Bruselas (Euractiv.com/.es) – Ucrania se prepara para vivir su cuarta Semana Santa en guerra desde 2022, al tiempo que se aproxima la fecha límite fijada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para alcanzar un alto el fuego, que parece muy lejano ante los crecientes signos de que Rusia lanzará una nueva ofensiva esta primavera.
La fecha del 20 de abril para lograr un alto el fuego, prometida por Trump, está a punto de cumplirse sin que se vislumbre el fin del conflicto.
«Sabemos lo que está preparando Rusia», advirtió el jueves el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
«Ahora, antes de Semana Santa, y después, es posible que se produzcan nuevos ataques rusos», agregó.
Hace apenas un mes, hubo un leve rayo de esperanza de que se pudiera garantizar un alto el fuego después de tres años desde la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022.
Pero mientras Kiev respondió positivamente al plan de alto el fuego incondicional, Moscú evitó dar una respuesta definitiva y no se mostró dispuesta a acatar una moratoria de 30 días.

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Aunque admitió la dificultad de alcanzar un acuerdo de paz, Rubio subrayó que hay señales que sugieren que podría lograrse pronto.
Nuevo formato, dudas conocidas
Mientras tanto, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) y Reino Unido, se esfuerzan por elaborar su propio plan para intentar frenar la guerra.
En este sentido, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, recibió este jueves (17 de abril) en París al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y al enviado del presidente Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff.
La reunión marcó un cambio en la postura de Washington, ya que hasta hace poco, la administración Trump había restado importancia a la participación de sus homólogos europeos en las negociaciones de un alto el fuego.
En esta ocasión, también estuvieron presentes en la mesa Francia, Alemania y Reino Unido, junto a representantes ucranianos.
«Lo importante hoy es que hemos activado un proceso positivo con la participación de los europeos», aseguró una fuente del Elíseo tras las conversaciones.
La próxima semana se celebrará en Londres una reunión de seguimiento con el mismo formato.
Washington «comprende el interés de colaborar con los europeos a través del formato E3, porque entienden que es allí donde se trabajará sobre las garantías de seguridad», comentó la misma fuente.
Mientras tanto, las múltiples cumbres celebradas entre los aliados occidentales de Ucrania destinadas a reforzar la capacidad de defensa de Kiev y a encontrar la forma de garantizar un futuro alto el fuego han producido escasos resultados.
Francia y Reino Unido, que lideran el esfuerzo europeo, tienen previsto acelerar la planificación militar de la «fuerza de seguridad» para un alto el fuego en Ucrania.

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Varias fuentes cercanas al gobierno francés y británico aseguran que, al tiempo que Francia sigue apostando por la presencia de efectivos militares europeos, Londres prefiere una combinación de medios aéreos y navales para el mantenimiento de la paz.
Ucrania mientras tanto, presiona para que se negocie una “zona de exclusión aérea” que podría extenderse desde su frontera con Bielorrusia hasta el Mar Negro.
Al tiempo que diplomáticos europeos admiten que los avances en el tema de las garantías de seguridad para esa fuerza de mantenimiento de la paz son demasiado lentos, el principal problema para muchos sigue siendo la falta de apoyo de Washington a esa iniciativa.
«Estados Unidos está dispuesto a debatir garantías de seguridad, cuya naturaleza y forma dependerán de las conversaciones que se vayan a producir», comentó un funcionario del Elíseo.
“Diplomacia de alto el fuego”
Mientras tanto, se desconoce aún cómo se reanudarán las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre el alto el fuego, y no se ha fijado una fecha para la próxima ronda de contactos.
Trump comentó a principios de esta semana que hará «algunas propuestas muy buenas» para poner fin a la guerra en Ucrania «muy pronto», pero no proporcionó detalles ni un calendario. Su enviado, Witkoff, apenas ha dado más información.
La exigencia rusa para garantizar «una paz permanente» estaría centrada en «cinco territorios» -Crimea, Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Kherson– que fueron ocupados (parcialmente) por la fuerza militar, según declaró Witkoff esta semana al canal de televisión Fox News.
Rusia ha vinculado directamente un acuerdo de alto el fuego al alivio de las sanciones y a la suspensión de los suministros de armas occidentales a Ucrania.
Por otro lado, Witkoff aseguró en la entrevista que ambas partes están «a punto de hacer algo que sería muy, muy importante para el mundo en general», aunque no dio más detalles.

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Hasta ahora, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no ha querido concretar si los esfuerzos europeos estarán respaldados por garantías de seguridad estadounidenses sobre el terreno.
Kiev tiene poca confianza en Witkoff como mediador.
«Estas son líneas rojas para nosotros: reconocer como rusos los territorios ocupados temporalmente», comentó esta semana Zelenski.
“El representante de Trump, Witkoff, está debatiendo sobre asuntos que van más allá de su competencia», agregó.
Las exigencias de Moscú tampoco son vistas con buenos ojos en Europa.
En las capitales europeas crece el malestar por el hecho de que Trump considere sobre todo a Ucrania, y no a Rusia, como la responsable de esta guerra.
Tampoco inspira confianza la falta de transparencia sobre lo que se debate en la mesa negociadora entre los equipos estadounidense y ruso.
Muchos diplomáticos europeos se preguntan qué se está negociando realmente: ¿Un alto el fuego para Ucrania o una normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia?
«Podríamos asistir a un intento por parte rusa de normalizar la relación y alcanzar una situación en la que se repartan (Ucrania) entre ellos, sin resolver el alto el fuego y la paz (…)», asegura Nico Lange, investigador principal del Centro de Análisis Político Europeo (CEPA).
«Eso podría contribuir a ampliar la brecha transatlántica», advierte Lange.
Una situación enquistada
«El gran peligro es que nos estamos centrando en el supuesto proceso de negociación, mientras que podría no haber proceso de negociación alguno, mientras Rusia continúa la guerra», subraya el experto.
De hecho, imágenes por satélite divulgadas esta semana muestran que Rusia está reordenando sus fuerzas, probablemente como preparación para una nueva ofensiva que podría prolongarse entre junio y noviembre.
Sería «nefasto que nos olvidáramos que tenemos que apoyar a Ucrania en su esfuerzo bélico», añadió.
En las últimas semanas, los partidarios más acérrimos de Ucrania han expresado su preocupación por la posibilidad de que algunos países menos dispuestos a gastar más en ayuda militar a Kiev se sientan tentados a esperar el resultado de las conversaciones de alto el fuego, antes de comprometer más apoyo.
Los socios de la UE, presionados para aumentar su ayuda militar a Ucrania, se han comprometido a suministrar al país dos millones de cartuchos de munición de gran calibre este año.

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Pero la iniciativa propuesta por la jefa de la diplomacia del bloque comunitario, Kaja Kallas, de proporcionar ayuda militar a largo plazo se ha estancado.
Al mismo tiempo, la UE dispone de margen de sobra para endurecer las sanciones contra Rusia.
Se trabaja en un decimoséptimo paquete de sanciones, el cual, según comentó Kallas esta semana, podría acordarse antes del 20 de mayo, siempre que no haya veto húngaro.
«La clave para que esto avance será cómo decidan los europeos si la seguridad de Ucrania y la seguridad europea son la misma cosa o dos cuestiones diferentes», comenta Lange.
Para Estonia, Dinamarca y Chequia, entre otros, la respuesta es clara.
Pero la postura de Alemania –con una coalición todavía por “estrenar” entre la conservadora CDU y el socialdemócrata SPD- puede resultar decisiva.
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(Editado por DE/JP/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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