Bruselas (Euractiv.com/.es) – La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propondrá este miércoles una revisión del presupuesto de la UE que incluya un «superfondo» de competitividad de 200.000 millones de euros, esencial, según ella, para seguir el ritmo de China y Estados Unidos.
Se prevé que Von der Leyen presente formalmente su superfondo, acompañado de una revisión total de cómo se controlan y estructuran las finanzas del bloque, según comentaron a Euractiv varias fuentes cercanas a Bruselas.
Si tiene éxito, el presupuesto europeo nunca volverá a ser el mismo.
En la actualidad, el presupuesto septenal de 1,2 billones de euros del bloque -conocido en jerga bruselense como marco financiero plurianual o MFP- se divide en tres grandes partes: agricultores, regiones pobres e investigación, diplomacia y administración.
Von der Leyen aboga desde hace tiempo por añadir una cuarta gran categoría presupuestaria: un «Fondo Europeo de Soberanía» en respuesta a la fiebre inversora de 2022 del ex presidente estadounidense Joe Biden y a la política industrial a gran escala de China.
Sin embargo, los Estados miembros de la UE se han negado.
Ahora que Europa se enfrenta a un estancamiento económico y a un entorno de seguridad precario, Von der Leyen, que propuso por primera vez el fondo en 2022, aprovecha la oportunidad para intentarlo de nuevo.
A partir de ahora, los fondos de la UE se dividirán en «planes nacionales», comprimiendo más de 500 pequeños fondos en sólo 27, uno para cada país del bloque.
Su presentación de este miércoles ante los 26 comisarios del bloque grabará esa estructura en piedra, y dejará a los burócratas la tarea de elaborar una propuesta técnica que se presentará a los países de la UE y a los eurodiputados en julio, dijeron funcionarios cercanos al proceso.
Después habrá más de un año de negociaciones sobre el presupuesto.
Hasta ahora, innumerables declaraciones del Consejo y el Parlamento Europeo han rechazado ambos cambios, pero el superfondo de von der Leyen parece imparable por el momento.
La lucha está servida
El plan presupuestario ha causado un gran malestar en todo el bloque.
El actual presupuesto de la UE incluye 379.000 millones de euros en subvenciones a los agricultores, en el marco de la Política Agrícola Común (PAC), y 382.000 millones de euros en fondos de «cohesión» regional, a menudo utilizados para financiar trenes e infraestructuras de transporte.
La idea de fusionar ambos en un único fondo centralizado ha causado revuelo en Bruselas y en todas las capitales.
Los agricultores temen que los planes nacionales pongan en peligro las antiguas subvenciones agrarias de la UE, que podrían desviarse más fácilmente una vez engullidas por la dotación mayor.
Por ello, el 20 de mayo llevarán sus tractores a Bruselas para protestar contra la «disolución de la PAC en un fondo único», según anunciaron varias plataformas del sector ayer, martes.
El plan de Von der Leyen también se ve amenazado por el hecho de que 26 de los 27 ministros de Agricultura de la UE han rechazado la consolidación de los fondos y reclaman una PAC independiente.
Los fondos de cohesión tienen sus férreos defensores.
El portugués Vasco Cordeiro, uno de los principales beneficiarios, que se ocupa de la política de cohesión en el Comité de las Regiones, rechazó el plan a pesar de su postura inicial favorable a todo lo relacionado con el principio de control a nivel local del bloque, o “subsidiariedad».
Los planes nacionales corren el riesgo de «debilitar la solidaridad europea, socavar la coherencia política y crear disparidades de aplicación entre las regiones», comenta el eurodiputado conservador Siegfried Mureșan, negociador principal del Parlamento para el presupuesto.
Los eurodiputados, junto con los 27 ministros de Investigación de la UE, también rechazaron el superfondo de Von der Leyen. Pero los expertos advierten de que su oposición no debe tomarse demasiado al pie de la letra.
«Es un ejercicio de posicionamiento», explica Andrea Renda, del Centro de Estudios Políticos Europeos (CEPS). Sin embargo, pocas declaraciones no vinculantes sobreviven a las interminables negociaciones presupuestarias.
El superfondo de competitividad de Von der Leyen se está tragando los fondos no protegidos por los poderosos lobbies de subvenciones a agricultores y regiones.
El sucesor de Horizonte, el fondo de investigación de la UE dotado con 96.000 millones de euros, quedará subsumido en el nuevo superfondo, pese a la resistencia del Comisario de Investigación del bloque.
Los académicos, que se benefician del fondo de investigación del bloque, temen que el apoyo a la ciencia básica tenga que ceder ante las prioridades políticas a corto plazo.
El superfondo «es un asesino de la investigación fundamental», comentó Conny Aerts, miembro del grupo de expertos para la revisión del programa Horizonte, cuando el mundo académico se movilizó por primera vez contra el fondo de Von der Leyen.
«No queremos que nos digan desde arriba lo que tenemos que hacer», subrayó.
Otros programas multimillonarios corren la misma suerte.
En un cuadro de la oficina del Comisario de Presupuestos, compartido con Euractiv en marzo, todos los programas de defensa, espacio, salud y transición limpia, por un total de más de 200.000 millones de euros, se incluyen en el nuevo fondo.
Espacio político
En principio, ni Francia ni Alemania se oponen.
El nuevo Gobierno de Berlín quiere «modernizar el [presupuesto a largo plazo y hacerlo] … más sencillo, transparente y flexible», mientras que Francia quiere pasar de un presupuesto «basado en programas» a otro «basado en políticas».
Ambos ven la necesidad de dinero fresco para defensa y empresas, pero se ven limitados por el ajustado próximo presupuesto del bloque.
Se avecinan reembolsos de un préstamo COVID-19 de 806.000 millones de euros, que supondrán al menos 25.000 millones de euros al año.
«La hipótesis de trabajo es que, en el mejor de los casos, tendremos que mantener el statu quo en términos de cantidades, pero probablemente menos», declaró recientemente Florentine Hopmeier, jefa adjunta del gabinete del Comisario de Presupuesto.
Una solución podría ser destinar el dinero existente al fondo más flexible de Von der Leyen y a los planes nacionales, y pasar el dinero a defensa más adelante.
En cualquier caso, la jefa de Bruselas está a punto de lograr lo impensable hasta ahora: un fondo de 200.000 millones de euros para dirigir la política industrial, un lujo con el que los anteriores Presidentes de la Comisión sólo podían soñar.
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(Editado por JP/Owen Morgan/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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