Bruselas (Euractiv.com/.es) – Tras fracasar en su intento por convencer a los europeos de que cambien los filetes por la pasta de grillo, los productores de insectos de la Unión Europea (UE) han puesto ahora sus esperanzas en el mercado de la alimentación animal.
Los expertos del sector se preguntan si tiene sentido criar insectos para alimentar a otros animales.
Aunque las luchas políticas en torno al consumo de insectos suelen girar en torno a las tradiciones alimentarias europeas, en la práctica la industria se dedica sobre todo a alimentar al ganado, los peces y los animales de compañía, y no a los seres humanos.
Este jueves, responsables políticos europeos del ramo se reúnen para debatir las «posibilidades» de los insectos en la alimentación animal en una conferencia en Varsovia patrocinada por la Presidencia polaca del Consejo de la UE.
«La mayor parte de la capacidad de producción, la inversión y la producción de la industria se dedican a suministrar proteínas de insectos de alta calidad (…) para la acuicultura, la avicultura, la cría de cerdos y la nutrición de animales de compañía», explica Christophe Derrien,secretario general de IPIFF, la organización que representa a la industria de los insectos en Europa.
¿Un mercado viable?
Ha sido un año difícil para la industria de los insectos, que en gran parte tiene su sede en Europa, y el negocio de los piensos no está precisamente prosperando.
El líder del sector, Ÿnsect, con sede en Francia, entró en concurso de acreedores en febrero, aunque recientemente ha recibido una oferta de adquisición por una de sus plantas.
La segunda de Francia, Agronutris, cuya actividad principal es la harina de pescado, los alimentos para animales de compañía y los fertilizantes, también atraviesa dificultades financieras.
Dustin Crummett, director del grupo de reflexión sin ánimo de lucro Insect Institute, con sede en Estados Unidos, pone en duda que el mercado de la alimentación animal pueda salvar el sector.
Según Crummett, las barreras logísticas, de seguridad y normativas han impedido a la mayoría de las empresas alimentar a los insectos con residuos reales.
En su lugar, se alimenta a los insectos con insumos de alta calidad como «granos de cervecería, almidón de maíz y salvado de trigo», que podrían servir de alimento directo a cerdos y otros animales, convirtiendo a los insectos en un paso adicional innecesario en la cadena alimentaria, explica Crummett.
«Entiendo por qué la industria se ha movido en esa dirección, porque los insectos en los alimentos no han tenido éxito», comenta. «Pero desde una perspectiva medioambiental y económica, no parece que pueda funcionar», agrega.
Incluso si se permitieran más tipos de residuos alimentarios, los insectos criados con ellos tienden a crecer «más despacio y más pequeños», lo cual hace que el resultado sea menos atractivo comercialmente, comenta Francis Maugère, asesor político en «Eurogroup for Animals».
La IPIFF defiende el modelo actual, y señala que ello evita la incineración de los residuos alimentarios.
Pero investigaciones recientes ponen en duda las credenciales climáticas de los piensos a base de insectos. Según un estudio del gobierno británico publicado la semana pasada, la harina de insectos tiene un impacto climático entre 5,7 y 13,5 veces superior al de la harina de soja, dependiendo de la materia prima.
Aunque los insectos no son actualmente «la solución para descarbonizar la industria de la alimentación animal», el estudio señala que podrían desempeñar un papel en las condiciones de producción adecuadas.
Insectos pequeños, costes elevados
Aparte de la normativa, los costes de la cría de insectos en Europa son demasiado elevados, lo cual los hace menos competitivos que los piensos tradicionales.
Las moscas soldado negras y los gusanos de la harina, algunas de las especies más cultivadas, requieren entornos cálidos y húmedos. Mantener estas condiciones durante todo el año en Europa quema energía e infla los costes de producción, lo que podría provocar la deslocalización de la industria al clima más adecuado del sudeste asiático, según Maugère.
La IPIFF sostiene que el coste de la nutrición con insectos no se debe comparar con el de los piensos tradicionales, sino como un complemento con ventajas.
«A medida que evolucionen los marcos normativos (…) los costes de producción disminuirán», añade Derrien.
El sector pide que se autoricen más tipos de piensos para insectos, y la IPIFF colabora con la Comisión Europea para liberar ese potencial, señala Derrien.
Debido a la dependencia de la UE de la soja estadounidense, el sector de los insectos debería ser «el mejor amigo de la agricultura» al ofrecer una fuente adicional de piensos a los ganaderos europeos, agrega.
Los animales de compañía dan mucho dinero
Ante el estancamiento del mercado de piensos para el ganado, los productores de insectos se orientan ahora a segmentos especializados y de primera calidad: los alimentos para animales de compañía y la nutrición humana especializada.
Ÿnsect anunció en 2023 un giro hacia la nutrición humana y de mascotas, en medio de crecientes presiones financieras que le obligaron a cerrar una planta de producción y recortar puestos de trabajo.
En aquel momento, el ex Consejero Delegado, Antoine Hubert , declaró a Reuters que el mercado de la alimentación animal no es rentable por los elevados costes de producción, y por el hecho de que otros mercados ofrecen mayores márgenes y mayor demanda.
La IPIFF califica los alimentos para mascotas de «mercado en maduración» y señala como «prometedores» la nutrición deportiva, los alimentos dietéticos y los suplementos, ya que la UE ha autorizado siete insectos para consumo humano desde 2021.
Muchos dueños de mascotas están dispuestos a pagar más por sus animales que por ellos mismos, y el panorama normativo es más permisivo que en el caso de la alimentación humana, señala Maugère.
Sin embargo, Eurogroup for Animals advierte de que los ingredientes de los alimentos para animales de compañía tienen una huella ambiental menor que los insectos, puesto que en su mayoría se fabrican a partir de subproductos animales.
Esos mismos productos, argumenta el grupo, se desvían ahora para alimentar a los insectos, una práctica que consume muchos recursos y que además requiere energía y agua.
Crummett cree que los nichos de mercado podrían ofrecer un balón de oxígeno a la industria, pero afirma que distan mucho de cumplir la promesa original del sector de sostenibilidad y seguridad alimentaria.
«Ganarán algo de dinero (…) pero no está claro qué problema están resolviendo en ese punto», comenta Crummett. «La lógica del sector no ha funcionado», agrega.
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(Editado por ADM/EPD/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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