Kazajistán quiere recuperar su petróleo (en el peor momento para la UE)

Almaty (Kazajistán) – La presión de Kazajistán para renegociar los opacos contratos petrolíferos firmados hace décadas en Kashagan (en el Mar Caspio), de los cuales el 98% de los ingresos van a parar a manos de empresas extranjeras, está tensando las relaciones con la Unión Europea (UE), al tiempo que pone de relieve problemas más profundos en torno a la transparencia, la soberanía y el control de los recursos.

La estadística puede parecer humillante para Kazajistán, república centroasiática que debe una parte importante de su riqueza a los millones de toneladas de petróleo de su suelo.

Según una investigación del ICIJ publicada la semana pasada, el 98% de los ingresos de Kashagan -un gigantesco yacimiento petrolífero en alta mar en el mar Caspio y el descubrimiento más lucrativo de Kazajistán en los últimos cincuenta años- van a parar a las arcas de multinacionales petroleras extranjeras.

El desequilibrio en los ingresos de Kashagan no es sorprendente, ya que el yacimiento se ha explotado en condiciones muy favorables para las multinacionales extranjeras desde que se firmaron los acuerdos con el entonces recién independizado gobierno kazajo en 1997.

El ex presidente kazajo Nursultán Nazarbayev se asoció rápidamente con gigantes petrolíferos occidentales para explotar el gigantesco yacimiento en alta mar, junto con Tengiz y Karachaganak.

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Esos tres proyectos -las llamadas «tres ballenas» de Kazajstán- suministran ahora el 13% del petróleo de la UE.

La explotación de Kashagan corre a cargo de la Compañía Operativa del Caspio Norte (NCOC), dominada por empresas europeas, entre ellas Shell (Reino Unido), Eni (Italia) y Total Energies (Francia), cada una con una participación del 16,8%.

Pero los privilegios históricos del consorcio podrían tensar en el futuro las relaciones entre la UE y el país centroasiático.

¿La UE pierde a Kazajistán?

El pasado enero, el Presidente kazajo, Kassym Zhomart Tokayev , anunció que impulsaría la renegociación de los acuerdos petroleros «en condiciones renovadas y más beneficiosas para el país».

Los acuerdos de reparto de la producción (APS) en el sector petrolero kazajo aún no se han hecho públicos.

«¡Estos contratos llevan 30 años congelados! Esta situación no se da en ningún otro lugar del mundo», comenta Olzhas Baidildinov, antiguo asesor del Ministro de Energía kazajo, para quien  la proporción 98% -2% parece perfectamente real.

«Frente a las multinacionales, el verdadero problema es que Kazajistán siempre ha carecido de especialistas en petróleo para imponerse», añade un abogado financiero kazajo que pide hablar bajo condición de anonimato.

Aunque los acuerdos de Kashagan no expiran hasta 2037, la determinación de Tokayev de recuperar el control del petróleo de su país ha marcado la pauta para las empresas europeas en el NCOC (yacimiento del Caspio Norte), con el telón de fondo de un procedimiento de arbitraje por el que los operadores europeos sienten poca simpatía.

El consejero delegado de TotalEnergies, Patrick Pouyanné, se comprometió en abril de 2023 a «luchar» contra las demandas, tras afirmar que los socios están «muy unidos»

Kazajistán tiene ahora ante sí un caso de arbitraje de 160.000 millones de dólares contra empresas petroleras extranjeras, contra las cuales se alegan infracciones de procedimiento y medioambientales, pero en el fondo se centra en contratos de hace décadas que desvían al extranjero casi todos los ingresos de Kashagan.

El choque entre las multinacionales y el gobierno kazajo se produce en un momento en el cual el acercamiento de la UE a Kazajistán está cobrando impulso, y fue escenificado a lo grande por los europeos en la cumbre UE-Asia Central de Samarcanda.

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Para Olzhas Baidildinov, el hecho de que los cientos de miles de millones de dólares que Kazajistán reclama a empresas extranjeras se dirijan principalmente a Kashagan, y por tanto apunten más a los europeos, es ante todo una cuestión geopolítica.

«Es probable que Estados Unidos apoye más a sus empresas y prometa inversiones más serias en estos proyectos que los europeos», afirma el antiguo asesor del Ministerio.

Transparencia y problemas medioambientales

La batalla legal de Kazajistán, que previsiblemente se prolongará durante varios años, no ha hecho más que empezar, y resuena con el descontento de la opinión pública por la falta de transparencia en los acuerdos petrolíferos, sobre todo en lo relativo al impacto medioambiental de las actividades petrolíferas y su coste para el país.

Tras negarse a pagar una multa de 5.100 millones de dólares por infracciones medioambientales impuesta por el Ministerio de Ecología kazajo, las petroleras del NCOC han obtenido dos sentencias favorables en sendos casos de arbitraje contra el gobierno kazajo en marzo de 2025.

«¿Quién paga las multas?», se pregunta desde hace meses Vadim Ni, abogado, ecologista y líder de la iniciativa «Salvemos el mar Caspio».

«Sin conocer en detalle cuáles son estos acuerdos, los presupuestos (nacionales) de Kazajistán pueden estar pagando los daños ecológicos perpetrados por empresas extranjeras», afirma.

Cada vez son más las voces que reclaman la divulgación del contenido de los contratos, entre ellos Oleg Pak, presidente del partido político verde Baytaq.

El año pasado lanzó una petición popular en la cual pedía más transparencia, y advertía que el país pierde 20.000 millones de dólares al año por la ineficaz administración de los yacimientos petrolíferos.

«Casi todo el petróleo se exporta al extranjero. Es necesario revelar los PSA para mejorar las condiciones del contrato, para cambiar la estructura de los ingresos», explica.

Sin embargo, el hecho de que Kashagan pueda ser fuente de tensiones entre las petroleras y Astana no es nada nuevo.

El desarrollo del proyecto Kashagan, a veces apodado «Cash-all-gone» (se pierden todos los ingresos), se ha retrasado mucho y ha provocado daños de miles de millones de dólares debido a la pérdida de ingresos, la corrupción y las violaciones medioambientales.

Según diversas estimaciones, se calcula que su desarrollo ha costado a las grandes compañías petroleras al menos 60.000 millones de dólares.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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