El nuevo paradigma militar europeo: actuar en solitario sin el apoyo de EE.UU.

Bruselas (Euractiv,com/.es) – Desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió en enero pasado a la Casa Blanca, los socios de la Unión Europea (UE) se han topado con una dura realidad: el «amigo americano» puede dejar de ser un aliado fiable, y por ello intentan desde hace meses forjar una «coalición de voluntarios» con la suficiente capacidad para intentar sustituir al «paraguas» defensivo norteamericano.

Pero la tarea de reemplazar el «músculo» militar estadounidense no será fácil. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos mantiene una presencia de cerca de 100.000 soldados en Europa y vende armas a casi todos los países europeos.

Además, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, no estaba del todo equivocado cuando comentó recientemente que los socios de la UE no saben cómo librar una guerra y no tienen el equipo para hacerlo.

Casi ningún país occidental ha librado una guerra convencional en los últimos 30 años, y su esfuerzo se ha centrado en operaciones antiterroristas en el extranjero.

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Los ejércitos europeos se enfrentan a carencias flagrantes en cuanto a preparación de las tropas, personal, experiencia o equipo insuficiente, agravadas por el envío  constante de armas a Ucrania.

Durante décadas, han dependido de las tropas estadounidenses y de equipos de alta gama de ese país para la seguridad.

Ahora, París y Londres lideran los esfuerzos europeos para formar una «coalición», sin Washington, para mantener una paz futura en Ucrania, posiblemente con tropas sobre el terreno.

Una fuerza de mantenimiento de la paz a lo largo de la línea del frente necesitaría entre 150.000 y 250.000 personas, según explicaron a Euractiv varios diplomáticos de la UE, además de numerosos expertos.

Aunque por ahora se desconoce el número exacto de efectivos que debería tener una fuerza disuasoria en territorio ucraniano, debería contar con varios miles, según estiman algunos expertos.

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Más personal

Sobre el papel, los miembros europeos de la OTAN cuentan con aproximadamente un millón de efectivos terrestres que no están desplegados en ninguna misión, según un estudio del instituto IISS.

En realidad, la cifra es mucho menor. Pocos países europeos se acercan a los 100.000 soldados, aproximadamente una quinta parte de los efectivos estadounidenses.

Sin contar a los reclutas, Francia y Grecia están a la cabeza, con unos 98.000 y 92.000 soldados, respectivamente, e Italia y Polonia les siguen con unos 89.000 cada uno.

El Reino Unido, con una sólida reputación por su poder aéreo y naval, y España cuentan con unos 68.000 soldados cada uno. Rumania le sigue, pero con sólo la mitad de esa cifra.

Franceses, italianos y británicos cuentan con una tradición bélica más sólida, mientras que  finlandeses y griegos tienen una buena preparación al combate, por su estrecha cercanía con sus «enemigos históricos»: Rusia y Turquía.

Sin embargo, la OTAN calcula que los ejércitos europeos tendrían que crecer un 130% en personal y equipamiento para poder cumplir con los nuevos objetivos de defensa, y eso suponiendo que Estados Unidos no retira su apoyo.

Por otro lado, la preparación para el combate no sólo depende del número de efectivos, sino también de la formación y la experiencia.

Si se mira el caso de Finlandia, el país sólo tiene 17.000 solados en activo, pero su gran reserva de reclutas entrenados la convierte en una fuerza respetable, dado que Helsinki, miembro muy reciente de la OTAN, ha tenido que cuidar por sí misma en materia de defensa hasta hace bien poco.

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Polonia es un caso similar. Por un lado, quiere alcanzar los 300.000 efectivos y ser la mayor fuerza militar de la UE, gracias también a un atractivo aumento salarial de los soldados, al tiempo que se compromete a gastar el 6% de su PIB en defensa.

Sin embargo, sus soldados tienen muy poca experiencia en combate, salvo su participación junto a Estados Unidos en la guerra de Irak.

En cuanto al posible despliegue de tropas europeas en Ucrania, persisten los obstáculos políticos.

El despliegue de tropas alemanas necesita la aprobación del Parlamento, e Italia se ha negado a enviar tropas a menos que estén bajo el paraguas de la ONU.

Por otro lado, la mayoría de socios europeos apostarían en primer lugar por mantener un número considerable de tropas en territorio nacional en caso de escalada del conflicto, en lugar de enviarlas a Kiev.

Por ejemplo, los países del flanco Este de la OTAN -Finlandia, los países bálticos, Polonia y Rumanía- podrían optar por no descuidar su defensa ante nuevas amenazas rusas antes que ayudar a Ucrania o a la Alianza Atlántica.

Además, las tropas se suelen enviar al campo de batalla por rotación, lo cual significa que nunca se puede enviar al frente a un millón de soldados a la vez.

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Equipo y material de combate

En relación al equipo y al material, el panorama es desigual.

Alemania tiene graves problemas. Sus fuerzas armadas tienen importantes carencias después de  varios años sin inversiones significativas, con un nivel de preparación de sólo el 50% este año, frente al 65% de hace un par de años.

Según el Instituto de Kiel, la modernización ha sido lenta, a pesar de las cuantiosas inversiones y del deseo de contar con el mayor ejército de Europa.

Aunque la perspectiva de que estallara otra guerra convencional en el continente parecía lejana hace tan sólo pocos años, la guerra de Ucrania ha puesto el foco nuevamente en el material militar terrestre.

Los países europeos tienen cada uno entre 200 y 500 carros de combate, y mayores reservas de vehículos blindados de combate. Francia cuenta con cerca de 300 carros de combate y 5.000 vehículos blindados, y el Reino Unido 200 tanques y sólo 2.000 vehículos blindados.

Las cifras de tanques son elevadas en Europa del Este, en parte debido a la necesidad de protección por su cercanía con la frontera de Rusia y Turquía. Alemania cuenta con 1.000 carros de combate y el doble de vehículos blindados, lo mismo que Polonia y Grecia.

Si las fuerzas europeas se organizaran bajo un mando único, podrían disponer de varios miles de vehículos blindados. En comparación, Estados Unidos dispone de 5.000 carros de combate y el doble de vehículos blindados bajo un mando único.

Sin embargo, los países europeos adolecen de escasez de sistemas de defensa aérea o antimisiles de alta tecnología para proteger su territorio. Los países de la OTAN sólo disponen del 5% de la defensa antiaérea necesaria para proteger a los países del Este y de Europa Central, informó el FT.

Lagunas de logística

Las deficiencias logísticas minan aún más la fuerza militar de Europa. La crónica falta de inversión hace que los ejércitos europeos tengan dificultades para desplegar rápidamente un elevado número de efectivos para misiones a largo plazo.

Sin una estructura militar unificada de mando y control, los despliegues se tendrían que realizar a través de cuarteles generales nacionales sin coordinación entre ellos, o de un centro ad hoc, lo que ralentizaría los tiempos de respuesta y complicaría las operaciones.

Pero también hay otras carencias: limitadas capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, débiles redes de transporte de tropas y escasa movilidad militar.

Si los europeos quieren construir una coalición duradera de voluntarios como pilar de la defensa del continente, tendrán dificultades para hacerlo en solitario.

Por ahora, las diversas iniciativas que contemplan la «preparación en 2030» -para que la UE pueda estar «lista» ante una hipotética guerra- sólo existen sobre el papel y en forma de borradores.

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[Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]

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