Bruselas (Euractiv.com/.es) – Mientras ONG ecologistas y eurodiputados «verdes» abogan por la prohibición de los llamados «plaguicidas eternos» (con sustancias perfluoroalquiladas, o PFAS), a tan sólo unos kilómetros de Bruselas, en la comunidad de Flandes, la contaminación con esas sustancias se propaga a gran velocidad, y afecta incluso a los agricultores ecológicos.
Las PFAS son sustancias químicas que se utilizan sobre todo por sus propiedades hidrófugas.
Estudios recientes sugieren que los productos plaguicidas pueden contener PFAS y que algunos ingredientes activos pueden ajustarse a la definición de PFAS.
Este grupo de sustancias químicas constituye una amenaza conocida para la salud humana.
Una vez penetran en el medio ambiente, son muy resistentes, lo cual les ha valido el apodo de «plaguicidas eternos».
Combate europeo contra los PFAS
El pasado 12 de marzo, los Estados miembros de la Unión Europea (UE) aprobaron la propuesta de la Comisión Europea de prohibir el flufenacet, un plaguicida PFAS alterador endocrino.
En un comunicado de prensa, la eurodiputada de Los Verdes Cristina Guarda expresó su «satisfacción», pero subrayó que su deseo es que la prohibición se extienda «a todos los pesticidas/plaguicidas PFAS».
Para ello, 50 eurodiputados de distintos partidos enviaron el pasado 5 de marzo una carta a la Comisión Europea planteándole esa reivindicación, añadió.
Su queja, respaldada por varias ONG, entre ellas la Red de Acción en Plaguicidas (PAN) Europa, también fue objeto de debate en una mesa redonda organizada recientemente en el Parlamento Europeo por Guarda y la eurodiputada de Renovar Europa Sigrid Friis.
En su intervención en la conferencia, Manuela Tiramani, Jefa de la Unidad de Revisión de Plaguicidas en la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), recordó que «mientras que los plaguicidas están regulados por la EFSA, de los PFAS se ocupa la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA)».
«Sin embargo, la tarea de concienciación (ciudadana) sobre los PFAS ha aumentado en los últimos años, y la Comisión Europea ha pedido a la EFSA que indique en todos sus estudios sobre pesticidas, si se trata de un PFAS», añadió Tiramani.
A raíz de una petición de Bruselas, la EFSA, en cooperación con la ECHA, analiza en estos momentos el ácido trifluoroacético (TFA), una sustancia que se forma durante la descomposición de los PFAS.
Un problema de mayor alcance
Mientras que en el marco del debate sobre los plaguicidas PFAS se suele culpar de la contaminación directamente a los agricultores, la opinión pública europea es cada vez más sensible a la contaminación por «plaguicidas eternos» en base a otro tipo de sustancias, de las cuales también son víctimas los agricultores.
A pocos kilómetros de Bruselas, cerca de Amberes, la región de Zwijndrecht, en Flandes, alberga uno de los focos europeos de contaminación por PFAS. Allí está instalada una fábrica de la multinacional química 3M, la cual lleva décadas liberando esas sustancias químicas en el agua, el aire y el suelo, informa Le Monde.
En ese sentido, el gobierno de Flandes recomienda a la población que vive en un radio de 10 kilómetros alrededor de la fábrica que limite el consumo de alimentos caseros y de huevos de gallina.
Koen Doggen tiene una granja ecológica a pocos kilómetros del emplazamiento de 3M.
Tras el anuncio del gobierno, hizo analizar su suelo y el agua que utiliza para regar sus cultivos.
Los resultados ofrecieron una imagen mixta. Las trazas de PFAS encontradas en sus productos eran pequeñas, lo cual permitía comercializarlos, pero la contaminación del suelo superaba los límites.
Doggen fue sincero sobre el asunto, en declaraciones a Euractiv.
«Perdí muchos clientes (…) pero conseguí sobrevivir», comenta.
Y Doggen no es el único preocupado.
Como «toda la agricultura ecológica se realiza en suelo directo y, en principio, los agricultores proporcionan a sus animales acceso al exterior, eso hace que el sector ecológico sea muy vulnerable a la contaminación por PFAS», explica a Euractiv Laura van Lokven, responsable de comunicación de BioForum, la asociación de agricultura y alimentación ecológicas de Flandes.
Los huevos corren especial riesgo. «Eso es así porque las aves de corral ecológicas se mantienen en el exterior, lo que hace que estos pollos sean más propensos a la contaminación por PFAS», añade van Lokven.
Tessa De Prins, portavoz de Boerenbond, la organización de agricultores de Flandes, pide ayuda a las autoridades.
En la región de Zwijndrecht, «los agricultores podrían solicitar una compensación económica por los daños sufridos», explica.
Y cada vez son más los que lo hacen. Mientras que 37 agricultores flamencos solicitaron ayuda financiera en 2022, el número aumentó a 40 en 2023 y a 42 en 2024, explica De Prins.
Boerenbond quiere que las autoridades flamencas ayuden también a los agricultores de otras comarcas de la zona.
Los ciudadanos se movilizan
Otros afectados prefieren adelantarse y tomar medidas por su cuenta.
Van Lokven explica que BioFuorum ha presentado una demanda, aún en tramitación, alegando que «las partes implicadas, entre ellas el gobierno flamenco y OVAM [la agencia gubernamental flamenca para la limpieza del suelo] se retrasaron demasiado en su comunicación sobre los riesgos medioambientales para la zona circundante» .
Pero las autoridades se pasan la pelota.
El ingeniero agrónomo Jean-Luc Fourré ha dado la voz de alarma en Bélgica y a escala de la UE sobre la contaminación del agua, un vector de expansión de los PFAS en el suelo y las plantas.
Preocupado por los niveles de PFAS en el agua potable de Bélgica, envío en 2021 una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La respuesta que recibió fue que se trataba de un asunto de competencia nacional.
En 2022 advirtió ante la «falta de supervisión» de Bruselas a los Estados miembros en la materia, y expresó su preocupación por las grandes diferencias detectadas en sus evaluaciones entre los niveles de sustancias químicas permitidos en el agua potable en los países de la UE y en especial de la laxitud de las autoridades belgas en este tema.
Tres años después, lamenta que las «zonas grises en términos de legislación» permitan a las autoridades practicar la «política del avestruz».
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[Editado por ADM/DE/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]
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