, apoyado por el partido conservador Ley y Justicia (PiS/ECR), derrotó a Rafał Trzaskowski, candidato de la Plataforma Cívica (PO, PPE) de Tusk.
El resultado, percibido como una señal de advertencia para el Gobierno, llevó a Tusk a anunciar que se sometería a un voto de confianza parlamentario.
La iniciativa podría ayudarle a evitar elecciones anticipadas, lo cual supondría un escenario favorable para PiS aunque sería un grave riesgo para la coalición gobernante, que llegó al poder tras las elecciones parlamentarias de otoño de 2023.
«Este movimiento tiene lógica», comentó a Euractiv Polonia Andrzej Rychard, director del Instituto de Filosofía y Sociología de la Academia Polaca de Ciencias (PAN).
«Un voto de confianza no es sólo una maniobra táctica, sino también un gesto moralmente honesto. Puede tener efecto en el electorado», agregó.
Los partidos de la coalición ponen condiciones
A la pregunta de si los socios de coalición de Tusk podrían empezar a hacer valer sus demandas con más fuerza en este nuevo contexto, Rychard advirtió de que ello sería la muestra de una pérdida de cohesión en el Gobierno.
Mientras que Nueva Izquierda (S&D) ha anunciado que apoyará el voto de confianza, los otros dos socios de coalición de Plataforma Cívica -el centrista Polonia 2050 (Renovar Europa) y el Partido Popular Polaco (PSL, PPE)- quieren aprovecharse de la situación y están poniendo condiciones.
Polonia 2050 aboga por que su líder, Szymon Hołownia, continúe como presidente del Parlamento durante toda la legislatura.
Eso se aleja del acuerdo de coalición inicial, que estipulaba que Włodzimierz Czarzasty, líder de la Nueva Izquierda, asumiría el cargo en la segunda mitad de la legislatura.
Un aspecto clave de su hoja de ruta política es el fuerte impulso a los cambios legislativos.
Eso incluye la reforma de los medios de comunicación públicos y una mejor cualificación de los trabajadores de las empresas estatales.
Además, abogan por prohibir los smartphones en las escuelas primarias, garantizar la asistencia personal a las personas con discapacidad e invertir significativamente en viviendas de alquiler asequible.
Pero a Tusk puede que le resulte más difícil aceptar la propuesta del PSL.
El partido exige que dimita y le suceda Władysław Kosiniak-Kamysz, actual viceprimer ministro, que también lidera el PSL y es ministro de Defensa.
Las cifras son elocuentes: Tusk necesita el apoyo de los cuatro partidos de la coalición para asegurarse un voto de confianza. El PiS, así como el partido de extrema izquierda Razem y la ultraderechista Confederación (PfE/ESN), han anunciado que votarán en contra.
Según Rychard, los aliados de la coalición de Tusk creen que disolver el Gobierno y desencadenar unas elecciones anticipadas probablemente destruiría sus carreras políticas.
Se enfrentan a un riesgo significativo de caer por debajo del umbral del 5% de los votos, con lo que no conseguirían representación en el próximo Parlamento.
«Por eso creo que prevalecerá el instinto de conservación», afirma el experto.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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