Destruir la infraestructura nuclear o derrocar al régimen iraní ¿Qué busca Israel?

Tel Aviv/Bruselas (agencias/Euractiv.com) – El ataque aéreo sorpresa de Israel contra Irán del pasado viernes perseguía, como objetivo primario, quebrar el programa nuclear de Teherán y dilatar al máximo en el tiempo su capacidad para desarrollar armas atómicas con las cuales amenazar al Estado hebreo y al mundo.

Pero la escala de los ataques, la elección de los objetivos  y las declaraciones de los principales líderes israelíes sugieren una meta más ambiciosa: derrocar al régimen.

Los ataques de la madrugada del viernes no sólo alcanzaron las instalaciones nucleares y las fábricas de misiles de Irán sino también a figuras clave de la cadena de mando militar del país y a sus científicos nucleares, golpes que parecen dirigidos a disminuir la credibilidad de Irán tanto en su país como entre sus aliados de la región, factores que podrían desestabilizar a la cúpula iraní, según los expertos.

«Se supone que una de las razones por las cuales Israel está haciendo esto es que confían en cambio de régimen», explica Michael Singh, investigador del Instituto de Washington para Medio y Cercano Oriente y funcionario en la administración del expresidente estadounidense George W. Bush.

«Le gustaría (a Israel) que el pueblo iraní se sublevara», comenta Singh al tiempo que destaca que el limitado número de bajas civiles en la primera oleada de ataques también sugiere que el objetivo final trasciende lo meramente militar.

Pocas horas después de que los aviones de combate israelíes empezaran a atacar instalaciones nucleares y sistemas de defensa antiaérea iraníes, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, hizo un llamamiento directo al pueblo iraní en un discurso grabado en vídeo.

«El régimen islámico, que os ha oprimido durante casi 50 años, amenaza con destruir nuestro país, el Estado de Israel», comentó Netanyahu.

El objetivo de Israel es eliminar la amenaza nuclear y de misiles balísticos de Irán, pero va más allá, aseguró.

«A medida que alcanzamos nuestro objetivo, también estamos despejando el camino para que alcancéis vuestra libertad», subrayó Netanyahu.

«El régimen no sabe qué le ha golpeado ni qué le golpeará. Nunca ha sido más débil. Esta es vuestra oportunidad de levantaros y hacer oír vuestras voces», agregó.

Pero a pesar del daño infligido por el ataque israelí, las largas décadas de odio a  Israel -no sólo entre los gobernantes, sino también entre su población mayoritariamente chií– plantean dudas sobre la posibilidad de lograr amalgamar el suficiente respaldo de la población para derrocar a la cúpula teocrática atrincherada en Teherán, protegida por una guardia pretoriana armada hasta los dientes y leal.

Singh admite que nadie sabe qué condiciones serían necesarias para que la oposición se uniera con ese objetivo.

Los ataques del viernes son simplemente el preludio de una operación bélica mucho más prolongada, según Israel.

En ese sentido, según apuntan numerosos expertos, es previsible que Israel siga atacando la infraestructura nuclear iraní para frenar los rápidos avances de Teherán-a pesar de sus falsos desmentidos- para lograr fabricar bombas nucleares, aunque Tel Aviv por sí solo no tenga, de momento, capacidad de erradicar por completo el programa nuclear iraní.

Irán asegura que su programa nuclear tiene fines exclusivamente civiles, pero los hechos contradicen esa versión.

El organismo de control nuclear de la ONU concluyó esta semana que Irán ha incumplido sus obligaciones en virtud del Tratado de No Proliferación.

Las primeras bombas israelíes iban dirigidas contra altos cargos de la cúpula militar y científica iraní. Destruyeron gran parte del sistema de defensa antiaérea del país y la planta de enriquecimiento subterránea de la principal central nuclear iraní.

«Como país democrático, el Estado de Israel cree que corresponde al pueblo de un país conformar su política nacional y elegir a su gobierno», explica en declaraciones a Reuters un portavoz de la embajada israelí en Washington. «El futuro de Irán sólo puede determinarlo el pueblo iraní», agrega.

Netanyahu quiere un cambio en el gobierno de Irán: y mira al mes de septiembre.

Aunque la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, consiente los ataques de Israel y ayuda a su estrecho aliado a defenderse de la andanada de misiles de Irán, no ha dado pistas de que busque derrocar al régimen en Teherán.

La Casa Blanca y la misión de Irán ante las Naciones Unidas en Nueva York no han respondido a la petición de comentarios.

¿El fin del programa nuclear iraní? No (por ahora)

A pesar de sus deseos, a Israel le queda mucho camino por recorrer si quiere desmantelar las instalaciones nucleares iraníes. Numerosos expertos en asuntos militares coinciden en que es –casi- imposible inutilizar totalmente los emplazamientos bien fortificados diseminados por el territorio iraní.

El gobierno de Israel admite que el programa nuclear iraní no se podrá destruir totalmente sólo con una (o varias) campañas militares.

«No hay forma de destruir un programa nuclear por medios militares», explicó el viernes el asesor de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, en declaraciones al Canal 13 de la televisión israelí.

Sin embargo, la campaña militar podría crear las condiciones para un acuerdo con Estados Unidos que frustrara el programa nuclear.

Por otra parte, varios analistas han mostrado su escepticismo ante la posibilidad de que Israel disponga por sí solo de las municiones necesarias para destruir el proyecto nuclear iraní.

«Es probable que Israel no pueda acabar completamente con el proyecto nuclear por sí solo sin la participación de Estados Unidos», explicó el viernes en declaraciones a la prensa Sima Shine, ex analista jefe del Mossad –el servicio secreto exterior israelí- y ahora investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel.

Aunque lograr aniquilar el programa nuclear iraní sería un gran éxito para Israel, su –más ambicioso- objetivo de socavar el régimen podría explicar por qué sus ataques iban dirigidos contra militares de alto rango, para intentar sumir al “establishment” de seguridad iraní en la confusión y el caos.

«Eran personajes clave (…) llevaban muchos años en sus puestos y eran un componente muy importante de la estabilidad del régimen, concretamente de la estabilidad de la seguridad del régimen», explica Shine.

«Lo ideal para Israel sería que se produjera un cambio de régimen, de eso no hay duda», agrega el experto.

Pero ese cambio conllevaría riesgos, según Jonathan Panikoff, ex oficial adjunto de inteligencia nacional de Estados Unidos para Oriente Medio, y ahora en el Atlantic Council.

Si Israel consigue finalmente tumbar a la cúpula iraní, no hay garantías de que sus sucesores sean menos hostiles con Israel.

«Durante años, muchos en Israel han insistido en que el cambio de régimen en Irán daría lugar a un nuevo y mejor día, que nada podría ser peor que el actual régimen teocrático (…) pero la historia nos enseña que siempre puede ser peor», advierte  Panikoff.

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(Editado por Fernando Heller/Euractiv.es)

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