Información impresa: vital para la seguridad del paciente

El impulso de la Comisión Europea a la sanidad digital tiene muchas ventajas, entre ellas la mejora del acceso de los pacientes, la eficiencia y la gestión de la asistencia sanitaria. Sin embargo, debemos evitar ir por el camino de la digitalización total, que corre el riesgo de dejar atrás a los españoles más vulnerables.

Esta amenaza se hace patente hoy con la revisión del Reglamento General Farmacéutico de la UE, que propone flexibilizar las normas de información sobre la seguridad de los medicamentos sin ninguna evaluación del impacto en los pacientes.

Tal y como están las cosas, podría dejar de exigirse que las cajas de los medicamentos contengan prospectos con información clave que indiquen la posología, los efectos secundarios y las interacciones, siempre que incluyan un código QR que permita acceder a esta información en línea.

Los prospectos impresos son la única forma segura de garantizar que los pacientes dispongan de la información adecuada cuando la necesiten.

Por eso, lo más seguro es adoptar un enfoque complementario, con soluciones digitales e impresas.

La protección del paciente es esencial

Aunque la Comisión se propone garantizar que todos los europeos tengan acceso a la sanidad digital de aquí a 2030, el 32 % de los europeos carece aún de competencias digitales básicas, y solo el 57 % de las personas de entre 55 y 74 años utiliza regularmente internet. Más del 85% de los ciudadanos españoles mayores de 65 años utilizan medicamentos con receta. En 2021,  un tercio de los hogares rurales españoles seguirán sin disponer de redes de muy alta capacidad (VHCN).

La brecha digital es un problema importante que no puede ignorarse. Dadas las graves disparidades que existen en Europa, debemos garantizar que los pacientes vulnerables tengan acceso a prospectos de información médica impresos cuando los necesiten.

La impresión bajo demanda no es una solución práctica

Si la normativa revisada sobrevive en su forma actual y España aplica un régimen exclusivamente digital, los farmacéuticos tendrían que ofrecer una opción de impresión bajo demanda a todos los pacientes que la necesitaran.

Es probable que esto provoque peligrosos errores de información, incremente los costes y aumente la presión sobre los farmacéuticos en términos de espacio, equipamiento y tiempo. Los pacientes lo suficientemente atentos como para solicitar una impresión tendrán que esperar más tiempo en la farmacia y recibir varias páginas A4 para llevarse a casa. Se calcula que el coste anual de la producción de prospectos de «impresión a la carta» en la UE oscila entre 1.680 y 3.495 millones de euros, dependiendo de si los prospectos se imprimen en tinta negra o en cuatricromía.

Además, las plataformas digitales están sujetas a problemas técnicos, como averías del servidor o ciberataques, que podrían impedir a los pacientes acceder a información vital. En cambio, los prospectos impresos están siempre disponibles con el medicamento y no dependen del acceso del paciente a la tecnología.

Mientras continúan los debates entre España y el resto de la UE, debemos asegurarnos de que el Reglamento General Farmacéutico vuelva a situar a los pacientes en el centro de la asistencia sanitaria. El futuro de nuestra sanidad no debe dejar a nadie atrás, y eso significa soluciones digitales al alcance de quienes actualmente están al límite de su salud.

Para saber más sobre cómo los prospectos médicos impresos garantizan un acceso inclusivo a la asistencia sanitaria, visite mlps-leaflet.org.

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