Berlín (Euractiv.de/.es) – El canciller alemán, Friedrich Merz (CDU/PPE), pasó sus primeros días en el cargo recorriendo varios países de Europa, pero dejó más preguntas que respuestas sobre cuál será la posición de Berlín en el marco de la nueva política de defensa de la Unión Europea (UE).
Desde la victoria electoral de los cristianodemócratas en febrero pasado, muchos han anticipado un rápido cambio de rumbo en la política alemana de defensa.
En la noche electoral, Merz abogó por la independencia estratégica de Europa respecto a Estados Unidos, que calificó de «prioridad absoluta», y cerró un acuerdo de un billón de euros para liberar el gasto militar nacional de las ataduras de las rígidas normas alemanas sobre la deuda.
Todo eso generó esperanzas de que rompiera con la prudencia fiscal alemana e hiciera lo mismo con el gasto comunitario.
Merz alimentó esas esperanzas con visitas a París, Varsovia y Kiev, y una breve parada ante los jefes de la UE y la OTAN en Bruselas pocos días después de jurar su cargo.
Si la elección de Merz se traduce en un distanciamiento de los estrechos lazos transatlánticos de Alemania y una mayor aceptación del concepto de “autonomía estratégica” impulsada desde hace tiempo por París, los proyectos europeos de defensa recibirían un fuerte impulso.
Pero ahora que Merz ya es canciller y que el presidente estadounidense, Donald Trump, está más preocupado por los déficits comerciales que por poner en duda los compromisos con la OTAN, el tono del alemán es más cauto.
Aunque Merz sigue aspirando a ejercer un papel de liderazgo europeo, se ha mantenido ambiguo en muchas cuestiones de defensa, y ha dejado abiertas sus opciones para una serie de compromisos futuros en lugar de trazar claramente un nuevo rumbo más audaz.
¿Más dinero o más problemas?
Mientras la OTAN estudia aumentar los objetivos de gasto en defensa hasta el 3,5% del PIB nacional de los aliados, Merz decepcionó a algunos tras negarse el viernes pasado en Bruselas a un compromiso para flexibilizar las normas de endeudamiento de la UE para aumentar el gasto en defensa.
Descartó el endeudamiento común, y se mantuvo fiel al prolongado rechazo alemán a los “bonos de defensa”.
Pero tampoco cerró del todo la puerta, y se limitó a decir que el endeudamiento conjunto debe seguir siendo la excepción.
Apoyó los esfuerzos para «construir una industria de defensa en Europa», pidió más eficiencia en la industria del sector, respaldó las propuestas de adquisición militar conjunta e instó a una mayor cooperación europea.
Lo único cierto es que «el 2% no será ni mucho menos suficiente para lo que nos hemos prometido mutuamente», subrayó.
La relación privilegiada con Macron
En la tradicional primera visita a París de un canciller, Merz dejó clara su intención de reforzar la cooperación armamentística con Francia y coordinar mejor la ayuda a Ucrania.
Con la ampliación del Consejo de Seguridad Común entre las dos potencias, motores de la construcción comunitaria, los proyectos conjuntos de defensa –entre ellos una nueva generación de cazas y tanques avanzados– recibirán un nuevo impulso oficial.
En línea con la práctica francesa de ambigüedad estratégica, Merz anunció que mantendrá las futuras entregas de armamento fuera de la luz pública, una medida que criticó duramente como líder de la oposición al tiempo que denunciaba la forma en que su predecesor, Olaf Scholz (SPD/S&D), gestionó la respuesta de Alemania a la invasión de Ucrania.
¿Un cambio en Ucrania?
Mientras tanto, las esperanzas de Kiev de que Alemania le entregue misiles Taurus de largo alcance -que Scholz bloqueó y Merz respaldó- parece haberse desvanecido.
Un portavoz del ministerio alemán de Defensa comentó este lunes que «el tema está completamente sobrevalorado» y que no se hablará más en público de una posible entrega de esos misiles.
De la misma manera, Merz ha mantenido su ambigüedad sobre la posibilidad de enviar tropas alemanas para un posible contingente de paz en Ucrania, tras el final de la guerra. Al igual que hizo Scholz, ha descartado esa posibilidad por “prematura”.
Merz ha subrayado que los esfuerzos deben centrarse por ahora en un posible alto el fuego.
El líder de la CDU se mostró en la campaña previa a los comicios de febrero como un hombre prudente que sacaría a Alemania de la crisis, pero ahora está ansioso por reivindicar su papel de nuevo líder europeo.
No obstante, carece de experiencia en cargos ejecutivos, ni siquiera a nivel local, y tiene fama en su país de hacer declaraciones precipitadas y, a veces, poco meditadas.
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(Editado por BTS/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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