Washington/Bruselas (Euractiv.com/.es)- Si la Unión Europea (UE) quiere aumentar sus importaciones de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos, como exige el presidente, Donald Trump, puede que necesite modificar sus líneas de suministro o reevaluar su objetivos de energía verde o sostenible.
Si algunas previsiones sobre la reducción en la demanda de gas son fiables, ello podría ser válido incluso si todas las importaciones de gas ruso cesan, según lo previsto.
Bruselas quiere acabar con la dependencia energética europea de Rusia para finales de 2027, y reflexiona sobre cómo puede el bloque comunitario cumplir con la exigencia de Trump de que la UE equilibre su balanza comercial de bienes con la compra de más petróleo y GNL.
La sugerencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de que la UE compre más GNL estadounidense –lanzada por la alemana antes de que se agudizara la guerra arancelaria transatlántica- parece a primera vista una estrategia adecuada para matar dos pájaros de un tiro.
El problema es que hay dudas sobre si la UE realmente necesita más GNL estadounidense, o más gas en general.
Esperanzas y cifras
La eliminación progresiva de la dependencia del gas ruso está incluida en la hoja de ruta del plan REPowerEU, presentado el 6 de mayo, cuyo objetivo es acabar con todas las importaciones de suministros energéticos de Moscú.
A pesar de la guerra de Ucrania, las importaciones de gas han continuado. Los flujos por gasoductos disminuyeron drásticamente, y las importaciones de GNL aumentaron.
Las importaciones rusas por gasoducto y GNL sumaron el año pasado alrededor de 50.000 millones de metros cúbicos (bcm), equivalentes al 19% de las importaciones de la UE.
Tras el cierre del último gasoducto ucraniano, la UE calcula que las importaciones de gas ruso se reducirán este año en cerca de 15.000 millones de metros cúbicos.
En su hoja de ruta, el Ejecutivo comunitario estima que el bloque puede recortar la demanda en «más de 15 bcm de gas al año, reduciendo la demanda global de gas de la UE en 40-50 bcm para 2027».
Además, si se aplican en su totalidad la legislación y los planes actuales, el bloque comunitario puede «sustituir hasta 100 bcm de gas natural de aquí a 2030».
Entre 2022 y 2024, el consumo de gas en Europa se redujo en 80 bcm en comparación con los niveles de 2021.
La caída se agudizó por el incremento de los precios de la energía sumado a las medidas urgentes específicas como respuesta a la invasión rusa de Ucrania, y a niveles récord de crecimiento en el sector de las renovables.
Pero en 2024, el consumo de gas de la UE aumentó 2.000 millones de metros cúbicos con respecto a 2023, hasta un total de 332.000 millones de metros cúbicos.
Dado que la producción propia de la UE es limitada, la mayor parte se importó.
¿Previsiones realistas?
En ese sentido, Ana María Jaller-Makarewicz, analista principal de energía en el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA), no cree que sea urgente importar más GNL
Según explicó en declaraciones a Euractiv, si la UE sigue adelante con sus planes energéticos, «no hay razón para aumentar las importaciones de gas y GNL de ninguna fuente», ya que las importaciones actuales son superiores a la demanda prevista de la UE para 2030.
Sin embargo, en opinión de Andreas Guth, director del grupo industrial Eurogas, con sede en Bruselas, el plan REPowerEU no es realista, puesto que la UE necesitará garantizarse suministros adicionales de GNL.
Entre los principales objetivos del plan REPowerEU original, presentado apenas unas semanas después de que los tanques rusos cruzaran la frontera ucraniana en febrero de 2022, estaba la producción nacional de 10 millones de toneladas de hidrógeno verde al año para 2030, con un volumen equivalente de importaciones, según Guth.
Para esa misma fecha, el biometano tendría que haber alcanzado los 35.000 millones de metros cúbicos, millones de bombas de calor deberían haber sustituido a las calderas de gas, y las casas y edificios de toda la UE se deberían haber aislado a una velocidad de vértigo.
Pero estos objetivos no se están cumpliendo, comenta Guth.
El grupo de presión del sector del gas argumenta que lo que realmente hizo bajar el consumo de gas en la UE, además de la producción récord de energía eólica y solar, fueron los inviernos suaves y la «destrucción de la demanda» en la industria, es decir, los altos precios de la energía que golpean a las industrias de alto consumo energético en toda Europa.
«Desde nuestro punto de vista, seguir por este camino no es ni realista ni deseable», asegura Guth.
Sin embargo, para Jaller-Makarewicz, de IEEFA, se trata de una cuestión de disposición política. El experto argumenta que las previsiones de reducción de la demanda son «realistas siempre que los Estados miembros de la UE se comprometan a ello».
Previsiones de demanda futura
La Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía de la UE (ACER) también ha advertido del peligro de confiar demasiado en las previsiones optimistas, y señaló en un informe publicado el pasado 22 de mayo que hasta ahora sólo los paneles solares se han desplegado a un ritmo compatible con los objetivos de RePowerEU.
Las empresas de la UE han contratado más gas del necesario de 2028 a 2030, pero sólo si funciona el plan de reducción de la demanda.
Si la UE simplemente alcanza sus objetivos previos a la guerra en materia de renovables, eficiencia energética y clima -establecidos en un paquete legislativo «fit-for-55» que toma el nombre del objetivo de reducción de emisiones para 2030-, el bloque comunitario podría necesitar más, advirtió ACER.
En ese sentido, la agencia reguladora recomienda acelerar la transición energética para volver al objetivo, pero también negociar contratos flexibles de GNL para reducir la vulnerabilidad a cambios bruscos de precio en los próximos años.
Sin embargo, según ACER, «se prevé que la demanda de gas siga una trayectoria más próxima a la de REPowerEU que a la de otros escenarios».
¿Seguir los planes?
La cuestión de aumentar o no las importaciones de gas estadounidense podría ser tanto un asunto político como de seguridad energética, y se complicará por la necesidad de respetar la agenda europea de mitigación del cambio climático.
En ese sentido, está previsto que la Comisión Europea desvele en unas semanas un nuevo objetivo provisional para la reducción de gases de efecto invernadero en 2040.
Hasta la fecha, la Comisión Europea ha mostrado su disposición a cumplir sus objetivos de descarbonización, y el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero para 2040 será una prueba decisiva de su compromiso.
En su segundo mandato al frente de la Comisión, Ursula von der Leyen se ha comprometido a seguir el consejo del comité asesor independiente de la UE sobre cambio climático y proponer un objetivo no superior a una décima parte de los niveles de emisiones de 1990.
La segunda pregunta que habría que responder es hasta qué punto la UE tiene intención de depender de las importaciones de gas estadounidense en un momento en que Washington utiliza los aranceles para tratar de imponer su voluntad en el sistema de comercio mundial (de la OMC)- y trata a Europa como un adversario más que como un aliado-.
Desde la crisis energética de 2022, la UE ha comprado entre el 40 y el 50% de sus suministros esenciales de GNL a Estados Unidos.
«Aumentar las importaciones de GNL de Estados Unidos significará que la UE dependerá más de un solo proveedor», advierte Jaller-Makarewicz.
///
(Editado por Euractiv.com e Inés Fernández-Pontes y Fernando Heller/Euractiv.es)
The post Trump quiere que Europa compre más gas estadounidense, pero ¿lo necesitamos? appeared first on Euractiv.es.