Las «marcas blancas» redoblan su presión contra los gigantes de la industria alimentaria

Berlín (Euractiv.de/.es) – La cuota de mercado de las marcas minoristas de alimentación de bajo coste («marcas blancas») sigue creciendo en toda Europa en un contexto de inflación creciente, al tiempo que los grandes gigantes del sector, entre ellos Nestlé, atribuyen esa tendencia, entre otros motivos, a la decisión de cerrar dos grandes plantas en Alemania.

Un estudio reciente de la consultora Simon and Kucher (SK) basado en una encuesta a 8.000 consumidores de seis países de la Unión Europea (UE) sugiere un cambio en las preferencias de los consumidores por los alimentos de marca propia de los minoristas, también conocidos como «marcas blancas».

En el caso de las marcas blancas, los supermercados negocian directamente con los proveedores y luego venden directamente estos productos, en la mayoría de los casos a precios más bajos.

Por ejemplo, la diferencia de precio en Alemania entre un producto de marca «tradicional» y uno de marca blanca de un paquete de mantequilla puede llegar al 140%.

Sin embargo, es muy probable que ambos productos procedan en realidad del mismo proveedor.

La tendencia creciente hacia las marcas blancas no es nueva, pero, según el estudio de SK, irá en aumento, ya que los productos de marca blanca se asocian cada vez menos con una calidad inferior.

«Durante la crisis (postpandemia del COVID-19) la cuota de mercado de las marcas blancas aumentó considerablemente. Constatamos que ese crecimiento se mantiene y que los consumidores siguen apostando por las marcas blancas en alimentación», explica a Euractiv una portavoz de Eurocommerce, la Asociación Europea de Minoristas.

«Aunque muchos siguen siendo conscientes del precio, vemos una mayor disposición de los consumidores a gastar más en alimentación cuando se trata de ocasiones especiales, como fiestas de cumpleaños», añade.

Esta evolución se refleja en el anuncio reciente de Nestlé de cerrar dos plantas de producción en Alemania, que afectará a 230 empleados. Esta decisión se debe, entre otras razones, a la mayor competencia de las marcas blancas, según explicó la empresa.

La concentración del mercado y sus consecuencias

Aunque las marcas blancas ofrecen a los consumidores una alternativa barata al eliminar al intermediario, también preocupa la concentración de poder en la cadena alimentaria.

Vender alimentos con la marca del minorista «es una estrategia deliberada de los grandes grupos minoristas para integrarse verticalmente, es decir, para extender el control más allá de la distribución y llegar a los mercados de producción«, explica a Euractiv Donata Cagnato, de la Asociación Europea de Marcas (AIM).

«El resultado es un espacio mucho menor en las estanterías para los productos de la competencia. Sin embargo, es crucial para garantizar una economía justa y competitiva», añade.

En declaraciones a Euractiv, Tim Zahn, portavoz de la filial alemana de la ONG Oxfam, señala que hay «cada vez más indicios de que las cadenas de supermercados en Alemania están explotando su poder de mercado y se han convertido en un motor de la inflación«.

Según la ONG, los supermercados suben los precios de venta a los consumidores mientras mantienen bajos los precios de compra.

Un estudio del periódico Handelsblatt estimó que los supermercados en Alemania aumentaron en 2023 los precios de sus marcas blancas casi el doble que los productos de marca tradicional.

Sin embargo, como esas marcas propias seguían siendo más baratas, a menudo los consumidores no tenían más remedio que comprarlas.

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[Editado por ADM/AW/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]

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