«Je suis Marine Le Pen» (Soy Marine Le Pen)

Marine Le Pen puede estar políticamente acabada tras la sentencia de este lunes

La líder ultraderechista ha sido condenada a cuatro años de prisión, dos de ellos en suspenso y dos a cumplir bajo vigilancia electrónica (con un brazalete), y ha sido inhabilitada desde hoy mismo para ejercer cargos públicos durante cinco años.

Ha decidido recurrir, pero aunque se anule la sentencia, es probable que sea demasiado tarde para que se pueda presentar a las elecciones presidenciales de 2027.

Las consecuencias de esta sentencia van mucho más allá de su carrera: ya han comenzado los ataques contra la independencia judicial de Francia, y empezaron mucho antes de este lunes.

El Presidente de Agrupación Nacional (RN), Jordan Bardella, aseguró que con esta condena, es la «democracia francesa» la que ha sido «ejecutada» Incluso llamó a una «movilización popular y pacífica».

De igual modo, los dirigentes del partido no han tardado en denunciar la «politización» de la justicia, acusándola de estar al servicio de los poderosos con el único objetivo de frenar el avance del partido hacia el poder.

«El poder judicial y la política están relacionados, y a veces la justicia se ha utilizado para romper carreras políticas», declaró hace dos días el diputado de RN Laurent Jacobelli.

Este es el clásico libro de jugadas de populistas y autócratas. Le Pen recibió rápidamente el apoyo del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que tuiteó un simple Je suis Marine, y -de forma aún más controvertida- del Kremlin.

El portavoz ruso Dmitry Peskov condenó la sentencia como «una violación de las normas democráticas».

La reacción de Elon Musk era inevitable.

«Cuando la izquierda radical no puede ganar mediante el voto democrático, abusa del sistema legal para encarcelar a sus oponentes», escribió en X.

La indignación más llamativa, sin embargo, procede de la derecha liberal francesa. François-Xavier Bellamy, líder de Los Republicanos (LR) en el Parlamento Europeo, declaró que el 31 de marzo de 2025 será «un día muy oscuro para la democracia francesa»

Bellamy nunca ha ocultado su proximidad ideológica a la extrema derecha, y declaró antes de las últimas elecciones presidenciales que habría votado por el controvertido Éric Zemmour -condenado recientemente por difamación racial- si se hubiese enfrentado a Emmanuel Macron en la segunda vuelta de 2022.

Las críticas también han llegado de sectores inesperados, como el incendiario izquierdista Jean-Luc Mélenchon, quien argumentó que la decisión de destituir a un cargo electo «debería dejarse en manos del pueblo.»

Incluso el ex comisario europeo Thierry Breton expresó su preocupación, al admitir ayer que estaría «muy preocupado» si Le Pen fuera inhabilitada.

Anticipándose a la tormenta política que inevitablemente seguiría al veredicto, la juez Bénédicte de Perthuis recordó esta mañana que «los cargos electos y los ciudadanos son iguales ante la ley.»

«Hoy, algunos denuncian un poder judicial parcial y antidemocrático, pero se podría apostar que si no se hubiera pronunciado la sentencia de inhabilitación inmediata, otros habrían acusado a los jueces de cobardía», escribió el profesor de Derecho Público Jean-Philippe Derosier en Libération.

«Sólo había una solución posible: la que dicta la ley, que los jueces están encargados de aplicar».

Pero eso no ha impedido a la clase política francesa atacar al sistema y dar a la extrema derecha exactamente lo que quiere: debilitar aún más el Estado de derecho y alimentar el rechazo de la opinión pública a las élites.

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[Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]

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