El PiS se enfrenta a una lucha «existencial» en la recta final de las elecciones polacas

Varsovia (Euractiv.com/.es) – El auge de un movimiento de extrema derecha está dividiendo a los conservadores polacos, al tiempo que ha desencadenado una profunda reflexión sobre el futuro del país a pocos días de que los ciudadanos acudan este domingo a las urnas para la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

No será el habitual enfrentamiento entre el partido nacionalista Ley y Justicia (PiS) y la centrista Coalición Cívica (KO).

Con la dimisión del presidente Andrzej Duda, afín al PiS, se esperaba que la carrera enfrentara al sucesor de su partido, Karol Nawrocki, contra una oposición centrista revitalizada liderada por el alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski.

Trzaskowski, un firme europeísta, cuenta con un 32% de apoyos según las últimas  encuestas, por delante de Nawrocki, con un 25%.

Si se mantiene la tendencia, es probable que se enfrenten en la segunda vuelta.

Pero el candidato ultra Sławomir Mentzen, de 38 años, partidario de la liberalización de las leyes sobre armas y de «castigos corporales leves» para los niños, ha concitado grandes apoyos entre los jóvenes, sobre todo gracias a sus mensajes directos en las redes sociales.

Puede que la verdadera contienda no sea sólo en torno a quién será el próximo presidente de Polonia.

Quizás se defina también qué escenario político heredará el vencedor.

Un ultraconservador

Mentzen, candidato del partido de extrema derecha Confederación (Konfederacja),  defiende posturas ultraconservadoras, se opone al aborto, a los derechos LGTBIQ y a la Unión Europea, y ha hecho una campaña antiucraniana.

Su mensaje -difundido a través de creativos vídeos de TikTok, con más de 1,5 millones de seguidores– combina la rabia contra el establishment con un nacionalismo de línea dura y una economía ultralibertaria.

La fórmula cala entre los jóvenes votantes desilusionados e inyecta mucha volatilidad a la contienda electoral.

Un reciente mitin en el centro de Varsovia, celebrado bajo el monumento al Levantamiento de Varsovia -donde el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció un discurso-, captó el estado de ánimo del movimiento: desafiante e iconoclasta.

¿Por qué votar a Mentzen? «No es como los demás. Nunca ha estado en el gobierno, y estamos hartos de la guerra interminable entre los dos partidos principales», comenta  Paweł, de 21 años, estudiante de informática, quien luce con orgullo una sudadera patriótica, al tiempo que expresa un sentimiento compartido por muchos en la multitud.

No obstante, pocos asistentes a la manifestación se mostraron dispuestos o capaces de profundizar en cuestiones políticas concretas cuando se les pregunta sobre ello.

Muchos acudieron más por curiosidad que por convicción.

Las últimas encuestas dan escasas posibilidades de que Mentzen llegue a la segunda vuelta. Pero al fracturar el voto conservador, podría influir en la segunda vuelta y, a largo plazo, erigirse en la “llave” decisiva.

¿Qué centro político?

Para los círculos políticos de Varsovia, la verdadera cuestión ya no es quién ganará, sino si el asediado centro político del país podrá mantener a raya a los radicales.

Trzaskowski, el principal aspirante liberal de la centrista Coalición Cívica del Primer Ministro, Donald Tusk, ha cambiado en las últimas semanas su mensaje para atraer a los votantes más conservadores.

La táctica puede estar funcionando. En un reciente mitin en la plaza de Płock, una ciudad del centro de Polonia, Trzaskowski se presentó como el único candidato «decente» en un grupo que incluye a Nawrocki -ahora sometido a escrutinio judicial por mentir al afirmar que sólo posee un apartamento (entre su patrimonio)- y al incendiario de extrema derecha Mentzen.

«Entre los tres, es difícil no votar a Trzaskowski, aunque uno no esté totalmente de acuerdo con sus políticas demasiado liberales», comenta Alicja, ama de casa de 53 años.

Mientras tanto, Tusk se ha mantenido al margen de la campaña de Trzaskowski. Los expertos del partido admiten que se trata de una maniobra calculada para no erosionar sus buenos índices de aprobación, ante posibles reacciones negativas.

Un futuro fragmentado

En los últimos meses Polonia ha estado sumida en una tensa cohabitación política.

Duda ha vetado reiteradamente varios proyectos de ley del gobierno y se ha enfrentado a la coalición liberal por las reformas judiciales.

Una victoria de Trzaskowski facilitaría al gobierno de Tusk el cumplimiento de sus principales promesas electorales, entre ellas la liberalización de las restrictivas leyes polacas sobre el aborto y el restablecimiento de la independencia judicial, que reclama Bruselas.

Por el contrario, una victoria de Nawrocki podría sumir al país en un punto muerto.

En ese sentido, algunos observadores advierten incluso de que podría desencadenar elecciones parlamentarias anticipadas.

En opinión de Marta Prochwicz-Jazowski, subdirectora de la oficina en Varsovia del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, «esto pesa mucho en la mente de los partidarios de Trzaskowski y del Gobierno, que, aunque le apoya, sabe que en última instancia está corriendo su propia carrera».

«Muchas de sus políticas son deliberadamente prudentes, impulsadas por el miedo a una presidencia de Nawrocki – o a una oleada de Mentzen», agrega.

En el trasfondo existe la posibilidad de que se forme una alianza de extrema derecha.

Algunos sondeos sugieren que el PiS y la formación ultra Konfederacja podrían alcanzar una mayoría parlamentaria si unieran sus fuerzas. Pero, por ahora, ambos partidos insisten en que esa alianza está descartada.

«Para el PiS, estas elecciones son vitales», asegura Prochwicz-Jazowski. «Algunos sostienen que si Nawrocki pierde, el partido podría deshacerse», agrega.

«Y cuando hay tanto en juego no es extraño alinearse con un socio con el que no estás totalmente de acuerdo», concluye.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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