Berlín (Euractiv.de/.es) – El abono mensual de transporte ilimitado de Alemania, por 58 euros, más conocido como Deutschlandticket, ha recibido un nuevo y sorprendente espaldarazo por parte de los dos socios de la futura coalición alemana, la conservadora CDU (PPE) y el Socialdemócrata SPD (S&D), que han acordado mantener las subvenciones a la iniciativa.
¿Se debe a que el Deutschlandticket -que cubre trenes regionales, metro, autobuses y tranvías de toda Alemania- ha tenido un gran éxito, con 13,5 millones de abonados?
Sus partidarios señalan que la oferta, lanzada en mayo de 2023, ha contribuido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a aumentar el número de usuarios de los sistemas de transporte público.
Pero también hay escepticismo sobre si el acuerdo ha estado a la altura de las expectativas o si ha sido la mejor manera de gastar los impuestos, ya que los contribuyentes alemanes han estado aportando 3.000 millones de euros cada año para subvencionar la medida.
Reducción de emisiones
En febrero pasado, el comité asesor del Gobierno sobre política climática no se mostró muy convencido del efecto directo del billete sobre el clima, y estimó que su potencial de ahorro de gases de efecto invernadero (GEI) se sitúa entre 0,44 y 2,8 megatoneladas.
El grupo de investigación Ariadne, respaldado por el gobierno, calculó recientemente que sería de entre 4 y 6,49 megatoneladas.
Pero son cifras relativamente menores si se comparan con las emisiones totales de 649 megatoneladas de GEI de Alemania en 2024, incluidas las emisiones globales del sector del transporte de 143 megatoneladas.
Rango de utilización
Tanto la Agencia de Estadística alemana como investigadores universitarios han atribuido al Deutschlandticket el mérito de animar a los alemanes a utilizar el transporte público o incluso a caminar en los desplazamientos de corta distancia.
Los abonados utilizan los abonos principalmente para ir al trabajo, pero cada vez aprovechan más la oferta también para viajes de fin de semana.
Sin embargo, ests efectos se limitan a las grandes ciudades, que cuentan con amplias redes de transporte público, y atienden sobre todo a las necesidades de los trabajadores jóvenes de cuello blanco, según una investigación del Instituto Fraunhofer que analizó el primer año del Deutschlandticket.
En las zonas rurales de Alemania, donde las opciones de transporte público pueden ser tan escasas como un solo autobús rural al día, el coche es una necesidad para la mayoría de la gente para tareas cotidianas como las compras en el supermercado.
Algunos políticos de regiones poco pobladas tachan la oferta de una «subvención para los habitantes acomodados de las ciudades», lo cual no es del todo cierto, ya que los viajeros de larga distancia de las ciudades periféricas han logrado importantes ahorros gracias a la oferta.
Facilitar la movilidad de las rentas más bajas
Pero más que la ubicación o la convicción personal, ha sido el precio del billete el factor clave para hacerlo accesible, sobre todo a quienes no pueden permitirse mantener un coche u otro medio de transporte.
Una encuesta realizada en el marco del estudio Fraunhofer reveló que el precio es una razón «importante» para quienes se decidían por comprar el abono.
Por término medio, los encuestados calificaron de «caro» un precio propuesto de 53 euros y rechazaron un precio mensual de 75 euros por considerarlo «demasiado caro», mientras que afirmaron que un «precio barato» estaría en torno a los 35 euros.
El precio de un abono mensual del Deutschlandticket subió a principios de año a 58 euros al mes. Sigue siendo un precio relativamente bajo comparado con lo que costaban los abonos mensuales en muchas ciudades alemanas, pero ya no es la gran «ganga».
¿Futura espiral de precios?
El precio será probablemente el mayor reto para el futuro. Está previsto que se encarezca a partir de 2029, y el futuro canciller, Friedrich Merz (CDU), aseguró recientemente que el «precio completo» no subvencionado del Deutschlandticket será de 90 euros al mes.
Una subida cercana a ese precio significaría probablemente una caída del número de abonados y, a su vez, desencadenaría una espiral fatal para la oferta, ya que la disminución del número de usuarios y de los ingresos exigiría nuevas subidas de precios (o el retorno de las subvenciones).
No es casualidad que la subida de precios esté prevista para 2029, justo antes de las próximas elecciones alemanas y del final del mandato de cuatro años de Merz como canciller.
Esto deja la difícil decisión sonre el destino del nuevo Deutschlandticket en manos de un hipotético segundo mandato de Merz o de quien le suceda en el cargo.
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(Editado por BTS/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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