La OTAN se da cita en La Haya en una de las cumbres más difíciles, marcada por la «excepción española»

La Haya (Euractiv.com) – Los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembro de la OTAN, entre ellos el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reúnen este martes y miércoles en La Haya, Países Bajos, en la que podría ser la cumbre más polémica de la Alianza Atlántica de los últimos años.

Hay mucho que debatir, entre otros asuntos la «excepción» (esta vez sólo española y no «ibérica» ) planteada por Sánchez para que España se mantenga de momento alejada del objetivo del 5 % del PIB de gasto en defensa, que exige el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un objetivo refrendado por el Secretario General de la Alianza, Mark Rutte.

La reunión se produce en un momento muy tenso para el mundo, con otra guerra en Oriente Medio, al margen de la de Gaza, esta vez con bombarderos pesados estadounidenses que han unido fuerzas con Israel para atacar objetivos nucleares en Irán.

Por otra parte, no cesan los combates en la guerra de Ucrania. Un panorama convulso en el cual la Unión Europea (UE), y Europa en su conjunto, siguen buscando la cuadratura del círculo para defender el continente con menos ayuda de Washington.

La cita de La Haya supone además el regreso de Trump a la primera línea de la OTAN, junto al resto de líderes del bloque militar desde su regreso al poder en enero pasado, y es también la primera cumbre de la OTAN para el canciller alemán, Friedrich Merz.

¿Pero qué es realmente lo que de va a debatir?

1. ¿Qué está en juego?

Los aliados europeos de la OTAN quieren convencer a sus homólogos estadounidenses -y al resto del mundo- de que se toman en serio la necesidad de garantizar su propia seguridad con vistas a poner  fin a una era de dependencia del poderío militar estadounidense.

Está previsto que el punto central de la cumbre sea un posible acuerdo para aumentar el gasto en defensa  hasta al menos el 5% del PIB, como exige Trump desde hace meses.

Pero el asunto del gasto es la eterna manzana de la discordia en la Alianza.

Para intentar encontrar un punto de equilibrio, se prevé que el nuevo objetivo del 5% se divida en un 3,5% para las «necesidades militares básicas» (es decir, el gasto militar tradicional) y un 1,5% para gastos más amplios relacionados con la defensa (desde infraestructuras de transporte hasta ayuda a Ucrania).

El nuevo objetivo refleja los esfuerzos europeos por intentar reforzar unos ejércitos muy desatendidos en los últimos años, al tiempo que Rusia continuaba su rearme y se preparaba para la -ahora cada vez más- probable salida de decenas de miles de soldados estadounidenses del continente europeo.

También es, sin duda, una victoria para Trump, que se atribuirá el mérito personal del acuerdo.

Otra cosa es que se mantenga. El propio Trump ha sugerido que el objetivo no se aplica a Estados Unidos, mientras que Sánchez, ha obtenido una exención.

Por otro lado, se prevé que en La Haya se alcancen compromisos sobre preparación militar y algunas promesas menores sobre apoyo militar a Ucrania.

2. Dar a Trump lo que quiere: el «trofeo» del 5%

Pero la prioridad absoluta de la cumbre será contentar a Trump.

En ese sentido, la reunión se ha diseñado cuidadosamente para evitar provocaciones : breve, sencilla y centrada en un único resultado, el acuerdo del 5%, que Trump pueda exhibir como «trofeo» personal.

Las cumbres de este tipo suelen durar tres días, pero en una concesión a la -ya famosa- corta capacidad de atención de Trump, la agenda de este año se ha comprimido en gran medida en una cena el martes y una única sesión de trabajo el miércoles.

La idea es evitar una salida anticipada del avión presidencial, el Air Force One (como se vio a principios de este mes en el G7 de Canadá), y limitar las posibilidades de conflicto.

3. ¿A quién hay que seguir más de cerca?

A Trump, por supuesto. A pesar de llevar años provocando -e insultando- a los líderes de la OTAN, en La Haya se sentirá agasajado y halagado por ellos. Cualquier aversión que los europeos puedan sentir por el Republicano quedará eclipsada por su necesidad de apoyo militar estadounidense y sus temores a un futuro en el cual las garantías de seguridad de Estados Unidos con Europa queden reducidas al mínimo.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que en su primera cumbre en el cargo intentará ejercer de estrecho aliado de Trump al tiempo que intentará mantener unidos al resto de aliados. Es posible que Rutte – ex primer ministro holandés- también tenga que tomar algunas medidas para lograrlo: algunos aliados europeos de la OTAN se han quejado en privado de que es demasiado flexible con Washington.

El canciller alemán, Friedrich Merz (CDU/PPE) viaja a La Haya con una actitud muy diferente a la de su predecesor, Olaf Scholz (SPD/S&D). El mes pasado, Merz prometió construir el ejército más fuerte de Europa , y en su primera cumbre de la OTAN tendrá que demostrar si Berlín tiene intención de cumplir sus promesas. Con Scholz, Alemania comenzó a liderar las adquisiciones conjuntasde material militar, sobre todo en defensa antiaérea. Es de prever que esa línea de refuerce.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, fue partado del programa principal de la cita, para evitar una confrontación directa con Trump. Ucrania espera algunas promesas adicionales de apoyo militar y, posiblemente, una reunión bilateral con Trump. Pero es poco probable que se produzcan avances de cara a una posible adhesión de Kiev a la OTAN más allá de los logrados en cumbres anteriores. En cambio, Ucrania confía en que no se produzca una marcha atrás.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en estos momentos en medio de una grave tormenta política por el «caso Cerdán-Ábalos-Koldo», amenazó con torpedear indirectamente la cumbre, tras expresar el rechazo de Madrid al objetivo del 5%. Pero ha logrado un compromiso que no le obliga a ceder en ese punto.

Sánchez podría enarbolar la bandera del descontento de algunos socios del bloque comunitario por el supuesto «derroche» en defensa, en lugar de centrarse más en el gasto social, por ejemplo.

El primer ministro eslovaco, Robert Fico, sugirió que sería mejor que su país se retirara de la OTAN y se declarara neutral. A pesar de las reflexiones del jefe de gobierno populista de derechas, y afín al Kremlin, el objetivo del 5% cuenta con el apoyo de todos los partidos en Bratislava.

4. ¿Es ahora la OTAN más fuerte, o sólo hace más ruido?

Depende. Sobre el papel, la Alianza se ha ampliado y ha aumentado su gasto: Finlandia y Suecia se han unido al «club militar», los presupuestos de defensa han aumentado y se han desempolvado los planes de guerra.

Pero la unidad es frágil. El temor a que Trump retire el «paraguas protector» de Estados Unidos sobre Europa ha reforzado la necesidad de contar con una verdadera defensa europea.

Pero el rechazo de España a los objetivos de gasto y las declaraciones de Fico demuestran que, bajo la apariencia de unidad, la Alianza está muy fragmentada.

En La Haya, la OTAN intentará exhibir «músculo» y unidad, pero puede que sean las fragilidades internas las que queden en evidencia de manera más tangible.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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