Bruselas (Euractiv.com/.es) – La estrategia de «resiliencia hídrica» de la Unión Europea (UE), presentada este miércoles en Bruselas, no incluye los denominados «paquetes de transición» propuestos inicialmente por la Comisión Europea para recompensar a los agricultores que se comprometan a mejorar la gestión del agua.
La -inicialmente- ambiciosa estrategia de resiliencia hídrica de la UE apunta a mejorar la seguridad y sostenibilidad de los sistemas de gestión del agua en todo el bloque comunitario.
Una versión anterior al texto definitivo presentado este miércoles destacaba que la agricultura es responsable de la mayor parte del consumo de agua del bloque: un 59% del total.
Por ello, preveía dar a los agricultores los medios financieros para pasar a un modelo menos intensivo en agua con «paquetes de transición».
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), el sector podría ahorrar hasta «un 20% de la extracción total de agua» si reduce las fugas, opta por métodos de riego menos intensivos en agua, practica una agricultura inteligente y cultiva productos resistentes a la sequía.
Sin embargo, la Comisión ha rebajado el papel de los agricultores en su estrategia final.
Hacer más, gastar lo mismo
Para «incentivar» a los agricultores a racionalizar el uso del agua, el texto especifica que la gestión de ese recurso debe dar prioridad a las «soluciones basadas en la naturaleza», lo que implica la necesidad de frenar las polémicas estructuras artificiales de retención de agua para la agricultura.
Pero no ofrece nada más que el actual statu quo para lograrlo.
Según la Comisión Europea, ello no se produce por falta de ambición, sino por la incertidumbre sobre el futuro del presupuesto a largo plazo de la UE.
«No estamos dando marcha atrás» y «seguimos comprometidos con incentivar a los agricultores (…), pero en relación con los debates en curso sobre el futuro MFP [Marco Financiero Plurianual, el presupuesto de la UE] no podemos adelantarnos, y por eso hemos ajustado la redacción», explicó a Euractiv un miembro del gabinete de la Comisaria de Medio Ambiente, Jessika Roswall.
Enfoque poco claro de la contaminación
Otro objetivo de la estrategia es apoyar metas medioambientales más amplias, entre ellas la lucha contra el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
Para ello, Bruselas propone una «caja de herramientas» de modelos, mapas e intercambios de buenas prácticas con el objetivo de ayudar a los Estados miembro a reducir la contaminación por nutrientes entre 2026 y 2027.
El texto también menciona el objetivo de «mejorar la aplicación de la Directiva sobre nitratos» -que apunta a proteger el agua de la contaminación por nitrógeno- a escala nacional.
No está claro si eso significa que la Comisión prevé cambiar su postura sobre la relajación de las normas de la UE para los fertilizantes a base de estiércol después de más de un año de arduas negociaciones.
En relación con la contaminación del agua por PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas) -las llamadas «sustancias químicas eternas», también presentes en algunos pesticidas-, la estrategia de Bruselas aboga por una iniciativa público-privada para desarrollar métodos de detección y tratamiento de la contaminación, pero sólo «si se encuentran los socios adecuados», lo que deja un margen considerable para eludir el objetivo.
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(Editado por ADM/AW/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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