Roma (Euractiv.it/.es) – Los referendos celebrados el pasado fin de semana en Italia han fracasado debido a la baja participación, de apenas un 30%, muy lejos del mínimo quórum necesario para darlos por válidos.
A pesar de que las urnas permanecieron abiertas durante todo el domingo y hasta las 15.00 horas del lunes, la participación nunca se acercó al umbral mínimo que fija la Constitución.
Los referendos -cuatro sobre protección laboral y uno para reducir de diez a cinco años el requisito de residencia para los ciudadanos de fuera de la Unión Europea (UE) que soliciten la ciudadanía italiana- fueron declarados nulos por baja participación.
Entre los que votaron, el apoyo al «sí» fue abrumador: Aproximadamente el 80% respaldó los cambios en la legislación laboral, mientras que alrededor del 65% apoyó la propuesta de ciudadanía. Pero sin el quórum necesario, los resultados no tienen peso legal.
Críticas de la oposición
Las consecuencias políticas no se hicieron esperar.
Los partidos de la oposición, que apoyaron mayoritariamente los referendos, acusaron al Gobierno de impulsar deliberadamente la participación fomentando la abstención, una táctica promovida sobre todo por Forza Italia (PPE), que fue criticada por un mensaje en las redes sociales en el cual instaba a los votantes a «ir a la playa» en lugar de votar.
Poco después de que se conocieran los resultados, el partido de la Primera Ministra, Giorgia Meloni, Fratelli d’Italia (ECR), pasó a la ofensiva.
La formación compartió una imagen de los líderes de la oposición con el título «Habéis perdido», y aseguró que los referendos fueron un intento apenas velado de socavar el gobierno.
Varios miembros del gobierno interpretaron el resultado como un respaldo al statu quo.
«La oposición intentó convertir los cinco referendos en un voto contra el gobierno de Meloni», aseguró el Subsecretario del ejecutivo, Giovanbattista Fazzolari.
«El resultado es claro: el gobierno sale fortalecido, y la izquierda, debilitada», subrayó
La eurodiputada del Partido Democrático (PD/S&D) y Vicepresidenta del Parlamento Europeo, Pina Picierno, calificó el resultado de «derrota profunda, grave y evitable», y advirtió a sus compañeros de filas contra la miopía política: «Fuera de nuestra burbuja, hay un país que pide un futuro, no un ajuste de cuentas del pasado», aseguró.
Necesidad de reformas en ambos bandos
Aunque la votación ha puesto en evidencia las profundas divisiones políticas de Italia, también ha sacado a la luz algunos puntos de coincidencia: el actual sistema de referendos es objeto de un creciente escrutinio. Tanto el Gobierno como la oposición piden abiertamente su reforma, aunque por motivos muy diferentes.
El Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani (Forza Italia), sugirió que el proceso debería exigir más firmas antes de que los temas puedan someterse a referéndum, y cuestionó el coste de mantener el marco actual.
«Quizá sea el momento de revisar la ley (…) puede que necesitemos un umbral más alto de firmas, sobre todo teniendo en cuenta cuánto dinero se ha gastado, por ejemplo, enviando cientos de miles, incluso millones, de papeletas al extranjero que volvieron en blanco», aseguró Tajani.
Los partidarios del referéndum criticaron a Tajani.
Riccardo Magi, líder de Europa y jefe del comité para el referéndum de ciudadanía, calificó los comentarios de «vergonzosos», al tiempo que señaló que el gobierno no mostró la misma preocupación por «los centros de detención de Albania, mucho más caros y plagados de escándalos».
Magi advirtió de que «jugar con la desilusión pública es peligroso» y anunció que propondrá una enmienda constitucional para eliminar el requisito de participación.
El quórum actual, argumentó, es «una barrera estructural a la participación» y «una profunda vulnerabilidad en el marco democrático italiano».
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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