Bruselas (Euractiv.com/.es) – Los aliados de la OTAN están a punto de fijar un nuevo objetivo de gasto en defensa para, posiblemente, alcanzar el 5% del PIB nacional de los socios de la Alianza, como quiere el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Aunque no han trascendido guarismos oficiales, la cifra que más se baraja estos días en Bruselas es el listón simbólico del 5% del PIB nacional, que desea Trump.
Esa es la cifra que puso sobre la mesa el Secretario de Estado estadounidense Marco Rubio durante una visita a Bruselas a principios de año.
Por su parte, el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, está de acuerdo con ese objetivo, según informó Reuters el pasado viernes.
Es un gran salto desde el actual objetivo obligatorio del 2% de la OTAN, que un tercio de los aliados sigue sin alcanzar y que España anunció que logrará este año.
Aunque la Alianza no impone sanciones a los países que gastan muy poco, el temor a que que Estados Unidos puede ir cerrando su «paraguas defensivo» sobre Europa genera inquietud.
Sin ganas de recortar las pensiones o subir los impuestos, los socios de la Unión Europea (UE) están «estirando» la definición de gasto en defensa poco antes de que Trump acuda a la cumbre de la OTAN en junio en La Haya, con una antigua obsesión: la brecha de 307.000 millones de euros en gastos de defensa entre Washington y sus aliados europeos y canadienses.
La fórmula actual de la OTAN
A medida que la primera ronda de contactos comienza este mes en Bruselas, la idea de ampliar lo que se considera «defensa» se extiende por los pasillos de la sede de la OTAN y las capitales nacionales.
En estos momentos, a la hora de clasificar los gastos de sus miembros, los funcionarios de la OTAN tienen en cuenta las compras de material militar, la construcción de infraestructuras, las operaciones en el extranjero, los salarios de los soldados y las pensiones.
Sin embargo, la ayuda militar a Ucrania, el uso de puentes y carreteras para necesidades militares, el desarrollo civil de tecnologías de doble uso y la protección de infraestructuras críticas quedan fuera.
Este cálculo favorece a cualquier país que realice compras masivas, como Polonia, o Estados Unidos, donde los salarios y las pensiones de las tropas disparan las cifras.
Pero la fórmula actual está bajo revisión, a pedido de varios aliados.
Rutte tiene un plan, según informó Reuters: aumentar el gasto tradicional en defensa al 3,5% e introducir otro objetivo del 1,5% para gastos más amplios relacionados con la seguridad, hasta un total del 5%.
El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, sugirió el mes pasado un plan similar.
Según varias fuentes diplomáticas, esa nueva definición podría reconocer la contribución de los distintos sectores de la sociedad y la industria a la seguridad de los ciudadanos, por ejemplo mediante el desarrollo tecnológico.
El hecho de que Rutte haya presentado una propuesta de este tipo sugiere que Estados Unidos es receptivo al plan: es habitual que el jefe de la Alianza respete la posición de la mayor potencia militar.
Gasto inteligente
Los países más ricos de Europa, entre ellos Alemania y Francia, abogan desde hace tiempo por un gasto «de calidad» y no «de cantidad».
Con el plan de Rutte, tendrían que hacer ambas cosas.
Berlín ha derrochado en equipamiento militar para alcanzar el 2% y más. Pero siguen buscando un gasto «de calidad», etiquetando parcialmente algunos proyectos de infraestructuras como «gastos de defensa», con la promesa de reforzar la movilidad de tanques y tropas.
El objetivo para todos los países de la OTAN se podría revisar con una nueva definición del «reparto de responsabilidades», para que los esfuerzos para apoyar a Ucrania y abandonar el petróleo y el gas rusos contaran para lograr ese nuevo objetivo.
Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, eso podría situar a 13 aliados por encima del umbral del 4%, pero no a Alemania ni a Francia.
Alcanzar ese objetivo -el doble de la cifra actual- acercaría el gasto de la OTAN al de Rusia y China.
Rusia gasta actualmente el 6,7% del PIB en lo que Moscú considera «defensa», mientras que Pekín aspira a alcanzar el 7,2% este año.
Pero hacerlo llevará tiempo, según aseguran tres fuentes diplomáticas consultadas por Euractiv. Se trata de evitar sobrecargar las finanzas públicas nacionales, explican.
«Las negociaciones no son sólo sobre las cifras, sino también sobre el calendario», comentó un diplomático de la OTAN.
En el cuartel general de la Alianza Atlántica nadie quiere que la reunión de junio se convierta en una pelea abierta como la que se vivió en la cumbre de 2018 en Bruselas, en la que Trump atacó en público a la entonces canciller alemana Angela Merkel (CDU/PPE) por la escasa inversión (en ese momento) de Berlín en defensa.
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(Editado por Martina Monti/Owen Morgan/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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