Viena (Euractiv.com/.es) – El nuevo Canciller de Austria, Christian Stocker, asegura que mantendrá el estatus de su país como uno de los pocos Estados neutrales que quedan en Europa y que en principio no apuesta por la adhesión a la OTAN.
«La adhesión a la OTAN no está sobre la mesa para Austria», explicó Stocker, líder del Partido Popular Austriaco, de centro-derecha, en una entrevista reciente con Euractiv
Stocker, que pasó 30 años en la política local y fue diputado nacional en 2019, tiene poca experiencia en asuntos exteriores o de defensa.
Ello sugiere que es probable que mantenga la política de su país hasta la fecha: gastar lo menos posible en defensa, mientras busca silenciosamente insertar al país en la arquitectura militar de Occidente.
El tema central es si los aliados europeos de Austria lo seguirán permitiendo.
Un mal necesario
Austria aceptó consagrar la neutralidad en su Constitución en 1955 para poner fin a la ocupación de posguerra. En aquel momento, la medida se consideró un mal necesario para librar al país de las tropas soviéticas.
Desde entonces, sin embargo, la neutralidad ha adquirido un carácter casi mítico en la mente de muchos austriacos, que creen que fue esencial para la supervivencia del país durante la Guerra Fría.
Aunque esta conclusión es polémica, no cabe duda de que intentar prescindir de la neutralidad -que el país debatió por última vez en la década de 1990- sería políticamente delicado.
Aun así, a muchos militares austriacos les preocupa que la neutralidad haya dejado al país expuesto en un momento especialmente peligroso de la historia, sobre todo teniendo en cuenta lo poco que Viena gasta en defensa.
Mientras que preocupaciones similares llevaron a Suecia y Finlandia a abandonar su neutralidad y unirse a la OTAN tras la invasión rusa de Ucrania, Austria no se ha movido de su posición.
Con un gasto en defensa de cerca del 1% del PIB en 2024, Austria ocupa uno de los últimos puestos de la clasificación europea en cuanto a inversión en el sector, junto con otros países rezagados, entre ellos Irlanda y Malta, que también son neutrales.
Sin embargo, a diferencia de esos países, Austria es mucho más vulnerable a la situación de creciente inseguridad en Europa.
Por un lado, su frontera oriental está a menos de 600 kilómetros de Ucrania.
Por otro, sus dos vecinos orientales, Eslovaquia y Hungría, están gobernados por dirigentes cercanos al Kremlin, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
Pero quizá lo más preocupante sea lo que las agencias de inteligencia occidentales consideran una “infiltración” de Moscú en los principales centros de poder de la clase política y la economía austriacas.
La “cláusula de escape”
En ese sentido, Stocker asegura que su gobierno se toma muy en serio las amenazas a la seguridad y subraya que Austria se ha comprometido a elevar el gasto en defensa al 2% del PIB para 2032.
Mientras tanto, gran parte del resto de Europa tiene como objetivo unos gastos de defensa equivalentes al 3,5% del PIB y superiores en los próximos años.
«En una época en la que intentamos ahorrar y recortar muchos gastos… duplicar el presupuesto de defensa ya es un objetivo ambicioso», afirma Stocker.
Para complicar las cosas, el presupuesto austriaco ya está sometido a fuertes presiones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó el mes pasado que Austria será el único país industrializado en recesión este año.
La deuda austriaca es una de las más elevadas de la UE y el déficit presupuestario del año pasado superó con creces los límites del bloque, con un 4,7%.
El nuevo gobierno de coalición de Stocker – una alianza con los socialdemócratas y los liberales de Neos – ha prometido recortes de 6.000 millones de euros este año para evitar el procedimiento de déficit excesivo de la UE, lo que deja poco margen fiscal para la inversión.
«Ahora nos esperan dos años muy difíciles», comenta Stocker, al tiempo que expresa su confianza en que Austria pueda volver a crecer reduciendo la burocracia y mejorando las condiciones de inversión.
Mientras tanto, quiere activar la «cláusula de escape» de la UE, una exención de las normas fiscales europeas para el gasto en defensa, que se está negociando actualmente.
«Si podemos usarla, la usaremos», comenta Stocker.
Un canciller “por accidente”
Sin embargo, aunque la UE permita a Austria hacerlo, es probable que los costes de endeudamiento del país aumenten a medida que adquiera más deuda.
Teniendo en cuenta las enormes presiones a las que se enfrentan, es posible que Stocker y su gobierno no consigan averiguarlo.
El predecesor de Stocker, Karl Nehammer, dimitió inesperadamente en enero pasado tras fracasar en su intento de formar una coalición centrista después de las elecciones nacionales de septiembre, en las que el Partido de la Libertad, de extrema derecha, quedó en primer lugar.
Stocker, hasta entonces Secretario General de su partido, asumió entonces el liderazgo e intentó forjar una alianza con el Partido Liberal, esfuerzo que también fracasó.
Posteriormente, reactivó las conversaciones iniciales sobre una coalición centrista -la misma constelación que había previsto Nehammer- y lo consiguió en marzo.
Aun así, la extrema derecha, alentada por la frustración ante el debilitamiento de la economía, se ha fortalecido en los últimos meses y lidera las encuestas con 10 puntos porcentuales de ventaja.
No a la OTAN, sí a las armas nucleares
La persistente fuerza de la extrema derecha austriaca, muy pro Kremlin, puede explicar la reticencia de Stocker a dar pasos más audaces en materia de defensa común europea.
A pesar de los retos a los que se enfrenta la UE para construir una fuerza disuasoria creíble en un momento en el que muchos temen que Estados Unidos se esté retirando del continente, Stocker dejó claro que se opone a la emisión de deuda común europea para financiar la defensa.
En ese sentido, Stocker ha dejado claro que Austria es un socio occidental fiable dentro de los límites de la cláusula de asistencia mutua de la UE, de la que también se beneficia.
Según su interpretación, la cláusula también significa que el paraguas nuclear de Francia «también protegería a Austria» en caso de ataque.
Aunque Francia ha manifestado recientemente su voluntad de ampliar su protección nuclear a un “paraguas europeo” -entre otras cosas para compartir el elevado coste de mantenimiento-, se tardarían años, o incluso décadas, en hacer realidad ese escenario.
«Todo lo que aumente la seguridad en Europa es positivo», asegura Stocker.
En este sentido, comenta que está intentando que las futuras conversaciones de paz sobre Ucrania se celebren en Viena.
«Viena sigue siendo un buen lugar para negociar cuestiones internacionales en el futuro, lo que también sería una posibilidad para la guerra de Ucrania», afirma.
Hasta ahora, Ucrania, que tiene dudas sobre la “neutralidad” austriaca ante Rusia, no ha aceptado la oferta.
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(Editado por Matthew Karnitschnig/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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